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La agencia del cáncer de la OMS estudia si el edulcorante aspartamo tiene potencial cancerígeno

Los expertos del organismo internacional podrían declarar esta sustancia, habitual en refrescos dietéticos y chucherías, como “posible carcinógeno”, según Reuters

El aspartamo está presente en chicles, yogures, cereales, salsas, siropes para el café, agua de sabores, y bebidas refrescantes 'light'.
El aspartamo está presente en chicles, yogures, cereales, salsas, siropes para el café, agua de sabores, y bebidas refrescantes 'light'.
Jessica Mouzo

Hay un nuevo edulcorante en el punto de mira de los científicos por su potencial dañino contra la salud: el aspartamo. Esta sustancia, presente en bebidas bajas en calorías, en chicles, gelatinas, cereales para el desayuno o en helados, está bajo lupa de los expertos en cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las conclusiones de los investigadores apuntan a ser desfavorables. La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), un órgano de la OMS que se encarga de evaluar el potencial cancerígeno de las sustancias, está estudiando si este edulcorante puede aumentar el riesgo de cáncer en la población y, según ha avanzado la agencia Reuters, en los próximos días declararán esta sustancia como “posible carcinógeno”. A preguntas de este diario, la IARC se ha limitado a corroborar que ha evaluado “el potencial efecto cancerígeno del aspartamo” y, después de esto, ha aseverado un portavoz, “el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) actualizará su evaluación de riesgos sobre el aspartamo, incluida la revisión de la ingesta diaria aceptable y la evaluación de la exposición alimentaria” a este producto. La IARC no ha confirmado la información avanzada por Reuters ni ha concretado ninguno de los resultados de su análisis.

El aspartamo es un edulcorante no nutritivo, que se usa desde la década de los ochenta como endulzante de mesa, en artículos alimentarios, como las gaseosas dietéticas o refrescos sin azúcar, o en otros productos, como la pasta de dientes. Según la IARC, la JECFA avaluó la seguridad de esta sustancia en 1981 y estableció una ingesta diaria admisible de 40 miligramos por kilo de peso al día. Sin embargo, “dada la disponibilidad de nuevos resultados de investigación”, justifica la IARC, el grupo asesor que recomienda las prioridades de los monográficos en este órgano de la OMS, sugirió que la reevaluación de riesgo de cáncer del aspartamo era de “alta prioridad” durante el período de 2020-2024. Los resultados de la IARC, así como los de la JECFA, que analizará concretamente la ingesta aceptable y la exposición alimentaria a esta sustancia, se darán a conocer el próximo 14 de julio.

La agencia Reuters ha avanzado que la IARC incluirá en julio el aspartamo como “posiblemente cancerígeno para los humanos”. Esto significa, según el baremo de la agencia del cáncer de la OMS, que, o bien hay evidencia limitada de su capacidad carcinogénica en humanos, o la evidencia suficiente se encuentra en animales de experimentación, o bien existe “una fuerte evidencia mecanicista, que muestra que el agente exhibe características clave de carcinógenos en humanos”. La IARC, con todo, no tiene en cuenta la cantidad que puede ingerir una persona, ya que esa valoración y ese contexto le corresponde analizarlo a la JECFA.

Miguel A. Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, contextualiza que alrededor del aspartamo “siempre ha habido mucha polémica, pero también es uno de los edulcorantes más evaluados”. De hecho, muestra su “sorpresa” por la previsible decisión de la IARC, aunque pide “prudencia hasta ver qué dice el informe y qué significa”. Este divulgador científico recuerda la polémica que levantó en 2015 el mismo órgano de la OMS al catalogar también la carne roja como posible carcinógeno y matiza las implicaciones del informe de la IARC: “No es una lista que clasifique por su peligrosidad, sino por el nivel de evidencia científica que hay. En el grupo 1 de la IARC está el tabaco y el bacon, y evidentemente, no es el mismo peligro el de un agente y el otro”, ejemplifica. En este sentido, coincide Rafael Urrialde, profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid, el grupo 2B —donde, según lo avanzado por Reuters, la IARC prevé incluir al aspartamo— implica “una evidencia muy limitada”: “El grupo 1 y el 2A son los que tenemos más en el foco, pero todo depende de la frecuencia y la presencia de esta sustancia. El grupo 2B quiere decir que no hay suficiente evidencia ni en estudios animales”.

Lurueña agrega, además, que en nutrición y seguridad alimentaria, se revisan muchos estudios y no siempre hay una causalidad directa. “Muchos son estudios de correlación [confirman una asociación, no causalidad] y extraer conclusiones, a veces, es arriesgado porque puede haber muchos factores de confusión. No es sencillo”. Además, advierte, se puede dar la circunstancia de que los resultados del informe de la IARC y el de la JECFA sean contradictorios, lo que complicaría más la comprensión de cara a la opinión pública. El divulgador científico teme dos consecuencias en la calle de las conclusiones de la IARC: “Por un lado, va a crear rechazo y miedo, ya veremos si de forma justificada o no, pero se perderán matices. Además, se puede desviar el foco de lo importante, que son los patrones de vida que llevamos: no hay que fijarse tanto en si el refresco de cola lleva aspartamo, sino cuántos refrescos de estos te tomas”.

La Asociación Internacional de Edulcorantes (ISA), por su parte, ha advertido de que, a falta de conocer las revisiones de la JECFA, “las especulaciones preliminares de la opinión de la IARC” pueden “confundir a los consumidores” sobre la seguridad del aspartamo. “La IARC no es una entidad de seguridad alimentaria. Actualmente, la JECFA está llevando a cabo una exhaustiva revisión de seguridad alimentaria del aspartamo y no se pueden sacar conclusiones hasta que ambos informes sean publicados. El aspartamo es uno de los ingredientes más investigados en la historia, clasificado como seguro por más de 90 agencias de seguridad alimentaria en todo el mundo, incluida la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que llevó a cabo la evaluación de seguridad más completa hasta la fecha”, ha señalado la secretaria general de la ISA, Frances Hunt-Wood.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) realizó en 2013 una revisión sobre el riesgo de este edulcorante, que es hasta 200 veces más dulce que el azúcar. El órgano europeo concluyó entonces que era “seguro” para la población en los niveles de exposición recomendados: los 40 miligramos por kilo de peso al día. “Luego de una revisión exhaustiva de la evidencia proporcionada por estudios en animales y humanos, los expertos han descartado un riesgo potencial de que el aspartamo cause daño a los genes e induzca el cáncer”, señalaba entonces. La EFSA matizaba, no obstante, que para un grupo de personas específico, los pacientes aquejados de la afección médica fenilcetonuria (un trastorno hereditario poco frecuente que hace que se acumule en el cuerpo un aminoácido concreto), esta ingesta diaria admisible no era “aplicable, ya que requieren el cumplimiento estricto de una dieta baja en fenilalanina”, justificaba.

El debate sobre los efectos sobre la salud del aspartamo hace tiempo que se libran dentro de la comunidad científica. El Instituto Ramazzini advirtió en 2006 y 2007 que esta sustancia causaba, según la dosis, aumento de tumores malignos en algunos órganos en ratones, aunque otro metanálisis concluyó lo contrario, que no tenía un efecto cancerígeno significativo en estos animales. La controversia nunca ha abandonado el análisis de este edulcorante. Y todavía sigue. Un gran estudio en Francia publicado el año pasado en la revista Plos Medicine también apuntó que los edulcorantes artificiales, especialmente el aspartamo y el acesulfamo-K, se asociaron con un mayor riesgo de cáncer.

La clave sobre los posibles riesgos del aspartamo está en su composición. En concreto, en una de sus moléculas, explica Lurueña: “Está formado por dos aminoácidos y una molécula de metanol: los aminoácidos no tienen ningún problema, pero el metanol puede ser potencialmente tóxico”. Depende, como todo, de las dosis: “Por eso, si destilamos mal un licor en casa [y queda con altas dosis de metanol], podemos quedarnos ciegos o morirnos al ingerirlo. Pero esta molécula también puede estar de forma natural en las frutas y no pasa nada”, apunta el divulgador. A la espera de los resultados de los expertos de la OMS, Urrialde recalca que la última palabra, en términos de regulación de su consumo, la tendrá la EFSA: “Es la que tiene que decidir si hay riesgo para la salud, como sucedió con el ácido bórico, que se usaba como conservante para el marisco y se retiró en los años noventa por riesgo cardiovascular”, zanja el científico, que también es vocal de la Sociedad Española de Nutrición.

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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