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Cae una gran red que comerciaba con carne de caballo no apta para el consumo humano

La Guardia Civil detiene a 25 personas en 16 provincias. Un holandés, relacionado con otro fraude en 2013, está en el centro de la operación

La Guardia Civil ha asestado un duro golpe al comercio con carne de caballo no apta para el consumo humano que se vendía en Bélgica, Italia, Rumanía, Holanda y Francia. El entramado hacía pasar carne de caballos de recreo, que no pasan los controles veterinarios, por equinos de abasto, los destinados para consumo humano que sí están sujetos a revisiones. 25 personas han sido detenidas en 16 provincias. En el centro de la operación está un ciudadano holandés que ya estuvo implicado en otro gran fraude europeo de carne de equino en 2013.

Registro el pasado martes de la Guardia Civil en el matadero de Toreno (León).
Registro el pasado martes de la Guardia Civil en el matadero de Toreno (León). Infobierzo.com

Al ciudadano holandés Jan Fasen le conocían en media Europa por haber estado relacionado, en 2013, en el enorme escándalo que se desató al localizarse en los mercados de la Unión Europea carne de ternera mezclada con la de caballo.

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Hace algo más de un año esta persona trasladó su residencia a Alicante. Y los agentes de la Unidad Central Operativa Medioambiental del Seprona de la Guardia Civil, encargados ahora de este último caso, lo ubican en el centro de la operación, denominada Gazel y en la que trabajaban desde hacía meses. La investigación lo sitúa como la persona que ha puesto en contacto a los productores españoles con los compradores europeos.

Varios mataderos ubicados en la provincia de León —en los municipios de Astorga y Toreno— y en Segovia están en el centro de esta operación, según detallan fuentes cercanas a la investigación. Allí se sacrificaba a los caballos para luego vender su carne para consumo humano. Esta carne en España prácticamente no se consume, por lo que la mayoría acababa en los mercados de Bélgica, Italia, Rumanía, Holanda y Francia, donde sí existe más tradición. Las policías de estos países, además de la Europol, han participado en esta operación internacional, que aún continúa abierta.

En los mataderos implicados se sacrificaban caballos aptos para el consumo humano, los denominados de abasto, que pasan controles veterinarios y sobre los que existe una clara trazabilidad. Pero también entraban presuntamente ejemplares que se habían destinado en vida para recreo o competición, que no pasan los mismos controles veterinarios porque no están destinados a su venta como carne y a los que se les pueden inyectar antibióticos, medicamentos o suplementos. Además, se han detectado caballos enfermos y robados que entraban en los mataderos.

El grueso de la Operación Gazel se desarrolló el martes, cuando se practicaron detenciones y registros en al menos 16 provincias. En total, según indican fuentes próximas a la investigación, fueron detenidas 25 personas. Hubo actuaciones en Alicante, León, Lugo, Ourense, Asturias, Palencia, Pontevedra, Toledo, Badajoz, Cáceres, Cantabria, Ciudad Real, A Coruña, Segovia, Valencia y Zamora. No solo se ha actuado contra los mataderos, también contra salas de despiece y los criadores, repartidos por media España.

Los detenidos están acusados de delitos contra la salud pública, falsedad documental, organización criminal y blanqueo.

Fasen ya estuvo implicado en otro gran escándalo, destapado en enero de 2013, relacionado con la carne de equino. En varios países de la Unión Europea se detectó que carne que se vendía como de vacuno había sido mezclada con la de caballo, lo que motivó que la Comisión pusiera en marcha un plan específico contra el etiquetado fraudulento. Este mismo ciudadano estuvo en 2009 implicado en otro caso más: hizo pasar como ternera halal (los alimentos que cumplen con los requisitos del Islam) carne de caballo. En 2013 fue condenado por estos últimos hechos a seis meses de cárcel y 50.000 euros.

‘Muertos’ cinco veces

Además de caballos destinados al recreo o a la práctica deportiva, los agentes también han detectado en este último caso que la red habría utilizado equinos enfermos y robados, algunos de ellos sustraídos en Portugal. Luego se falsificaba su origen presentando, repetidamente, los papeles en regla de otros animales. "Algunos caballos han muerto hasta cinco veces", ponen como ejemplo fuentes cercanas a la investigación.

Del caso se encarga el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 4 de Ponferrada (León), debido a que es allí donde están los principales mataderos implicados. De momento, el instructor ha enviado a prisión a ocho personas tras tomarles declaración. Además de las detenciones ya practicadas, los agentes tienen previsto imputar a unas 25 personas más también relacionadas con este escándalo.

La organización de consumidores OCU ha instado este viernes a la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición y a las comunidades autónomas a que informen del alcance del fraude y a retirar los productos afectados. El Ministerio de Agricultura, que afirma conocer las actuaciones, ha preferido no hacer declaraciones al estar el caso bajo secreto de sumario. El de Sanidad ha indicado que, de momento, no se ha activado "la red de alertas alimentarias".

El riesgo de romper la trazabilidad

Consuelo Serres, directora del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Complutense, indica que los caballos de recreo tienen en su libro de medicación una mención “expresa” a que no es una carne apta para el consumo humano. “Es como la de un perro, la de un animal doméstico”, explica. En el caso de los de abasto, esa cartilla debe estar limpia para que un animal pueda entrar en el matadero y ser procesado para consumo. Serres señala que tan importante es conocer los productos que se les han suministrado (hormonas, antibióticos o antiinflamatorios) como conocer el “periodo de supresión”: el tiempo que tardan en expulsarlos para que luego la carne pueda ser consumida con seguridad. En todo caso, Serres descarta que haya “un riesgo de intoxicación” cuando se come una carne fuera de control.

El problema en este caso es que se ha perdido “el control” sobre la carne, detalla Pedro Luis Lorenzo, decano de la Facultad de Veterinaria de la Complutense. Y la “trazabilidad” que tienen todos los productos de ganadería —el registro desde que nace el animal hasta que entra en el matadero— se ha roto.

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