Enrique Álvarez Conde, el gran “urdidor” de la trama universitaria que sacude al PP
La juez lo señala como el responsable de contactar con cargos públicos para mantener supuestamente un entramado en el “que todos ganaban”


Las primeras conclusiones de la investigación del caso máster señalan a Enrique Álvarez Conde, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid, como el cerebro de una trama de corrupción universitaria construida en torno al Instituto de Derecho Público que dirigía. La juez lo califica en su último escrito como el “urdidor”, como el responsable de contactar con cargos públicos para mantener supuestamente un entramado en el “que todos ganaban”. Los alumnos “privilegiados”, como los define la magistrada, obtenían un título como “regalo”. Y Álvarez Conde, a su vez, se garantizaba los ingresos económicos derivados de la “supervivencia” del máster —porque, si había pocos estudiantes, se suspendía— , gestaba un “clima favorable en cuanto a sus relaciones políticas” y aumentaba el prestigio de su Instituto: “Pues permitía que personas con relevancia contaran en su currículum con una mención al máster, como es el caso de Pablo Casado”.
La magistrada insiste, en el texto enviado al Supremo, en que el catedrático solo se dirigía a alumnos “con una posición relevante en el ámbito político, institucional o que mantenían vínculos estrechos de amistad o de carácter profesional” con él. Ahí aparecen entonces los nombres del actual presidente del PP, entonces diputado autonómico y líder de Nuevas Generaciones; de Cristina Cifuentes; y de Alida Mas Taberner, subsecretaria de la Generalitat valenciana en la etapa de Francisco Camps. También el de María Mateo, hija de Teresa Feito, que fue asesora de la última presidenta de la Comunidad de Madrid.
Según se desprende de la declaración de varios testigos, Conde era el “responsable último” del máster y facilitaba las instrucciones para obtener el diploma en condiciones muy ventajosas. Tanto, que una de las estudiantes VIP admitió que obtuvo el título sin hacer nada y que fue el docente quien le dijo cómo tenía que hacerlo.
También, añade la magistrada, Conde dominaba “de hecho y de derecho” el proceso de reconocimiento de créditos de la universidad que permitía que estos estudiantes solo tuvieran que cursar una mínima parte de las asignaturas; y ejercía sobre otros profesores una “autoridad incuestionable”.
Mientras tanto, Conde calla. Se negó a declarar dos veces ante la juez: cuando lo citó como imputado en el caso Cifuentes y cuando lo hizo por el caso Casado.
Sobre la firma

Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.
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