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Claves sobre el aspartamo: qué es, dónde se encuentra y por qué hay que moderar su consumo

La OMS ha catalogado este edulcorante como “posiblemente cancerígeno” y, aunque la evidencia es limitada sobre su potencial para causar cáncer, recomienda controlar su ingesta

Una mujer sostiene en una mano varios terrones de azúcar y en la otra, unas píldoras de un edulcorante artificial.Foto: Antonio Guillem | Vídeo: EPV
Jessica Mouzo

El edulcorante aspartamo está en el centro del debate. La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de clasificarlo como un “posiblemente cancerígeno” para humanos y, aunque admite que la evidencia científica es “limitada” sobre su potencial cancerígeno, sí hay indicios de su capacidad para hacer daño. El Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA), que se encarga de aterrizar estos riesgos sobre la población y establecer una dosis de ingesta diaria admisible, mantiene, no obstante, los umbrales de consumo máximo establecidos: 40 miligramos por kilo de peso al día. Aquí resolvemos las principales cuestiones sobre el lugar en el que queda ahora el aspartamo y su potencial para causar cáncer.

¿Qué es el aspartamo?

Es un edulcorante artificial hasta 200 veces más dulce que el azúcar. Está formado por tres componentes: una molécula de metanol y dos aminoácidos, que son la fenilalanina y el ácido aspártico.

¿Dónde se puede encontrar?

En miles de productos. Se usa como endulzante de mesa o para edulcorar bebidas refrescantes bajas en calorías, chicles, gelatinas, cereales para el desayuno, yogures, helados, pasta de dientes o en algunos fármacos. Un comprimido masticable de 100 miligramos de viagra, por ejemplo, apenas tiene 8,6 de aspartamo, el chicle de biodramina contiene tres miligramos y un sobre de ibuprofeno, unos 30. Un bote de un refresco dietético, en cambio, puede tener unos 200 o 300 miligramos, según los expertos de la OMS.

¿Qué ha anunciado la OMS?

La IARC, el órgano de la OMS que se encarga de identificar el potencial cancerígeno de las sustancias, ha concluido, tras estudiar la evidencia científica disponible, que este endulzante es “posiblemente cancerígeno” para los humanos. En la escala de identificación de peligros de la IARC, el aspartamo se situaría en un nivel 2B. Esto implica hay evidencia limitada, pero no contundente, de cáncer en humanos o evidencia convincente de cáncer en animales de experimentación, pero no ambas. O también puede ser que solo sean robustas las evidencias sobre los mecanismos de acción de este agente para provocar cáncer. En este caso, la IARC encontró pruebas limitadas en las tres corrientes de estudio (humanos, animales de experimentación y evidencia mecanicista), pero sí vio indicios que invitan a poner una bandera de alerta.

Por su parte, la JECFA, que se encarga de evaluar los riesgos para determinar la probabilidad de que, bajo ciertas condiciones y niveles de exposición, se produzca un daño en la salud (cáncer), también revisó la literatura científica disponible y concluyó que no hay razón para reducir la ingesta diaria admisible de aspartamo que tenía establecida: 40 miligramos por kilo de peso al día.

¿Qué daño puede hacer el aspartamo en la salud?

Los expertos de la OMS encontraron datos que asociaban el consumo de bebidas que contienen este endulzante con un tipo de cáncer de hígado, pero estos estudios tenían muchas limitaciones. Otras investigaciones revisadas apuntaban a una relación entre la ingesta de esta sustancia con tumores hepatocelularess, de mama y algunos hematológicos, pero también en este caso se encontraron limitaciones sobre cómo se midió la exposición al aspartamo y se concluyó que no se podía “demostrar una asociación consistente”. Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS, admitió, por otra parte, que otro efecto reportado era una relación con enfermedades cardiovasculares, pero puntualizó: “Una vez más, se trata de asociaciones que son difíciles de interpretar. No hemos identificado claramente un posible mecanismo de acción”. Otra asociación fue con la diabetes tipo 2, pero era un único estudio en un solo país y los expertos de la JEFCA consideraron que los resultados no eran “convincentes”.

¿Qué implica la evaluación de la OMS?

El papel de la IARC es identificar peligros, no evaluar el riesgo en un contexto determinado. El aspartamo está en el mismo nivel que el plomo o el escape de un motor de gasolina. Es decir, la evidencia científica sobre su potencial para causar cáncer es similar, pero eso no implica que el riesgo sea el mismo. Como esta clasificación no indica el grado de riesgo de desarrollar cáncer ante un nivel o vía de exposición determinado, “el riesgo de cáncer (a niveles de exposición típicos) asociado con dos agentes clasificados en el mismo Grupo IARC puede ser muy diferente”, advierte el órgano de la OMS. Así, el tabaco y la carne procesada, por ejemplo, están en el nivel más alto del baremo —son “cancerígenos”—, pero el riesgo real ante su exposición habitual no es el mismo.

La jefa de Programas Monográficos de la IARC, Mary Schubauer-Berigan, concretó que esta revisión científica y la clasificación de esta sustancia como posible carcinógeno puede servir de “llamamiento a la comunidad investigadora para que trate de aclarar y comprender mejor el peligro carcinogénico que puede o no representar el consumo de aspartamo”. Sobre el riesgo concreto para la ciudadanía, la JECFA concluyó que, precisamente por esa falta de consistencia en los resultados de los estudios, iba a mantener la recomendación de la ingesta diaria admisible que lleva vigente desde los años ochenta: 40 miligramos por kilo de peso al día.

¿Qué significa una ingesta de 40 miligramos por kilo de peso al día?

Los expertos de la OMS consideran que este umbral ya es elevado. Y ponen un ejemplo: si un adulto pesa 70 kilos, su ingesta diaria admisible de aspartamo serían unos 2.800 miligramos; y si la presencia de este endulzante en un refresco común es de entre 200 o 300 miligramos al día, esto significa que ese adulto, si no ingiere el endulzante de ninguna otra fuente de alimentos, tendrá que consumir entre nueve y 14 latas de refrescos al día para exceder el umbral recomendado por la JECFA.

¿Tengo que preocuparme si tomo aspartamo?

No, siempre y cuando la ingesta diaria está dentro de los límites recomendados por las autoridades sanitarias. En este caso, 40 miligramos por kilo de peso al día, que es una cantidad, según los expertos, difícil de superar en una dieta normal. En declaraciones al Science Media Centre, Alan Barclay, nutricionista y colaborador honorario asociado de la Universidad de Sídney (Australia), aseguró que el australiano medio “consume menos del 10% de ingesta diaria admisible e incluso los mayores consumidores consumen menos del 25%”. Por su parte, Gunter Kuhnle, catedrático de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Reading (Reino Unido), también insistió en que “no hay motivo de preocupación cuando se consume en las cantidades actuales” y destacó la importancia de distinguir entre peligro y riesgo: “La luz solar es un peligro, ya que puede causar cáncer, pero el riesgo depende de la cantidad de luz solar y de si usamos protección”.

¿Las conclusiones de la OMS tienen repercusiones para la ciudadanía?

En la práctica, no hay ningún cambio en las recomendaciones de consumo para la ciudadanía. Pero los expertos de la OMS han aprovechado la publicación de sus resultados para recordar a los consumidores que moderen la ingesta de edulcorantes artificiales. Sobre todo, ahora que el uso de estas sustancias está en alza para evitar el azúcar. Los investigadores hicieron hincapié en la protección a los menores, para que no se acostumbren a la ingesta de estas sustancias y matizaron que, si bien no hay ningún problema de seguridad para los consumidores ocasionales de este endulzante, las personas que rozan o superan la ingesta diaria recomendada, debería moderar su consumo.

¿El aspartamo es el primer aditivo que analiza la OMS?

No. La IARC concreta que, desde que se puso en marcha, hace más de medio siglo, ya ha analizado alrededor de 70 aditivos alimentarios. Entre ellos, otros edulcorantes, como la sacarina o el ciclamato, ambos catalogados en el nivel 3, el último de la clasificación y que indica que no hay evidencia de que sean cancerígenos para los humanos.

Que ahora se haya estudiado el aspartamo se explica porque así lo recomendó el grupo asesor independiente de expertos internacionales que hace las recomendaciones sobre qué agentes sospechosos de causar cáncer deben ser evaluados por la IARC. Según el órgano de la OMS, “Se recomienda la evaluación de agentes cuando hay evidencia de que las personas pueden estar expuestas y cuando también hay evidencia científica disponible que puede conducir a una determinación de carcinogenicidad”. En el caso del aspartamo, el grupo asesor lo incluyó en 2019 como un agente de “alta prioridad” para analizar.

¿Cuál es la mejor alternativa para evitar el aspartamo?

Los expertos recomiendan reducir por completo los endulzantes de los productos o, en su defecto, consumir alimentos que tengan otras formas de sabor dulce, como la fruta, que se puede utilizar como postre en lugar de otros productos que tengan azúcares o edulcorantes añadidos.

Tanto en adultos como en niños, la OMS recomienda reducir el consumo de azúcares libres (los refinados y los presentes de forma natural en zumos, miel o siropes) a menos del 10% de la ingesta total de energía. Además, sugiere que no se usen edulcorantes para intentar controlar el peso o reducir enfermedades porque la evidencia sugiere que “su uso no ayuda a controlar el peso a largo plazo y puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad prematura”.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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