Mudarse a un parque de atracciones para salvarlo: Tívoli reabrirá tras años de cuidados de sus extrabajadores

El histórico parque de atracciones Tivoli, ubicado en Benalmádena, volverá a abrir sus puertas. Se espera que sea en primavera de 2028, según sus propietarios, el grupo Tremón, que lo harán con las instalaciones ampliadas y totalmente renovadas, asociadas además al desarrollo de un nuevo centro comercial y la posibilidad de levantar dos hoteles. Es el acuerdo al que ha llegado la empresa con el ayuntamiento de la localidad malagueña tras una negociación realizada en los últimos meses y cuyas bases han sido recogidas en un protocolo de intenciones en el que este viernes ambas partes han estampado su firma. Eso sí, todavía está a expensas de ser aprobado por el pleno municipal porque conlleva cambios en el Plan General. El recinto llevaba cerrado desde el año 2020 y ha sobrevivido gracias a los propios trabajadores, que han realizado durante todo este tiempo labores de mantenimiento y vigilancia de seguridad, evitando más de un centenar de intentos de robo y vandalismo.

“No se me ocurre mejor regalo de cumpleaños”, explicaba Juan Carmona, uno de los empleados más antiguos de Tívoli, que justo este jueves cumplía 55 años. Feliz por la noticia, adelantada por SUR, de la futura reapertura del parque de atracciones, recordaba todo el esfuerzo realizado por su compañeros desde el cierre en 2020. “Ha sido muchísimo trabajo y muchas emociones”, relataba Carmona, que en noviembre de 2021 se trasladó a vivir a las propias instalaciones para defenderlas de posibles intrusos. Él mismo se encargó de instalar un sistema de cámaras de seguridad y, junto a otros miembros de la plantilla, realizaba también trabajos de limpieza y mantenimiento de las instalaciones. “El objetivo siempre fue que todo estuviera bien, que nada quedase vandalizado, porque eso podía ser la excusa perfecta para tirar todo abajo”, señalaba Carmona, que ya el viernes se abrazaba con la decena de miembros de la plantilla que han aguantado la lucha desde la clausura. “Éramos 27 fijos, pero la mayoría ya se han ido jubilando. Y el resto del equipo ha tenido que buscar otros trabajos para salir adelante”, apuntaba. Es justo lo que refleja el documental Tïvoli, presentado el año pasado y dirigido por Lucía Muñoz y Sergio Rodrigo.

Tivoli, que abrió en 1972 de la mano del empresario danés Bernt Olsen, está también inmerso en un largo proceso judicial del que todavía no ha terminado de salir. Arrancó cuando el empresario cordobés Rafael Gómez, conocido como Sandokán, lo adquiriese por 25 millones de euros en 2004, cuando realizó una gran inversión con nuevas atracciones explotadas por la Compañía Internacional de Parques y Atracciones SA (Cipasa). Dos años después Gómez fue detenido en la operación Malaya contra la corrupción urbanística en Marbella y tuvo que desprenderse de activos, entre ellos el parque de ocio. Lo vendió al grupo inmobiliario Tremón, del que los trabajadores siempre sospecharon que lo que quería era construir allí viviendas. Aquello hirió la actividad, que murió ya en septiembre de 2020, tras una breve apertura después de la pandemia, cuando había 80 empleados. Gómez sigue manteniendo que el recinto es suyo porque no vio “una peseta” de la operación, pero los tribunales siempre dieron la razón a Tremón, que a su vez nunca se quiso hacer cargo de la deuda de 11,2 millones que acumula Tívoli, la mayoría (9,5 millones) con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social.

Los pocos trabajadores que han podido aguantar desde la clausura han soñado muchas veces con la reapertura, que ahora parece más cerca de nunca tras el anuncio realizado este viernes por el Ayuntamiento de Benalmádena. El alcalde, Juan Antonio Lara, ha explicado que el acuerdo con el grupo Tremón implica aumentar la superficie del actual parque de atracciones, el desarrollo de un centro comercial de hasta 58.000 metros cuadrados y la posibilidad de construir dos hoteles, uno dentro del recinto y otro fuera en una parcela de 4.500 metros cuadrados que contará con 200 habitaciones y cuatro estrellas. En total, la inversión prevista es de entre 100 y 200 millones. El acuerdo hace “viable económicamente la reapertura del parque”, según ha explicado Andrés Gilabert, representante de Tremón, que ha insistido en que las instalaciones serán rediseñadas y renovadas. Aún no se conoce si el nuevo proyecto seguirá la estética clásica que Tívoli tenía hasta su cierre.

Benalmádena blindó en 2020 —con el PSOE en la alcaldía— el suelo del recinto para que solo pudiera dedicarse a parque de atracciones, pero el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) tumbó aquella decisión tras un recurso de Tremón. El ayuntamiento, ahora en manos del PP, asegura que para que el acuerdo —en realidad, un convenio urbanístico— sea posible debe pasar primero por el pleno municipal ya que conlleva “la innovación del planeamiento mediante una actuación de transformación urbanística en el PGOU de Benalmádena”, pero no aclara si ello supone la recalificación de algún suelo en la zona. “Si todo transcurre según lo previsto, nuestra ciudad volverá a estar en el mapa provincial, autonómico y nacional por su emblemático parque de atracciones” ha subrayado el alcalde.

Los trabajadores, informados este viernes por el regidor de las condiciones del acuerdo, muestran su felicidad. “Nos sentimos muy satisfechos”, relata Beli Nieto, de 59 años. “Esperamos verlo hecho realidad lo antes posible”, insiste, aunque su compañero Juan Carmona advierte que se han tomado el anuncio “con alfileres” porque desconocen los detalles. “Añadir uso comercial y hotelero puede dar mucha vida a Tívoli, no me parece mala idea”, ha destacado quien ejerce de portavoz y destaca que desde que él reside allí ha conseguido evitar más de un centenar de asaltos. “La gente entra a grabar, hacer destrozos, robar… Ha habido muchos detenidos por la Policía Nacional y, de hecho, aún hay dos casos en el juzgado”, destaca quien confía en que los pocos compañeros que se han comprometido desde 2020 en mantener el recinto y aún no se han jubilado, puedan reincorporarse, como él, a la futura nueva plantilla. “Ojalá. A ver qué pasa con nosotros”, concluye.