Rajoy pide “pisar el acelerador” con más recortes en el Estado y las autonomías
Los ministros esperan dos meses con medidas duras ante la presión europea
La estrategia parece clara: avisar y avisar de los recortes que vienen para dejar de hablar de los que ya ha hecho y de paso preparar la pista de aterrizaje a los próximos. Después del clarísimo éxito de la cumbre en Bruselas, Mariano Rajoy tiene claro que va a poder dar muy pocas buenas noticias. Y lleva semanas preparando a sus votantes, los que más le preocupan, para las malas. Este lunes, aunque de nuevo rehusó concretar, fue más claro que nunca: viene una oleada de recortes y subidas de impuestos, más dura incluso que la anterior.
En un discurso en Sevilla ante la Junta Directiva Nacional, televisado a la prensa y sin debate alguno —nadie intervino después de que él hablara y lanzara una nueva oda a Javier Arenas—, Rajoy planteó un panorama difícil: la recaudación fiscal se desploma, la crisis se agudiza y hay que seguir recortando para reducir el déficit.
Él no usa esa palabra. Siempre habla de reformas. Pero hasta ahora la mayoría de ellas han supuesto recortes y subidas de impuestos. Y es lo que viene en adelante. “Dijimos que este iba a ser un año muy difícil. No hay nada que nos haya sorprendido”, se ufanó el presidente.
“Hemos hecho muchas reformas. Pero ahora toca pisar el acelerador. Vamos a hacer mucho más. Sé que las circunstancias son complicadas, pero no hemos llegado aquí por mala suerte, sino porque no se han hecho las cosas bien. Y eso lo sabemos todos, incluso los que protestan por las medidas”.
La línea que se desprende de sus palabras no deja lugar a dudas: más recortes. No solo en lo que depende de Rajoy, la Administración central. También, y especialmente, en las autonomías, donde está casi todo el gasto social: “Las comunidades autónomas están haciendo un gran esfuerzo pero tendrán que hacer un esfuerzo mayor”. Los barones autonómicos aplaudían con entusiasmo los mensajes patrióticos del presidente, que este lunes lanzó muchos y muy trabajados sobre la capacidad de los españoles para hacer frente a las dificultades, pero cuando llegó este aviso clarísimo, los aplausos fueron mucho más tímidos, casi obligados. “Pido a todas las personas que están al frente de una Administración que no contraten nada que no tengan la seguridad de que pueden pagar”, remató.
El pastor Rajoy no para de anunciar que viene el lobo de las medidas difíciles. Pero esta vez parece que está cerca de verdad. Sus ministros se preparan ya para un mes de julio, y tal vez de agosto —con seguridad habrá algún Consejo de Ministros estival— con varios viernes de pasión, como se les llamó en la primera fase, en la que cada semana había un recorte nuevo.
Pese a que Rajoy lo niega en público, muchos en su Gobierno admiten en privado que la presión de los socios europeos es muy fuerte. Italia y España, apoyados por Francia, lograron un notable éxito en la cumbre, pero algunos nórdicos, en especial Finlandia y Holanda, aliados de Alemania, presionan para ganar la batalla en segunda vuelta. Rajoy está obligado, dicen los suyos, a lanzar señales como la subida del IVA, a la que se ha resistido. Y llegará con seguridad en julio. Pero habrá más: la reforma de la ley de dependencia, otras posibles subidas de impuestos, nuevas tasas, peajes, y las líneas básicas de los Presupuestos de 2013, que según apuntó el presidente serán muy duros. Todo, en pleno verano.
Rajoy dice que hace las cosas no por presión sino por convicción. Sobre todo los recortes. Pero es evidente que ni él ni buena parte de su Gobierno querían tocar el IVA, y se van a ver obligados a hacerlo. O la deducción por vivienda, o el copago farmacéutico, o el sueldo de los funcionarios. Todo llega bajo presión. De los mercados —la prima de riesgo bajó y volvió a subir este lunes hasta colocarse por encima de la Irlanda, un país rescatado—, del FMI, del BCE y de los socios europeos.
Tal vez por eso, porque Rajoy sabe que lo que va a hacer contradice casi todas sus promesas, está retrasando todo lo posible algunos recortes y subidas de impuestos y piensa anunciarlas en pleno periodo vacacional.
En cualquier caso, el presidente hizo una pausa en su agenda internacional —el acto empezó tarde porque estaba hablando con el vencedor de las elecciones mexicanas, Enrique Peña Nieto— para preocuparse de la política española y dar ánimos a los suyos. Para prometerles que sabe lo que hace y que España saldrá, pero sobre todo, para pedirles que se mojen apoyando al Gobierno.
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