Dos décadas de frente común por Colombia desde Cataluña
La Taula (Mesa) Catalana por Colombia ha hecho de la diplomacia ciudadana y la incidencia política su razón de ser en sus 20 años de vida y es ejemplo reconocido de buenas prácticas de cooperación por la paz y la defensa de los derechos humanos
Son 31 organizaciones entre ONG, movimientos sociales de base e instituciones públicas, y tienen un horizonte común: buscar la manera de contribuir a la paz y la defensa de los derechos humanos en Colombia, un país marcado por un conflicto armado de más de 50 años que tiene unos efectos devastadores sobre la población civil. Unidas forman la Taula Catalana por Colombia, una plataforma de solidaridad que ha cumplido 20 años de vida y que ha sido reconocida como un ejemplo de buena práctica de cooperación por su capacidad de incidencia política, por conseguir aumentar la movilización de la sociedad catalana por la paz en Colombia y situar las consecuencias del conflicto armado en la agenda de la cooperación. Además, a nivel europeo forma parte de Oidhaco (Oficina Internacional de los Derechos Humanos - Acción Colombia), una red de más de 35 organizaciones y plataformas europeas con los mismos fines que la Taula y que realiza incidencia ante la Unión Europea, las Naciones Unidas y otros organismos multilaterales.
“La Taula es una respuesta a la situación que se vive en Colombia, a esa realidad del conflicto que continúa siendo grave. Como comunidad internacional nos sentimos interpelados y junto a la diáspora colombiana en Cataluña nos unimos para responder a esa necesidad”, destaca Amaia García, coordinadora de la Taula, desde su oficina en Barcelona.
Una unión que comenzó hace 20 años. “La Taula tuvo el gran mérito de posicionar Colombia como país prioritario en la Cooperación Catalana. En ese momento nadie hablaba de ella y mucho menos en los procesos de paz y las iniciativas para la finalización del conflicto armado”, destaca Laura Lorenzi, presidenta de la Taula y coordinadora de la ONGD International Action For Peace. Lorenzi recuerda su primera vez en el país latinoamericano, en 2005. Lo que más le sorprendió fue la gran desigualdad en las ciudades y la unidad y el trabajo de las organizaciones en el ámbito rural. “Quedé impactada por la fraternidad de las personas y su unión para luchar por objetivos comunes. Estábamos en un entorno muy bello, pero sin carreteras, escuelas, agua corriente o electricidad”.
Para la presidenta, otro elemento interesante que convierte a la Taula en referente es que está integrada por movimientos de base, organizaciones e instituciones. Esto último como peculiaridad, ya que normalmente los espacios de ese tipo no incluyen la labor de instituciones públicas. “Es una manera muy interesante de hacer incidencia política, porque aquí las instituciones son parte y objeto del cambio”.
Otra de las fortalezas que hacen de la Taula un actor importante a la hora de su trabajo de incidencia son las organizaciones de la diáspora colombiana que la integran. “Toda la población que se ha desplazado y ha tenido que verse desplazada por el conflicto en Colombia tiene un perfil político fuerte. Eso ha tenido mucho que ver en la gran capacidad de incidencia de la Taula. Y la veo como un referente para muchos espacios de incidencia porque, por mi experiencia, lo que hacemos en muchas organizaciones es trabajar con un modelo endogámico, con sus intereses propios, competencia y resultados limitados”, resalta por videollamada desde su oficina en Madrid Penélope Berlama, integrante de la Taula por la organización Movimiento por la Paz.
Como gran parte de esa diáspora colombiana, Dorys Ardila migró hace 18 años a Barcelona y trabaja con temas relacionados en construcción de paz y derechos humanos. Forma parte de la junta directiva de la Taula y es la presidenta de Gestapaz, una asociación de mujeres migrantes que fortalece las iniciativas de la población extranjera en situación de vulnerabilidad. Para ella, la génesis de la Taula es única. “La Taula trabaja todo el conjunto de acciones que empujan, apoyan y fortalecen la construcción de políticas públicas que puedan ser los escenarios de la aplicación de garantías, derechos y mecanismos para coadyuvar a la construcción de paz en el país. En ningún otro país de Europa existe otra plataforma en la que trabajen conjuntamente organizaciones de carácter no gubernamental o expresiones de organizaciones que vienen de la sociedad civil con instancias de gobernabilidad. Y esa capacidad de incidencia es un ejercicio de diplomacia ciudadana”.
De las calles al Parlamento
Esa capacidad de incidencia se ha visto plasmada no solo en movilizaciones ciudadanas en defensa de los derechos humanos, sino en la presión política a las instituciones tanto de Cataluña como del resto de España y Europa. En estos 20 años de vida, han sido muchas veces las que la Taula ha conseguido que el parlamento catalán se pronuncie con condenas, mociones, declaraciones institucionales y resoluciones sobre la situación de derechos humanos en Colombia, y que mostrara su apoyo a la paz y la implementación de los Acuerdos. “Hace unas semanas logramos en conjunto con otras organizaciones a nivel estatal impulsar la aprobación de una Proposición No de Ley por mayoría en el Congreso de los Diputados con unos puntos importantes que comprometen al Gobierno español a la hora de implementar el Acuerdo de Paz y exigir al Estado colombiano que cumpla lo pactado”, afirma la coordinadora de la Taula.
Esta proposición fue aprobada el pasado 29 de junio, un día después del inicio del viaje promovido por la Taula de una delegación de parlamentarias y organizaciones catalanas a Colombia para verificar las vulneraciones a los derechos humanos durante las protestas del Paro Nacional. Y también para hablar con organizaciones en territorio sobre la implementación del Acuerdo, una de las exigencias de las marchas en el país. De esta visita, se presentará un informe de lo que se recogió. Sin embargo, tras la proposición no de ley y la delegación, durante la visita a Madrid del presidente colombiano Iván Duque en septiembre, el Gobierno le condecoró con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Un hecho que es “totalmente incoherente”, destaca Berlama.
También visibilizar la difícil situación de los líderes y lideresas sociales en Colombia ha sido otro de los ejes de trabajo de la Taula. De hecho, desde la firma del Acuerdo, más de 1.200 personas defensoras han sido asesinadas, junto a más de 270 excombatientes de las FARC-EP en proceso de reincorporación. A lo largo de todos estos años, la entidad y las organizaciones que la conforman han acompañado las giras de incidencia de muchos líderes y lideresas sociales colombianas de organizaciones sociales afrodescendientes, indígenas y campesinas que han pasado por Europa para explicar en primera persona la situación que viven en su país y pedir que se exija al Gobierno colombiano garantías para la vida. “Hemos denunciado constantemente las amenazas, agresiones y asesinatos que sufren las personas defensoras de derechos humanos, y eso ha servido para que cada vez más se les brinde protección”, dice Tono Albareda, miembro de la junta de la Taula y de la ONG CooperAcció.
Albareda recuerda que, impulsado por la Taula, existía un sistema de becas para mujeres defensoras que venían a cursar un año en la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona y que tenía por objeto fortalecer iniciativas civiles de paz y propiciar un proceso de diplomacia ciudadana en Europa a favor de los derechos humanos y la paz en Colombia. Entre 2004 y 2012 llegaron unas 20 mujeres implicadas en la defensa de sus territorios, promoviendo así el intercambio entre Colombia y Cataluña.
Centro de empresas y derechos humanos
Otro de los grandes logros de la Taula en el terreno de la incidencia fue poner sobre la mesa las vulneraciones a los derechos humanos que cometía una empresa portuaria catalana en Buenaventura, una ciudad del pacífico colombiano azotada por la violencia. A raíz del informe realizado y de la visita a esa ciudad de una delegación de representantes institucionales y sociales, se visibilizaron los efectos de esa inversión, las vulneraciones de derechos por parte de la empresa y se ayudó a las comunidades afectadas a tener instrumentos para denunciar lo que ocurría.
El caso dio pie para impulsar el Grupo Catalán de Empresas y Derechos Humanos y trabajar todo un proceso en el Parlamento catalán, para exigir la creación de un órgano público independiente que evaluara las violaciones a los derechos humanos que cometen empresas que están operando en Cataluña y poder sancionarlas. Precisamente, a principios de julio y con el apoyo de la gran mayoría de grupos parlamentarios catalanes, se registró la propuesta de Ley de creación del Centro Catalán de Empresas y Derechos Humanos. El futuro organismo será el instrumento que garantizará la coherencia entre las políticas económicas de acción exterior y de cooperación internacional, y velará para que la internacionalización de la economía catalana no genere impactos negativos y vulnere derechos humanos, especialmente en los países más empobrecidos.
Y es que Colombia es un país complejo donde no suele ser fácil entender lo que ocurre, por lo que explicarlo e ir a contracorriente de la narrativa oficial tampoco lo es. Sin embargo, gracias a la Taula, una parte de la sociedad civil catalana ha podido conocer la realidad colombiana y la guerra que ha devastado el país, especialmente a través de las jornadas anuales que organizan, posicionando la voz de las comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas y sectores ciudadanos que luchan cada día para la transformación del país y la construcción de paz. Precisamente, el 4, 5 y 6 de noviembre se celebraron las XIX jornadas, que versaron sobre el quinto aniversario de la firma del Acuerdo de Paz, con personalidades y liderazgos colombianos que visitaron la ciudad condal.
Gracias a la Taula, una parte de la sociedad civil catalana ha podido conocer la realidad colombiana y la guerra que ha devastado el país
Y es en el Acuerdo de Paz donde las entidades de la Taula reconocen que a cinco años de la firma hay una cierta desesperanza. El desplazamiento, la desaparición forzada, los asesinatos, las amenazas a los liderazgos sociales o la aparición y rearme de nuevos grupos armados, continúa.
Para Ardila, el déficit del Acuerdo se debe a que la norma queda únicamente en un papel. “Un papel se firma, pero para que una disposición normativa se haga realidad y se aplique, necesariamente tienen que contar con dos condiciones que han estado ausentes durante este Gobierno: voluntad política y un conjunto de recursos asignados del presupuesto de la nación”. Presupuestos, según Ardila, que se han dejado en manos de la cooperación internacional. “Me atrevería a decir que más del 50%, y eso lo tendría que asumir el Estado colombiano, no solo porque hay un Acuerdo firmado, sino porque en la Constitución se dice que la paz es un derecho y un deber de obligado cumplimiento”.
Sin embargo, pese al difícil contexto actual, desde la Taula no quieren hablar de oportunidad perdida. “Los Acuerdos de Paz son y siguen siendo una enorme oportunidad para Colombia de transformar el país y hacerlo más justo y equitativo, donde las personas sientan reconocidos sus derechos. Sabemos que el cumplimiento no va al ritmo deseado y como comunidad internacional tenemos un papel importante a la hora de exigir lo pactado en La Habana”, concluye Lorenzi.
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