Los matrimonios entre latinoamericanas y españoles aumentan un 46% en Madrid: “No es migración rosa, vienen a trabajar y a vivir su vida”
En 2023, último año disponible, se celebraron un total de 26.888 matrimonios en la Comunidad de Madrid y 13 de cada 100 uniones tienen un cónyuge hispanoamericano
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Hace siete años, Luz Correa, de 34, tomó la decisión de dejar Colombia por amor. Se había enamorado del economista Gustavo Rivero, un español que conoció en un bar en Bogotá y, poco tiempo después, él recibió una oportunidad laboral en Madrid. No querían renunciar a su relación, por lo que Correa decidió migrar. Para poder hacerlo, se casaron.
“Decidimos hacer los papeles hace seis años para regularizar mi situación legal en España, aunque tener una boda nunca fue el sueño de ninguno de los dos”, comenta Correa. El matrimonio no solo le permitió vivir su relación sin trabas legales, sino que también le dio la libertad de desarrollarse profesionalmente. Hoy en día, se ha consolidado como una empresaria influyente en Madrid: dirige la clínica estética Salud y Forma. Su historia no es única. Cada vez más mujeres latinoamericanas deciden unir sus vidas con hombres españoles.
En 2023, último año disponible, se celebraron un total de 26.888 matrimonios en la Comunidad de Madrid, de los cuales 2.283 fueron entre una mujer latinoamericana y un hombre español, lo que supone un incremento del 46,67 % respecto a los 1.576 registrados en 2019, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En particular, las uniones entre mujeres colombianas y hombres españoles alcanzaron su punto más alto en los últimos 15 años. Aunque el aumento de los matrimonios mixtos no se limitan a estos, pese a que es el número más llamativo: también hay más uniones entre españolas y hombres latinoamericanos, que pasaron de 847 en 2019 a 1.230 en 2023. En total, los matrimonios entre personas latinoamericanas y españolas en toda España superaron los 10.170 durante el último año. En la región, 13 de cada 100 uniones tienen ya un cónyuge hispanoamericano.
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Según Andreu Domingo, subdirector del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, un factor clave en la migración de mujeres latinoamericanas a España ha sido la demanda del “mercado matrimonial”. “En particular, las migraciones de mujeres de países como Colombia y Cuba han sido impulsadas por la escasez de mujeres en las zonas rurales de España, donde muchos hombres se han quedado solteros debido a las migraciones internas. Esta falta de mujeres en algunas áreas rurales ha creado una especie de mercado de solteros que ha sido cubierto por la llegada de mujeres latinoamericanas”, explica.
Además, señala que los hombres españoles, al encontrarse con una menor cantidad de mujeres disponibles en su rango de edad, han comenzado a casarse con mujeres más jóvenes, muchas de ellas migrantes latinoamericanas. “También hay una explicación cultural detrás de estas uniones, ya que muchos hombres españoles perciben a las mujeres latinoamericanas como más femeninas y con un enfoque más tradicional sobre los roles de género, mientras que las mujeres latinoamericanas ven a los españoles como más avanzados y menos machistas”, añade. Sin embargo, el experto advierte de que esta percepción a veces genera desilusión, ya que las expectativas de estas parejas no siempre coinciden con la realidad.
La empresaria Marta Lucía Pereira Torres, que lleva 25 años viviendo en España y ha pasado por dos matrimonios, asegura que a los españoles, sobre todo a los hombres, les gustan mucho las mujeres latinas. “Tal vez porque nuestra manera de hablar es más suave y tenemos una idiosincrasia diferente. Mi esposo era madrileño, de una familia muy clásica, con una cultura distinta a la mía, y fue un aprendizaje mutuo. Me acogieron con mucho cariño, pero también experimenté cierta sensación de rechazo por ser colombiana”, afirma.
En la Comunidad de Madrid viven hoy en día un millón de latinoamericanos. La llegada masiva de inmigrantes de esta región a España se produjo en dos grandes oleadas: la primera, entre 2000 y 2007, y la segunda, desde 2014 hasta la actualidad. En ambas, los latinoamericanos han desempeñado un papel clave, representando el 40% del total de extranjeros que llegaron al país en esos períodos. “Las mujeres latinoamericanas han sido las protagonistas de esta migración, ocupando principalmente trabajos de baja calificación en sectores como los servicios (limpieza, hostelería) y los cuidados (atención a personas mayores y niños)”, señala el experto en demografía.
Para muchas parejas, como la de María Claudia Angarita, el matrimonio ha sido un paso natural dentro de una historia de amor que cruzó fronteras. La empresaria musical de 34 años llegó a Madrid hace casi nueve años tras una relación que comenzó de manera inesperada. Vivía en Miami cuando conoció a un español llamado David Martin, que trabaja como ingeniero informático, en la boda de un amigo. Aunque solo compartieron unos días, la conexión fue tan fuerte que iniciaron una relación a distancia, viéndose cada pocos meses. Nueve meses después, David le propuso matrimonio en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, en la costa caribeña. Y juntos decidieron establecerse en Madrid, ya que el trabajo de él dificultaba la posibilidad de mudarse. A lo largo de su relación, Angarita ha enfrentado los desafíos propios de las parejas que tienen diferentes culturas. “En Colombia hablamos de forma indirecta para evitar la brusquedad, mientras que en España la comunicación es directa, a veces hasta ruda y ni hablar del humor o de los horarios de comida, que también reflejan nuestra diversidad cultural”, asegura Angarita, que está convencida que estos matrimonios están enriqueciendo culturalmente a los españoles y abriendo su mentalidad.
La migración rosa
Hay quien ha dado nombre y apellido al fenómeno: migración rosa. Muchos expertos definen así a la migración que se produce con el objetivo de formar una familia. Pero no todos están de acuerdo con el modo en que este concepto se subraya. La investigadora Cecilia Estrada Villaseñor, del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (IUEM) de la Universidad Pontificia Comillas, reconoce que el concepto está muy presente en los estudios académicos sobre la migración femenina, pero que su importancia se sobrevalora. “Que una colombiana o que una mexicana se casen en España no quiere decir que hayan venido solo a eso. Vinieron a trabajar y a vivir su vida y, por el camino, se casaron. No creo que el concepto de migración rosa sirva para explicar esto”, afirma Estrada. Para ella, este término reduce la complejidad de las luchas y logros de estas mujeres. Este enfoque, según la experta, transmite un mensaje patriarcal, asociando la migración femenina exclusivamente con la búsqueda de un hombre y un futuro seguro, lo que puede ocultar situaciones de vulnerabilidad y maltrato. “Muchas mujeres migrantes, al no tener documentación o apoyo institucional, enfrentan dificultades invisibles tanto en su país de origen como en España. La narrativa de buscar su príncipe azul europeo se convierte en una forma de justificar su migración”, añade Estrada.
La investigadora Yvonne Salt, de la Universidad de Sussex, en Reino Unido, propone un enfoque que da su lugar a las relaciones personales y emocionales en las decisiones migratorias. A través de su Love Migration Project, (proyecto de migración por amor), Salt busca resaltar cómo el amor y las relaciones familiares influyen significativamente en la migración, desafiando la visión tradicionalmente económica del fenómeno migratorio. En su sitio web, Salt reflexiona: “Habiendo vivido y amado en varios países, a menudo me he preguntado por qué se presta tan poca atención a este aspecto de la migración”.
En el caso de la filósofa Liliana Acosta, de 43 años, no fue una cuestión burocrática. Llegó a España hace diez años tras tomar una decisión marcada por el amor. Se conoció con su esposo español en el trabajo. “Él es director general de una empresa en España, mientras yo era la directora para Colombia. Ambos trabajamos juntos en varias estrategias y, tras viajar en varias ocasiones, la relación creció”, cuenta. Cuando no pudieron seguir trabajando en la misma compañía, Acosta decidió dejar su puesto y mudarse a Madrid para empezar una nueva etapa en su vida al lado de su marido.
“Decidí mudarme a España y empezar de nuevo, emprendiendo un doctorado”, comenta Liliana. Su llegada a España fue un punto de partida para reiniciar su vida profesional y académica en un nuevo contexto. En cuanto a su adaptación, resalta cómo ha podido aprovechar lo mejor de ambas culturas. “Hay que integrar lo mejor de cada una al matrimonio. España es más abierta que otros lugares”, afirma, comparando su Colombia natal con su nueva vida.
Matrimonio por papeles
La abogada especialista en extranjería Mariana Ríos explica que los matrimonios mixtos están siendo cada vez más aceptados en la sociedad, pero que, lamentablemente, muchos los utilizan como una forma rápida de obtener la residencia. “El matrimonio por conveniencia es fraude de ley, y aunque parece una opción fácil para conseguir papeles, no lo es”, señala Ríos.
En Madrid, los requisitos para regularizar una situación mediante matrimonio o pareja de hecho son estrictos; las parejas deben haber vivido juntas por más de un año, y el proceso de cita y tramitación puede tardar hasta seis meses. Además, señala que, aunque este tipo de trámites ofrece la posibilidad de obtener una residencia con permiso de trabajo por cinco años, no es la opción más común que se solicita en su despacho debido a los largos tiempos de espera.
La abogada también menciona la existencia de organizaciones que facilitan matrimonios fraudulentos y señala que autoridades, como la UCRIF Central, la Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades Documentales, tienen equipos especializados para investigar y perseguir este tipo de fraudes.
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