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Sánchez tantea con Torra una fecha para abrir la mesa de diálogo política

De la capacidad del Ejecutivo para gestionar la crisis independentista depende su estabilidad y sobre todo sus primeros Presupuestos

Pedro Sánchez y Quim Torra antes de la reunión, este jueves. En vídeo, el análisis del director adjunto de EL PAÍS, Miquel Noguer.Vídeo: Massimiliano Minocri

Desde los dos lados se han rebajado las expectativas, y se ha tratado la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra de hoy casi como un trámite, pero no es un paso menor. La cita servirá para dar paso a la mesa de diálogo entre los dos Gobiernos. El miércoles por la noche seguían las negociaciones, pero es posible que se fije hoy una fecha de comienzo para finales de febrero. Esa mesa, en la que no estarán ni Sánchez ni Torra pero si representantes del PSOE, ERC, Junts y Podemos, marcará el paso de toda la legislatura y la posibilidad de que los republicanos, el apoyo clave, permitan que Sánchez apruebe sus primeros Presupuestos.

Todos los caminos del Gobierno de Sánchez conducen a Cataluña. De la capacidad del Ejecutivo para gestionar la crisis independentista depende su estabilidad y sobre todo sus primeros Presupuestos, la prueba de fuego para comprobar si, como transmiten incesantemente el PSOE y Unidas Podemos (UP), este es un Gobierno que ha venido para desarrollar muchas medidas progresistas durante cuatro años.

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Así que Sánchez ha decidido organizar un viaje de dos días a Barcelona en el que no solo verá a Torra, sino también a representantes de la patronal, empresarios, sindicatos, la alcaldesa, la presidenta de la Diputación de Barcelona y el partido hermano del PSOE, el PSC, un grupo que siempre le apoyó en las batallas internas y que tiene al frente a Miquel Iceta, muy influyente a la hora de diseñar la política sobre Cataluña.

El viaje servirá para tomar la temperatura a la política catalana, en plena ebullición por la inminencia de unas elecciones anticipadas que Torra dice que convocará tras aprobar sus cuentas, y para abrir paso a la mesa de diálogo pactada con ERC, a la que incorporarán representantes de Junts. Ni el Gobierno central ni el catalán tienen cerrados sus enviados a esa mesa, aunque el nivel será similar al del grupo que negoció el documento que sirvió para que hubiera investidura. Es importante saber a quién elige Junts, porque este grupo está en pleno debate interno para ver quién domina la formación y quién será el candidato. Algunos de sus consejeros, de hecho, figuran entre los favoritos para encabezar la lista. Por parte del Gobierno central, además de los ministros del PSOE que pueda designar Sánchez, UP también reclamará tener voz en esa mesa.

Fuentes del Gobierno admiten que, pese a que esta cita está muy trabajada previamente para que resulte tranquila, Torra es imprevisible y además está en un momento político delicado, prácticamente con la vista puesta ya en el final de su mandato. Por eso nadie descarta que todo se complique a última hora, pero lo previsto es una cita muy institucional en la que no habrá negociación política —esa la conduce ERC con el PSOE y tendrá efectos sobre la mesa de diálogo— y solo se marcará la fecha para que empiecen a reunirse los negociadores, presumiblemente a finales de febrero.

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Las fuentes consultadas en el Ejecutivo, el PSOE y ERC coinciden en que, aunque no ha empezado la negociación real sobre los Presupuestos, si la mesa de diálogo se empieza a reunir y se ven algunos avances, por pequeños que sean, los republicanos se muestran dispuestos a consolidar la decisión que tomaron en enero y permitir que el Gobierno avance con las cuentas. De todos modos, el calendario electoral catalán complica el escenario y lo hace más imprevisible.

Las expectativas sobre el encuentro entre presidentes tampoco son muy grandes en la Generalitat. Fuentes de Esquerra dicen que quedarían satisfechos con que al menos se pusiera fecha para la primera reunión. “Y que Torra no lo reviente todo”, agrega una voz autorizada entre las filas republicanas. Para ERC ya es todo un éxito que se lleve a cabo el encuentro entre Torra y Sánchez, algo por lo que han abogado desde que se abrió el diálogo con los socialistas. El president, explican en su entorno, llegará con “espíritu constructivo” al encuentro. “No vamos a bloquear”, agrega una fuente del Palau de la Generalitat. Pese a que habrá mensajes subrayando la distancia entre las posiciones, la idea es facilitar el acercamiento. “Vamos a ver cómo de real es la voluntad de diálogo. Es hora de pasar de las palabras a los hechos”, agregan esas voces.

Moderar las exigencias

La formación de Torra no quiere quedar con el sambenito de ser la parte que se levante de la mesa de negociación. Eso sí, las fuentes consultadas tampoco descartan, llegado el momento, confrontar con el Gobierno cuando se debatan los puntos más complicados. Sánchez ya sabe que Torra propondrá un referéndum de independencia y una amnistía a los condenados por el procés (como se acordó en la reunión entre partidos y entidades secesionistas) pero la reunión de hoy no es el momento de poner esas exigencias sobre la mesa para llevar el diálogo a un punto muerto. Si Torra recupera esas posiciones, Sánchez las rechazará de plano por inconstitucionales.

ERC ha asumido con naturalidad que Torra quiera ahora influir en las condiciones de la mesa de diálogo entre Gobiernos, más allá de las que acordaron el PSOE y los republicanos. Aparte del calendario, Junts per Catalunya sigue insistiendo en la necesidad de un relator, pero el Govern no ha logrado consensuar una posición al respecto. Sánchez descarta por completo recuperar la figura de un mediador, algo que provocó una gran tensión interna en el PSOE cuando se planteó la pasada primavera y que no está en el documento pactado con ERC.

En el Palau de la Generalitat creen que el Gobierno intenta diluir su visita a Torra con otros encuentros sectoriales con empresarios y sindicatos. La reunión entre ambos presidentes se puso sobre la mesa en plenas negociaciones entre el PSOE y Esquerra para la investidura de Sánchez. El pasado 17 de diciembre, el entonces presidente en funciones llamó a Torra, poniendo así fin al aislamiento al que le había sometido por su gestión de los disturbios durante las protestas tras la condena a los líderes del procés. Sánchez llegó a negarse en varias ocasiones a cogerle el teléfono al president.

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