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Sánchez anima en Estrasburgo a proteger a la UE frente al autoritarismo

El presidente defiende a la justicia española ante los discursos sobre "presos políticos": "Somos una de las democracias plenas del mundo según 'The Economist"

Pedro Sánchez este miércoles durante su comparecencia en el Parlamento Europeo.Foto: atlas | Vídeo: F. Florin (AFP) | ATLAS
Carlos E. Cué

En pleno caos del Brexit, un asunto que protagonizó poco antes un durísimo debate en el Parlamento Europeo, la llegada de Pedro Sánchez al hemiciclo de Estrasburgo ha supuesto este miércoles un giro radical con un discurso de entusiasmo europeísta. Tanto que varios portavoces, incluso los de grupos rivales, agradecieron ese tono en defensa de Europa cada vez menos habitual. Sánchez ha querido centrar el debate en la defensa de la Unión Europea frente a los totalitarismos y la extrema derecha, y ha recibido apoyos generalizados. Sin embargo, la sesión se ha vuelto mucho más bronca en cuanto ha salido a la palestra el problema de Cataluña. Varios eurodiputados le han pedido que haga algo para liberar a los presos del procés, a los que algunos definieron como "presos políticos". Varios dirigentes independentistas catalanes encarcelados son conocidos en la Eurocámara europea porque aquí fueron parlamentarios. Unos cuantos carteles con sus fotos salpicaban de amarillo el azul que domina el enorme hemiciclo de Estrasburgo.

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Sánchez, acompañado por Josep Borrell, que presidió este Parlamento (2004-2007), no quería hablar de Cataluña —aunque se vio forzado a hacerlo—, sino de Europa y del éxito del antieuropeísmo. "Para que Europa nos proteja, nos toca proteger a Europa", clamó el presidente como idea fuerza. Sánchez lanzó varios mensajes contra la extrema derecha, precisamente el mismo día en que se conformaba un Gobierno en Andalucía con el apoyo de Vox, algo que estuvo en los discursos de varios eurodiputados, no solo de los españoles. "El olvido de la historia es un lujo que no nos podemos permitir. Nos enfrentamos a un autoritarismo que vive de la nostalgia inventada. No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió", planteó citando a Joaquín Sabina.

"Frente a la involución, progreso. El pasado nunca será el futuro de nuestras sociedades, es un lugar del que aprender nuestros errores. Quieren destruir a la UE por los valores que defiende. En momentos puntuales de nuestra historia, resistir es avanzar", aseguró Sánchez, que apeló a su biografía política, que arrancó con un trabajo para la ONU en Bosnia, para explicar su europeísmo.

"La paz y la democracia no se pueden dar por descontadas. Lo vi en Sarajevo. La pujanza de estas fuerzas antieuropeístas amenaza nuestro proyecto de integración y condiciona la agenda. Pido que no nos dejemos arrastrar por esta fuerza y sus cantos de sirena. Solo persiguen el objetivo de destruir Europa. No me preocupa la ultraderecha sino como está condicionando el discurso de partidos que antes querían el fortalecimiento de la UE. Por eso propongo proteger a Europa para que Europa proteja a nuestros ciudadanos", ha sentenciado.

"El siglo de las mujeres"

Sánchez lanzó varias propuestas concretas para avanzar en la Unión Europea. En especial una novedosa sobre igualdad de género. "España formó el Gobierno con más mujeres de la UE. Un hito. Propongo que la UE adopte una estrategia de igualdad de género con carácter vinculante para luchar contra la desigualdad. Es el siglo de las mujeres", explicó. También apoyó la creación de "un verdadero ejército europeo". "Debemos demostrar que somos un soft power por elección, no por debilidad". Además pidió "eliminar la regla de la unanimidad en política exterior", defendió más integración fiscal, un mecanismo estabilizador y, sobre todo, un seguro de desempleo europeo. "Debemos reforzar el euro antes de la próxima crisis", planteó.

El presidente español apostó además por un enfoque migratorio global, con una encendida defensa de la inmigración que fue muy criticada por algunos diputados de los grupos ultras. Muchos parlamentarios quisieron intervenir, aunque la sala estaba semivacía, como es habitual en este tipo de intervenciones de presidentes, y solo se llenó al final del debate, cuando los eurodiputados entraron en masa porque justo cuando acababa Sánchez llegaban las votaciones, el único momento en el que se llena la enorme sala.

El debate se calentó mucho al llegar a Cataluña. Después de grandes aplausos a su mensaje europeísta, Sánchez recibió golpes duros en los dos sentidos, por gobernar con apoyo de los independentistas y por presidir un país que, según algunos eurodiputados, tiene "presos políticos". Manfred Weber, portavoz del PPE, abrió la tanda de críticas: "Usted es un líder comprometido con Europa. Son buenas noticias para España. Estamos todos en el mismo barco, la extrema derecha es un peligro, pero los extremistas no tienen color. Su Gobierno no podría existir sin la extrema izquierda y los separatistas".

El popular Esteban González Pons fue mucho más lejos. "No se puede decir 'yo nunca pactaré con extremistas' cuando se está en el Gobierno con los independentistas. No ha sido capaz de defender aquí con convicción la unidad de España. Aquí a usted hoy no le ha salido. Me duele, pero me aguanto", clamó. Varios eurodiputados socialistas como Elena Valenciano o José Blanco reprocharon al exportavoz del PP la "deslealtad" de hacer ese discurso frente al presidente después del apoyo que el PSOE dio a Mariano Rajoy en los momentos más difíciles del desafío independentista. Los socialistas respaldaron al Gobierno Rajoy en octubre de 2017 en la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, tras la declaración de independencia de Carles Puigdemont. 

Sánchez trató de esquivar durante el pleno la respuesta a los discursos más duros que cuestionaban la democracia española, hablaban de "presos políticos" y le exigían que trabaje para liberarlos: desde José Bové, histórico representante de los agricultores franceses, hasta la más moderada portavoz de Los Verdes, Ska Keller, que no llegó a hablar de "presos políticos" pero sí dijo que "hay excompañeros del Parlamento Europeo encarcelados por algo que no se ha considerado delito ni en Alemania ni en Bélgica".

Sánchez hizo un llamamiento genérico al diálogo y pidió al independentismo, con representantes en la sala europea como Ramón Tremosa, que admitan que no tienen una mayoría para imponer su proyecto al resto de los catalanes.

Respeto a la Constitución

Cuando parecía que el presidente iba a esquivar el asunto de los políticos presos, una periodista le preguntó en inglés sobre el estándar democrático de España en la rueda de prensa posterior y se vio obligado a defenderse. "Un Gobierno no dicta sentencias. Lo que hace es buscar soluciones políticas. Pero si uno mira los ranking, en uno reciente, The Economist sitúa a España como una de las cinco democracias plenas en el mundo. En Cataluña y en el País Vasco hay fuerzas que defienden la independencia. Son votadas, tienen representantes. Defender la segregación es legítimo en nuestra Constitución. No lo es quebrar la legalidad y no acatar, como hicieron en Cataluña, las reiteradas sentencias del Constitucional. Eso es lo que está viendo el Tribunal Supremo. Van a tener todas las garantías para defenderse. Dejemos a la justicia, que es independiente. Y demos una oportunidad a la política", clamó.

En realidad, el índice de The Economist de democracias plenas coloca a España en el puesto 19, no en el quinto como apuntó Sánchez. Es la quinta, eso sí, entre los países del G-20, por detrás de Canadá, Australia, Alemania y el Reino Unido, y se sitúa por delante de potencias como EE UU, Francia o Italia, a las que el semanario británico ha sacado de dicha lista por el auge de las formaciones populistas.

Para Sánchez, la diferencia entre los independentistas catalanes y otros con similares peticiones en otras zonas de Europa como Baviera en Alemania, el Véneto en Italia o Córcega en Francia es que los demás acatan la legalidad cuando hay una sentencia del Constitucional.

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