Todos hablan bien del vecino que llevó el jazz gratis a Portugalete, excepto “el concejal aguafiestas”

Tal y como lo describen quienes le conocen, Santiago Martínez es un “vecino ejemplar”, uno de esos madrileños “que hacen ciudad”. Su gran logro es haber puesto en el mapa del jazz español a un barrio humilde de la periferia madrileña, Portugalete. Hace 21 años inició los Encuentros Culturales de Portugalete, un ciclo de conciertos gratuitos que mensualmente ha traído a un centro municipal de este rincón del noreste de Madrid a los grandes del jazz nacional y también algunos artistas de Estados Unidos y Europa. Políticos a derecha e izquierda, funcionarios del Ayuntamiento y demás vecinos recalcan que todo lo hacía de manera altruista movido por su amor por la música y por el barrio donde nació y ha vivido 67 años.

A pesar de esta contribución, Martínez acaba de ser apartado de su papel como organizador de los encuentros y el Ayuntamiento no ha reconocido su mérito, ni en público ni en privado. Nadie le ha escrito o llamado para darle las gracias. Más bien el trato ha sido hostil. Para justificar su decisión, el Consistorio de José Luis Martínez-Almeida ha enviado un escrito a los medios en el que omite el nombre de Martínez y se refiere a él como una “persona” que limitaba la participación de nuevos artistas y propuestas. De fondo, muchos ven la “mano oscura” de David Pérez, el concejal presidente del distrito donde se encuentra Portugalete, Hortaleza (205.182 vecinos, en el noreste de la capital), quien ha sido bautizado por varias asociaciones vecinales críticas como “el concejal aguafiestas” por los continuos choques que han tenido.

Martínez recibió la noticia de que prescindían de él el martes 18 de febrero mientras hacía senderismo con unos amigos jubilados. No estaba siendo un año fácil para él porque el 21 de enero había perdido a su mujer, su compañera durante 43 años.

Vio la llamada de José María, el empleado de la empresa que en 2023 obtuvo el nuevo contrato del Ayuntamiento para la gestión de cuatro centros culturales, Tritoma. Este hombre era su contacto habitual con esa empresa. Durante años, Martínez ha trabajado voluntariamente con la correspondiente adjudicataria y llevaba más de un año colaborando con esta nueva compañía. Según dice, jamás se habían quejado de él y estaban encantados.

“Santi, tengo una mala noticia”, le dijo José María. “Es que me ha dicho la junta del distrito que esto se acaba a partir de marzo. Que le van a dar una vuelta a la programación”. Fue un golpe que Martínez no vio llegar.

Cuando volvió a casa, le mandó un correo a la responsable de cultura en el distrito. No contestó. A los tres días se presentó en el despacho y, según Martínez, la notó incómoda. “Veré qué puedo hacer”, le respondió. Martínez dice que notó que ella no había tomado la decisión.

Su sospecha es que el muñidor ha sido el concejal David Pérez, que tiene un conflicto abierto con las asociaciones percibidas como “de izquierdas”. Pérez asumió el cargo en junio de 2023, proveniente del Gobierno regional de Isabel Díaz Ayuso, donde era consejero. En su nuevo rol, ha sido noticia por decisiones polémicas, como cuando prohibió que las asociaciones vendan alcohol y comida en las barras de las fiestas populares, que era la manera por la que se financiaban; o cuando le acusaron de vetar la participación de varios colectivos en la Feria de Asociaciones, una jornada con charlas y mesas informativas.

Los Encuentros eran apolíticos, según múltiples fuentes consultadas, pero Martínez sospecha que la han tomado con él porque colaboraba con la asociación vecinal Villa Rosa y la radio comunitaria Radio Enlace, que suelen ser críticos con la gestión municipal. “Yo he tenido muy buena relación con concejales de todos los colores”, dice Martínez. “Pero él parece que quiere pasar a la historia como el concejal que acabó con el movimiento vecinal del distrito”.

Martínez solo se cruzó a Pérez una vez, al salir de un concierto del coro de la Comunidad de Madrid. Aprovechó para presentarse como el organizador de los Encuentros y, según Martínez, Pérez respondió: “Ah sí, a ver si voy un día”. Nunca fue.

Éxito

Martínez ha hecho un poco de todo en su vida, tras dejar la escuela a los 14 años. Antes de jubilarse trabajó en la digitalización de la red de la empresa pública de aguas, el Canal de Isabel II. Siempre tuvo vocación musical, así que en 2003 se apuntó a clases para aprender a tocar el trombón. Un año después, el Ayuntamiento inauguró el centro cultural en el antiguo edificio de un mercado de abastos. Como apenas tenía actividad, propuso celebrar los conciertos de jazz. El primero fue el 14 de febrero de 2004.

Durante 21 años ha sido responsable de facto de los Encuentros. Las empresas adjudicatarias debían llenar la programación de los centros culturales con cientos de actividades, y para ese fin contaban con la generosa ayuda de Martínez, que organizaba estos conciertos los últimos viernes de cada mes, en el Centro Cultural Carril del Conde.

Contrataba a los artistas con el dinero de la asociación Villa Rosa y luego pedía un reembolso. Le ayudaba Víctor Bobeche, otro fanático del jazz que presenta un programa en Radio Enlace, donde se promocionaban los conciertos con entrevistas a los artistas. Ambos presentaban a los grupos en un teatro con aforo para 300 personas. En los últimos años siempre estaba lleno. Venía público de otras partes de Madrid y a veces se quedaban sin butacas. Dejó de ser una actividad de barrio para convertirse en un evento a nivel de ciudad. Y lo más sorprendente: fuera de la almendra central.

El 26 de febrero, Martínez lanzó una petición en Change.org llamada “Almeida: no silencies el jazz en directo”, que ha recibido más de 4.400 firmas. “Madrid no puede perder estos espacios de música en directo accesible, gratuita y para todos los públicos en barrios donde la oferta cultural es raquítica por la desidia de la Administración municipal”, dice el texto.

Tras esto, el Ayuntamiento envió un escrito a los medios en el que hablan de Martínez como “la persona que promueve la recogida de firmas” y le acusan de oponerse a “a diversidad o la apertura a nuevas propuestas”. El programa cultural de Hortaleza para marzo, contiene como es habitual un saludo del concejal Pérez junto a su foto. Este destaca los hitos del mes, entre los que resalta: “Estrenamos Noches de Jazz en Hortaleza, consolidando al Centro Cultural Carril del Conde como un referente para los amantes de este género en Madrid”.

Martínez se siente ofendido. “Reconocen mi trabajo pero me atacan”. “Me molestan sus formas”, explica. “A mí no me importa si ellos lo quieren llevar solos. Yo no me veía con 80 años subiéndome a un escenario para presentar los conciertos. Si el Ayuntamiento me hubiera llamado yo perfectamente me habría apartado. Mi meta cuando empecé en 2004 era que hubiese una actividad de jazz permanente en el distrito y eso lo he conseguido, así que estoy tranquilo”. Ni Tritoma ni Pérez han respondido a este periódico.

El jueves, la oposición de izquierdas defendió a Martínez en el pleno mensual de Hortaleza. Miguel Montejo, concejal de Más Madrid, pidió para él la medalla de la ciudad. Pérez no dijo nada elogioso sobre Martínez. Respondió que en adelante podrá colaborar de manera puntual.

De este vecino hablan maravillas políticos de distinto signo. La exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena le conoce bien de los tiempos en que ambos cooperaban con la asociación de vecinos de Portugalete, extinguida en 2007. “Es el vecino ideal”, comenta. “Siempre fue uno de los más dinámicos y fue capaz de mantener la vida de la asociación a través del jazz. Hemos tenido mucha suerte en Hortaleza de contar con alguien como él”.

También tiene buen recuerdo el antecesor de Pérez, el concejal de Ciudadanos Alberto Serrano, quien asistió en ocasiones a los Encuentros. “Es una bendición tener a ciudadanos que hacen cosas provechosas para todos por su propia cuenta”, ensalza. “La verdad que no sé qué ideología política tenía pese a haberle conocido y hablar mucho con él”, continúa, “Evidentemente merece un reconocimiento como se hace con otros vecinos ejemplares”.

Lo que más preocupa a Martínez ahora es cómo rescatar la lona de tela que hacía de fondo durante los Encuentros, que ha quedado instalada donde siempre. La quiere donar a un instituto del barrio. La pintura tiene un aire al Guernica y muestra al “toro cercenador de dedo decisorio vergonzantemente agigantado”. Se trata de una réplica de uno de los murales reivindicativos de la libertad que pintaron los vecinos de Portugalete, entre ellos Martínez, en los meses finales del franquismo.

“Era una obra contra la dedocracia”, explica con una sonrisa pícara para subrayar que cree oportuno recuperar su mensaje.

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