Ricardo Eyzaguirre, un músico que reivindica el quechua en París
La milenaria lengua andina ha encontrado un espacio en el corazón de la capital francesa de la mano de un coro dirigido por este ayacuchano
En un inmueble rodeado de tiendas y comercios de alimentos en un ambiente bastante animado del barrio 17 de París vive Ricardo Eyzaguirre (Ayacucho, 1954). Al entrar y atravesar el pasillo, Eyzaguirre abre su puerta de la planta baja y con un buen francés pregunta a quién busca el visitante. El hombre, que trabaja como conserje, es también un músico apasionado por los sonidos andinos que dirige un coro en una lengua milenaria en París.
Ricardo Eyzaguirre creció en el seno de una familia ayacuchana, viviendo al son del arpa, el violín, la guitarra, el charango y la mandolina, instrumentos usados para el huayno. Este género ancestral, que ha servido de inspiración para jóvenes artistas como Lenin Tamayo o Renata Flores, ha demostrado un gran poder para perpetuar y proteger el quechua. Sin hablarlo, Eyzaguirre logró compaginar su amor por la música con esta lengua ancestral.
En su natal Huamanga, una provincia ubicada a 2.500 metros sobre el nivel del mar, en la cordillera de los Andes, el español y el quechua se usan cotidianamente. Como en muchas otras partes del Perú, sus habitantes son bilingües aunque el español sea visto con mejores ojos. “En mi casa mis padres hablaban quechua perfectamente, pero mi mamá tenía ese prejuicio de que, si hablas quechua, el español lo vas a hablar ‘con mote [acento]’. Ella tenía ese temor”, explica.
Recordando su infancia, el también compositor y arreglista evoca el tiempo que pasaba con su abuela materna, madre del reconocido guitarrista peruano Raúl García Zarate, quien le enseñaba quechua mientras se ocupaba de la tienda familiar: “Cuando venían personas del campo a comprar y me decían cuántos panes querían, yo no entendía: “¡Te han dicho cuatro panes!”, dice imitando a su abuela. “Poco a poco fui captando las palabras, pero no podía conversar”, cuenta con cierta nostalgia.
Eyzaguirre tenía solo 15 años cuando dejó su vida en Ayacucho para vivir en la capital peruana, por lo que hablar en su lengua materna se volvió casi imposible.
Cuando llegué a Lima no había manera de hablarlo más que cantando huaynos en quechua. Fue así que iba aumentando mi vocabulario
El quechua es la segunda lengua más hablada del Perú. Más de tres millones de personas la tienen como lengua materna, un 14% de la población del país andino. A pesar de que el país cuenta con una gran diversidad cultural y lingüística (48 lenguas, de las cuales el quechua y el aimara son las más habladas), el 59% de peruanos percibe que la población quechua y aimara es discriminada por su forma de hablar o vestimenta, según datos del Ministerio de Cultura de Perú.
En los setenta, Eyzaguirre dejó sus estudios de contabilidad para dedicarse a su trabajo como músico. Estudió Canto Clásico y Dirección en el Conservatorio Nacional de Música del Perú (actual Universidad Nacional de Música). Esa pasión por la música andina lo llevó a diferentes escenarios: desde el Teatro Nacional como músico actor hasta el Coro Nacional. Realizó giras artísticas en Sudamérica (1979), la entonces URSS (1986) y en Europa, con el grupo Piedra y Camino (1989).
Durante su estadía en Europa, él y su esposa decidieron quedarse en Francia. El nacimiento de sus mellizos marcaría el inicio de su vida en París. Años más tarde, sus hijos y su esposa regresarían al Perú, mientras que Eyzaguirre se quedaría trabajando en la portería y en la música. “Aquí puedo poner música a todo volumen y nadie me molesta […] y así puedo trabajar en la música con todos los coros”, resalta.
En poco tiempo ya estaba participando en la vida cultural francesa junto a coros como Canta Latinoamérica (fundado en 1991) o el coro Chants du monde (Cantos del mundo, en 2010). En 2016 fundó el coro Voces Quechua, con el que difunde la música latinoamericana en Francia y Europa. “Este no es un curso de quechua, sino un coro que canta en quechua”, precisa detallando que en cada ensayo calientan sus voces contando en quechua, lo que permite que aprendan y ejerciten su memoria en esta lengua. “Ahora también nos saludamos (‘Allinllanchu’, ¿cómo estás?) y nos despedimos en quechua (’Tupananchiskama, hasta que volvamos a encontrarnos), comenta entusiasmado.
Con un repertorio compuesto en un 98% por canciones en quechua, este coro de 16 personas tiene a esta lengua originaria como enlace y fuente de inspiración, ya sean peruanos, bolivianos, ecuatorianos o franceses. Ricardo cree firmemente que todo el mundo puede cantar en el coro quechua, y, aunque a veces se tenga un poco de miedo al inicio, con el segundo y tercer ensayo cantar en quechua es “cosa natural”. “Yo lo escribo como se pronuncia, así cualquier persona que habla español lee exactamente como está ahí […] Para los franceses tampoco es difícil”, afirma.
Su público, principalmente francés, ya ha disfrutado con algunos conciertos que el grupo ha realizado. La capital francesa no es ajena a magia del quechua. El Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales (Inalco) en París propone una formación en lengua y cultura quechua desde hace varios años y su biblioteca cuenta con una rica colección de documentos en esta lengua. “Hay etapas en la música. En una época fueron [populares] los boleros, todo lo que venía de Cuba; luego la música de Brasil y la música latinoamericana, que se mantiene como si fuera parte de la cultura francesa: lo tienen como asimilado, ya no es tan lejana.”
Cada sábado, el coro se reúne para ensayar en una boutique peruana que les permite usar sus espacios. A pesar de la distancia, Ricardo Eyzaguirre guarda la esperanza de que poco a poco este interés por la música andina y su lengua crezca creando nuevos coros quechua en el Perú. “Queremos que más gente cante en quechua […] Quisiéramos, por ejemplo, hacer un concurso de canto quechua, para gente de cualquier parte”, sueña.
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