Karina Batthyany: “La mitad de la población latinoamericana aún permanece marginada de la protección social”
La directora de CLACSO, uno de los centros de investigación de ciencias sociales más grandes de América Latina, plantea que el principal desafío de las ciencias sociales es hablar de desigualdad sin acostumbrarnos a ella
Su nombre es Karina Batthyany Dighiero y es la directora ejecutiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), una institución internacional no-gubernamental creada en 1967 que cuenta con estatus asociativo en la Unesco. Batthyany es la primera uruguaya en ocupar este cargo (la segunda mujer desde 1967) y ahora se encuentra en su segundo mandato, que expirará en 2025. La encontramos en su viaje a Europa, en concreto, en la sede del Instituto de estudios internacionales y europeos Francisco de Vitoria, en la Universidad Carlos III de Madrid. Su visita tiene como objetivo suscitar nuevos lazos de colaboración del organismo que representa con realidades innovadoras. Por ejemplo, con la Cátedra de Sostenibilidad, Inclusión Social, Diversidad y Derechos Humanos del mismo instituto.
CLACSO reúne 836 centros de investigación y posgrado en el campo de las ciencias sociales y las humanidades distribuidos en 55 países de América Latina y otros continentes. Sin embargo, para Batthyany es crucial seguir estableciendo lazos de colaboración en aras de difundir el diálogo sobre los grandes desafíos de nuestra época: “Este viaje es sumamente positivo, ya que nos permite afianzar y formalizar el vínculo de cooperación con instituciones académicas y movimientos sociales con los que mantenemos un trabajo en común”.
Para la directora, esta institución es una red viva y con una gran capilaridad que se creó para superar el aislamiento entre científicos sociales que trabajaban temas similares desde geografías distantes. “Es ese mismo espíritu el que sigue guiando al Consejo: el trabajo en red, entre distintas disciplinas, con una mirada transnacional, y que estrecha esfuerzos entre personas e instituciones comprometidas con la justicia social, la igualdad, la democracia y los derechos humanos”. Este organismo es un referente en América Latina, por lo que Batthyany se refiere al análisis crítico de fenómenos que atraviesan las sociedades del subcontinente.
Sobre el último informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, lanzado el pasado ocho de septiembre en Nueva York, la socióloga muestra su preocupación sobre los retrocesos significativos sobre los indicadores de desarrollo humano que “varios países de la región han sufrido, comparado con 2019 (situación prepandemia)”. Además, explica cómo América Latina resultó ser una de las regiones más afectada por la pandemia. “Tenemos algo así como el 9% de la población mundial y durante la pandemia tuvimos el 33% de las muertes por covid-19 a nivel mundial”.
Batthyany subraya algunos conceptos claves del informe del PNUD como la inseguridad, una creciente polarización y sobre todo la disparidad que sigue plagando la región latinoamericana: “Estamos hoy ante una desigualdad sin precedentes en la historia de América Latina y el Caribe, escandalosa y abismal. Hablamos de desigualdades, en plural, porque las brechas son múltiples y de larga data: el colonialismo, el racismo, la desigualdad de género, por nombrar algunas. Brechas que se entrecruzan entre sí y potencian. Por eso, hoy el principal desafío de las ciencias sociales es hablar de desigualdad sin acostumbrarnos a ella. Dar la batalla contra la naturalización de las inequidades”, reclama.
Otro importante elemento tiene que ver con la protección social de la población latinoamericana, un ámbito de crítica sobre lo que la dirigente uruguaya es contundente: “Hay un aumento de la pobreza por sexto año consecutivo y la desigualdad también sigue aumentando, quebrando esa tendencia a la baja que se había iniciado en el entorno de 2002 hasta el 2014 de manera ininterrumpida.” Con respecto a esto, el gran desafío del próximo futuro para los países de América Latina, exigirá discutir nuevas bases para el pacto social, colocando a las instituciones responsables del bienestar social en el centro. “En América Latina, no logramos aún construir sistemas de protección social efectivamente universales, sostenibles e integrales: si lo miramos desde el punto de vista del mercado de trabajo, la mitad de la población latinoamericana aún permanece marginada de la protección social. Esto es una realidad intolerable para la actualidad”.
La superación de estos obstáculos —que descansan, entre otras cosas, en una deuda histórica hacia los colectivos en situación de vulnerabilidad—, pasa por una labor conjunta y articulada que sea capaz de aunar los esfuerzos de academias, gobiernos, activistas y movimientos sociales. En este sentido, la dirigente destaca la labor de la 9ª. Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, organizada por CLACSO y hospedada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) durante los primeros días de junio de este año. El evento titulado Tramas de las desigualdades en América Latina y el Caribe – Saberes, luchas y transformaciones contó con más de 15.000 inscritos y una cifra superior a 100.000 visitas en línea. “El evento fue un hito para todas las humanidades y ciencias sociales críticas de la región: fueron días intensos de reencuentro tras la pandemia: días de reflexión, intercambio, diálogo y construcción común”.
Batthyany, que cuenta con un doctorado en Sociología por la Universidad de Versailles Saint Quentin en Yvelines (Francia) y que desde 1992 es docente en la Universidad de la República de Uruguay, se ha posicionado como una mujer símbolo de un liderazgo positivo y propositivo, representando un ejemplo para las jóvenes mujeres latinoamericanas que apuntan a ser generadoras de cambio social.
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