A Mas no le salen las cuentas
La asfixia económica y política del Gobierno catalán se dispara ERC y PSC rechazan entrar en el Ejecutivo Los Presupuestos siguen sin ser aprobados
De la "mayoría excepcional" a la "situación de emergencia". Entre una y otra expresión de Artur Mas distan menos de cinco meses, el tiempo transcurrido desde que reclamara a los catalanes que llenasen las urnas con papeletas de CiU para refrendar su hoja de ruta soberanista a la constatación, el pasado miércoles, de que el Gobierno de CiU está cada día más asfixiado en el plano económico y político.
Las cuentas no le salen a Artur Mas, por mucho que le da vueltas al sudoku que tiene entre manos desde que fue investido presidente en plena Navidad. No es solo que Cataluña se haya convertido en la única comunidad autónoma que no tiene aprobado los Presupuestos, ni que el presidente catalán no tenga garantizado que lo podrá hacer en las próximas semanas. Es que la debilidad política del líder de CiU va en aumento cada da día que pasa. De ahí los mensajes de alerta de Mas y las continuas llamadas a Esquerra Republicana (ERC) y el PSC para que entren en su Gobierno, al tiempo que intenta reabrir el diálogo con Mariano Rajoy para que le dé aire presupuestario y suba el objetivo de déficit público para este año.
Los independentistas ya han respondido a CiU que se olvide de ellos para gobernar desde el Palau de la Generalitat, en el que estuvieron siete años con Pasqual Maragall y José Montilla y lo pagaron caro después en las urnas. Los socialistas, por su parte, se han mantenido inicialmente dubitativos, pero su primer secretario, Pere Navarro, dijo en público y en voz alta el pasado sábado lo que piensa la dirección del PSC: que con ellos no va esta fiesta y que fueron CiU y ERC quienes firmaron un acuerdo de estabilidad parlamentaria el pasado 19 de diciembre. Por tanto, que se lo cocinen entre los dos.
Fuera de Cataluña, Mas tiene un panorama igual o más complicado. A lo sumo, podría lograr que Rajoy le permitiera flexibilizar el límite de déficit hasta 2% del PIB. Solo en ese escenario parece que los republicanos estarían dispuestos a apoyar las cuentas de 2013, porque ya han advertido que no tragan con el 1,5%. "Si alguien piensa que avalaremos 3.200 millones de recortes, es que se ha vuelto loco", proclamó el pasado jueves Oriol Junqueras, el presidente de ERC, para disipar cualquier duda de que su partido no aceptará ese porcentaje. Ayer volvió a remachar esta idea en una entrevista a El Punt Avui y advirtió: "Decidir nuestro futuro no puede estar condicionado por un presupuesto impuesto por el ministro Montoro".
La tesis de CiU es que sin Presupuestos no hay consulta, mientras que ERC sostiene que la consulta es el instrumento para que Cataluña logre la independencia y goce de más ingresos para huir de unos presupuestos tan restrictivos. Pero por si no fueran pocas contradicciones, Rajoy también ha advertido a Mas de que se vaya olvidando de la consulta soberanista si lo que quiere es lograr una mayor flexibilización del déficit. Y Mas ha replicado que el referéndum independentista no es moneda de cambio por un puñado de décimas, aunque cada una se traduce en 200 millones de euros más o menos para gastar.
Así las cosas, el atolladero en el que se encuentra el presidente catalán se espesa cada vez más y eso explica los continuos SOS que lanza un día tras otro, al igual que los dirigentes de CiU. Cataluña vive una situación de emergencia económica y de supervivencia autonómica, alertó el líder nacionalista el pasado miércoles al hacer balance de sus 100 días de Gobierno. Y al día siguiente llamó a la responsabilidad de los partidos -"para que la ola no nos pase por encima"-, en otro grito de alerta para sumar apoyos parlamentarios.
"Si no hay presupuesto, no hay Gobierno y si no hay Gobierno, no hay proceso, y en estos momentos el proceso es fundamental", dijo ayer Josep Rull, secretario general de Convergència. "Condicionar la consulta a la aprobación de un presupuesto incierto, determinado por Madrid como expresión sangrante de una asfixia económica y premeditada, es una actitud que no podemos compartir", responde Junqueras, a quien parece no afectar el actual escenario de incertidumbre política.
"Ha habido Gobiernos que han prorrogado presupuestos durante años", dijo ayer Junqueras para avalar su tesis de que las elecciones catalanas no deberían avanzarse si no se pueden aprobar las cuentas, que es lo que hizo en su día Francisco Álvarez Cascos en Asturias y lo pagó con la pérdida de la presidencia de la comunidad. La tranquilidad del líder republicano solo se explica porque todas las encuestas reflejan que su partido seguirá creciendo en detrimento de CiU. Entre otras cosas porque ha tenido la habilidad de firmar un acuerdo político con los nacionalistas y ser reconocido al mismo tiempo como el jefe de la oposición, huyendo así del desgaste político que implica tener que echar mano de las tijeras.
Ningún partido parece que esté por moverse de sus planteamientos y, así las cosas, Cataluña se presenta cada día más ingobernable, con los casos de corrupción llamando a la puerta de CiU. Oriol Pujol declarará el día 16 como imputado en el caso de las ITV y en menos de un mes se conocerá el escrito del fiscal que muy probablemente sentará en el banquillo a CDC por el expolio del Palau de la Música que provocó el embargo de la sede de este partido para pagar una fianza de responsabilidad civil de 3,2 millones de euros. David Fernández, diputado de la CUP, pidió ayer a los Mossos d'Esquadra: "Que investiguen quién está robando al país puertas adentro, porque tenemos un expolio fiscal de Madrid, pero tenemos un expolio interno de las élites de nuestro país, que cada día nos roban".
<p><a name="esquerra"></a><b>ERC | El aliado imprevisto que no cede</b>
Esquerra Republicana se convirtió en un aliado imprevisto de CiU tras el batacazo que cosecharon los nacionalistas en las elecciones del 25 de noviembre. Les unió la hoja de ruta soberanista y la promesa de convocar una consulta, a poder ser en 2014, pero más allá de eso, hay que gobernar. Y ahí es donde surgen las diferencias entre los aliados parlamentarios, porque a los republicanos les incomoda tener que aplicar más recortes.
Eso explica la demora en la aprobación de los Presupuestos y la incertidumbre sobre las consecuencias de todo ello. Esquerra es el aliado parlamentario de CiU y así lo firmaron por escrito, pero su líder, Oriol Junqueras, es también el jefe de la oposición, un panorama insólito en cualquier Parlamento. Esa posición le permite apoyar a los nacionalistas en todos los pasos del proceso soberanista —declaración en el Parlamento, creación del Consejo Nacional de Transición— y desmarcarse de ellos cuando conviene y advertir que no firmaron un cheque en blanco.
La alianza con Esquerra, además, no satisface a casi nadie, más allá de los sectores soberanistas de Convergència. Unió, el socio de la federación, siempre ha recelado de los independentistas y son conocidas las discrepancias públicas entre su líder, Josep Antoni Duran Lleida, y el propio Junqueras. Amplios sectores empresariales tampoco ven con buenos ojos la alianza, no tanto por los planteamientos económicos como por la deriva soberanista, aunque casi todos callaron cuando se produjo el órdago de Artur Mas en septiembre, excepto el Círculo de Economía y algún empresario.
<p><a name="psc"></a><b>PSC | “Ellos se han metido en este lío”</b>
Los socialistas catalanes consideran que la situación de parálisis política que vive Cataluña tiene su origen en unas elecciones anticipadas que eran innecesarias y que Artur Mas convocó en clave partidista y no pensando en la población. Le salió el tiro por la culata con el resultado electoral, y CiU acabó pactando con ERC una hoja de ruta soberanista que rechaza el PSC.
Con esas premisas, el partido que lidera Pere Navarro ve prácticamente imposible el acuerdo para apoyar los Presupuestos de este año y mucho menos la entrada en el Gobierno. “Ellos se han metido en este lío y les toca a ellos salir”, explica un dirigente socialista para referirse a que CiU y ERC tienen como prioridad la consulta independentista, mientras que para el PSC debería aplazarse y dedicar los esfuerzos políticos a salir de la crisis.
Los socialistas no confían en que CiU rectifique y cambie el rumbo 180 grados, como exige el PSC para llegar a un acuerdo, y así las cosas, no están por darle oxígeno a los nacionalistas con sus votos en el Parlamento. Es lo que Antonio Balmón, secretario de acción política del PSC, define como “la estrategia del kleenex”, de usar y tirar esos votos sin otro objetivo político que no sea el oportunismo.
El PSC cree que la actual situación acabará pasando factura a CiU en las urnas en beneficio de ERC, y que los socialistas no tienen nada que perder y mucho que ganar después de haber optado claramente por el derecho a decidir en el Congreso y en el Parlamento y con un Navarro cada vez más consolidado en el partido y conocido entre la población.
<p><a name="pp"></a><b>PP | El socio despechado</b>
El PP de Cataluña ha pasado de aliado de Mas en su primer mandato a quedar orillado en el nuevo escenario. Su líder, Alicia Sánchez-Camacho, ha perdido el protagonismo político que tuvo en la anterior legislatura, aunque la presencia de Mariano Rajoy en La Moncloa le permite actuar en ocasiones como la voz del Gobierno.
El PP pide a Mas que abandone a ERC, renuncie a su hoja soberanista y negocie con el Gobierno. Si se dieran las dos primeras premisas, los populares prometen concesiones de Rajoy, pero Mas ya ha replicado que nada de eso ocurrirá y excluye al PP de las llamadas para que se sumen a su Gobierno. Con todo, el presidente de la Generalitat se ha reunido en secreto con Rajoy y nadie duda que seguirán otros encuentros, porque está en manos del Gobierno de Madrid la fijación del objetivo de déficit.
La recuperación del PP como aliado parlamentario si falla el pacto con ERC parece más que improbable por el enorme coste electoral que eso podría suponerle a Mas.
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