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Los efectos inesperados de la falta de sueño en el trabajo

Más allá del cansancio y los problemas para concentrarse, dormir poco antes de ir a trabajar dificulta gestionar nuestras emociones

Cada vez hay más personas en todo el mundo que duermen menos de lo que deberían. El estilo de vida, la necesidad de estar conectado 24/7, el estrés psicosocial, el consumo de alcohol, la falta de actividad física y el consumo electrónico excesivo son algunas de las causas por las que habitualmente dormimos menos horas de las recomendadas. Según el Centro de Control de las Enfermedades y Prevención de Estados Unidos (CDC), la falta de sueño ya es un problema de salud pública en las principales potencias mundiales. Esto tiene unos efectos ya conocidos que están relacionados con la falta de concentración en el trabajo y el malestar físico generalizado, como dolores de cabeza y mareos. Sin embargo, hay otros perjuicios menos conocidos de las consecuencias de la falta de sueño en el puesto de trabajo.

Una de las creencias más extendidas para conseguir el éxito y los objetivos laborales es que cuanto más trabajes, mejor. Y si eso supone sacrificar descanso u horas de sueño, ese es el precio del éxito. Sin embargo, la investigación apunta a todo lo contrario. Para triunfar, tienes que dormir bien. Según el departamento del sueño de la Escuela de Medicina de Harvard, cualquier mejora de la productividad a corto plazo por madrugar mucho o acostarse tarde se elimina rápidamente por los efectos perjudiciales de la falta de sueño en el estado de ánimo, la capacidad de concentración y el acceso a funciones cerebrales de nivel superior durante los próximos días. O sea, que si hoy duermes mal, estarás sufriendo las consecuencias hasta días más tarde.

Esto se convierte en la pescadilla que se muerde la cola cuando descubres que no dormir lo suficiente te hace menos productivo pero que una condiciones laborales inadecuadas te quitan el sueño. Según el informe Los costes económicos de dormir poco, del CDC, los trabajadores que no tienen un horario fijo, que se enfrentan a fechas límite poco realistas y que tardan en llegar al trabajo entre 30 y 60 minutos, duermen, de media, unos 30 minutos menos que los trabajadores con mejores condiciones. Esto equivale a perder unas 173 horas de sueño al año.

Si un día estás de mal humor y no aciertas a saber por qué, párate a pensar en las horas que has dormido: la sensación de somnolencia nos hace sentir emociones más negativas. El estudio longitudinal La falta de sueño y el desarrollo de las relaciones jefe-empleado, de la Universidad de Indiana (EE UU), concluye que dormir poco disminuye el carisma del líder y puede conducir a un comportamiento más abusivo. También asegura que la falta de sueño socava las partes del cerebro involucradas en la regulación de las emociones.

Es la misma conclusión a la que llegó el Instituto Californiano de Neurociencias del Comportamiento y Psicología en una investigación publicada en 2018, donde apuntó a una posible relación entre la amígdala y las emociones negativas consecuencia de la falta de sueño, especialmente la ira. Esta estructura cerebral es la que se encarga de procesar nuestras reacciones emocionales. Durante su investigación, encontraron que la falta de sueño nos hace más irascibles y hace más fácil que optemos por emociones reactivas en lugar de pararnos a procesar y gestionar las emociones como haríamos si hubiéramos dormido bien. Sin embargo, también remarcan que hace falta seguir investigando para encontrar detalles concluyentes.

Si dormir poco nos hace ser más reactivos, no es difícil llegar a la conclusión de que también se verán afectadas las relaciones con los compañeros de trabajo. La investigación desarrollada por la Universidad de Indiana también encontró evidencias científicas de que el sueño es un predictor de la calidad de las relaciones en el trabajo. Uno de los puntos más graves de los resultados obtenidos es que nosotros ni siquiera somos conscientes de que la falta de sueño es la culpable de que nuestras relaciones laborales se deterioren. 

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