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Saint Louis, no te perdemos de vista

El especial #UnAñoenSaintLouis contó, desde enero 2019 hasta marzo 2020, la ciudad costera del norte de Senegal con más de 15 profesionales de los dos continentes implicados. Este es un repaso al 2020 y los retos de la zona

Los pescadores de Saint Louis, Senegal, se preparan para salir a la mar en plena primera ola de la pandemia por covid-19, el 16 de mayo de 2020.
Los pescadores de Saint Louis, Senegal, se preparan para salir a la mar en plena primera ola de la pandemia por covid-19, el 16 de mayo de 2020.CHRISTOPHE VAN DER PERRE (Reuters)

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A principios de 2019, el equipo completo de Planeta Futuro, coordinado por Lola Huete Machado, se embarcó en una aventura inigualable hasta entonces en la prensa española: cubrir el día a día de una ciudad media africana durante un año con el objetivo de observar con detenimiento y análisis los desafíos a los que se enfrentaba desde diferentes ángulos.

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Saint Louis, ciudad costera al norte de Senegal, fue la elegida para ello “por poseer todos los elementos socioeconómicos necesarios para narrar a través de ella lo que está sucediendo en África en general, en asuntos tan relevantes como las migraciones, el desarrollo sostenible, la pesca, el cambio climático, la educación, la pobreza, la seguridad alimentaria, la igualdad de género, la tecnología, el arte y la cultura o la salud global”, como se comentaba en la primera entrega.

El ejercicio permitió acercar una realidad desconocida para el lector español, que pudo ir descubriendo cómo impactan en lo local aquellas cuestiones derivadas de políticas o acontecimientos globales. Seguir el hilo de reportajes, opinión y noticias, construido desde enero de 2019 hasta marzo de 2020 por más de 11 redactores y cinco fotoperiodistas, además de diferentes firmas invitadas y la colaboración de varias entidades locales. Fue como hacer un máster en la ciudad; una valiosa documentación de lo que fue Saint Louis en 12 meses.

Una señal de tráfico en una zona en obras de Saint Louis, Senegal, hace unos meses. Laura Feal
Una señal de tráfico en una zona en obras de Saint Louis, Senegal, hace unos meses. Laura Feal

Pero el objetivo de Planeta Futuro no era dejar esta foto fija sino seguir con un ojo en la ciudad. La pandemia impactó este proyecto que retoma ahora para repasar la situación actual y los desafíos con los que empieza 2021.

Coronavirus, también aquí

Los primeros casos de coronavirus en el país entraron del extranjero de la mano de viajeros internacionales que venían de Europa, a principios de marzo. Como fuimos contando en directo, las tempranas medidas tomadas por el Gobierno senegalés con diferentes decretos de limitación de movimientos, prohibición de encuentros, cierres de escuela y toque de queda, se completó con la declaración del estado de urgencia nacional el 24 de marzo. En ese primer mes solo hubo un caso positivo en Saint Louis y 40 de sus contactos estrechos identificados fueron aislados durante 14 días en un hotel de la ciudad. Desde que empezó la pandemia, en Senegal se han diagnosticado cerca de 19.000 casos positivos, 402 muertes, principalmente en las ciudades de Dakar y Touba.

La sociedad civil organizada se involucró tanto en la sensibilización, a través de medios de comunicación comunitarios o iniciativas artísticas (también los músicos de Saint Louis se reunieron para hacer un tema con lecciones de compromiso ciudadano) como en la adaptación de las medidas y mensajes internacionales a las realidades africanas.

Aunque a nivel sanitario el impacto no parece haber sido tan importante como el augurado por diversos organismos internacionales, a nivel económico y social la pandemia ha dejado en la ciudad una situación difícil.

Especialmente vulnerables son los niños talibés, quienes tuvieron que lidiar con las normas sanitarias que obstaculizaron su ya de por sí difícil lucha diaria por la supervivencia. Según Modou Samb, de la asociación Keur Talibé Ndar, “el Estado no intervino en la situación de los talibés durante el coronavirus, pero las asociaciones salimos a sensibilizar sobre las medidas preconizadas a las daaras (escuelas coránicas), dar mascarillas y comida, sobre todo en el mes del Ramadán”.

El turismo se enfrenta a un escenario “devastador”

Muy volcada en el turismo, el año 2020 fue para la ciudad un año casi en blanco. Muchos establecimientos hoteleros tuvieron que cerrar, como el Hotel Mermoz, uno de los campamentos más frecuentados de la zona costera de la Lengua de Barbarie. “Llevamos cerrados desde marzo, debido a las medidas sanitarias estrictas que se decretaron pero cuando fue mejorando la situación sanitaria hicimos un intento de abrir durante el mes de julio. La poca afluencia de turismo nacional no permite pagar la electricidad, el agua ni a las 40 personas que trabajamos allí, así que por ahora seguimos cerrados. Es un desastre para el sector”, afirma Ida Ndiaye, gerente del establecimiento. Según las cifras de la sindical patronal de la industria hotelera en Senegal, solo el 20-30% del turismo es local, por lo que si las medidas de cierre de fronteras para no residentes continúan —lo que es probable ante la segunda ola de coronavirus que atraviesa el país— el año 2021 se presenta “devastador”, como calificaron en un comunicado.

La poca afluencia de turismo nacional no permite pagar la electricidad, el agua ni a las 40 personas que trabajamos allí. Es un desastre para el sector”, afirma Ida Ndiaye, gerente del Hotel Mermoz

Efectivamente, el extranjero que frecuente hoy la ciudad se topará con un espíritu completamente diferente al de hace unos meses. Los puestos de artesanía y de souvenirs que custodian las calles principales de la isla están cerrados o vacíos, y las decenas de personas, en su mayoría chicos jóvenes, suplican al transeúnte por una ínfima venta. Se acabaron las charlas amenas y las negociaciones: ahora se va directo al grano.

El ámbito de la cultura también sufrió desgaste en 2020: a la anulación del Festival Internacional de Jazz en abril le siguió la del Festival de Danza Contemporánea Duo Solo en junio, la cancelación de la programación paralela a la Bienal de Arte de Dakar prevista en la ciudad… Cuando parecía que lo peor había pasado y hasta instituciones como el Instituto Francés se animaban a reabrir tímidamente sus puertas en noviembre, llegó la segunda ola y nuevas restricciones, con lo que algunas de las últimas citas previstas a principios de diciembre (como el Festival de Cine Documental) se salvaron in extremis o con modificaciones de formato, y actualmente se ha vuelto a cerrar todo, con la vista puesta en las cifras del Ministerio de Salud.

Medios de vida trastocados

Aunque el cayuco parecía haber dejado de ser una opción entre ciertos sectores de la juventud, las dificultades de este año han acentuado las necesidades y se ha percibido un aumento de personas que han intentado dejar su país a través de la arriesgada emigración por vía marítima, para alcanzar las costas españolas. Se calcula que más de 600 senegaleses perdieron la vida en los últimos entre septiembre y noviembre. Muchos de estos jóvenes procedían de la región de Saint Louis, donde se han registrado no solo llegadas a Europa sino desgraciadamente también siniestros, como contaba el periodista José Naranjo, en sus reportajes sobre los chicos del barrio de Pikine o sobre los 11 fallecidos del pueblo de Gantour.

A los impactos derivados de la covid-19 se unen las importantes lluvias que hubo los meses de verano y que descolocaron las cosechas previstas así como las plagas sufridas entre septiembre y octubre en el ámbito de la agricultura, y que afectan directamente a los medios de vida de una parte de la población. La desesperanza es una respuesta recurrente al interrogar sobre el fenómeno migratorio. El día 18 de diciembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Senegaleses en el Exterior tenía previsto organizar en la ciudad una gran jornada para presentar en un lugar simbólico la política nacional en materia de migración y los planes que los diferentes ministerios y agencias tienen para la juventud, sin embargo las nuevas restricciones ante la segunda ola impidieron el acto.

La sociedad civil desconfía de las consecuencias de los nuevos acuerdos de pesca firmados a mediados de noviembre entre Senegal y la Unión Europea y el impacto que tendrá en un sector tan primordial para la población de la región. Mientras en el aire siguen volando rumores y comidillas sobre cómo afectará el gas encontrado en el yacimiento de Gran Tortuga al norte de la ciudad, del que la población apenas tiene información. Por si acaso, las escuelas de gestión preparan ya jóvenes cuadros en gestión de recursos como gas y petróleo, por si algo cayera.

Menos luces esta Navidad

Saint Louis, acostumbrada a relucir durante la Navidad (que pese a ser una fiesta cristiana es celebrada también por la comunidad musulmana) tiene hoy sus luces a medio gas. Los turistas que llegaban del frío europeo para celebrar las fiestas en la ciudad no aparecerán en la foto de 2020 y en su lugar, hemos visto a niñas y niños con mandilones escolares y mascarillas en la cara. Tras la supresión de las clases durante los últimos meses del curso pasado por la pandemia, el Ministerio de Educación anuló las vacaciones escolares de invierno, así que salvo el 25 y el 1 de enero, festivos nacionales, el resto de días, las escuelas, institutos y universidades siguen sus programas.

Actualmente la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, está como se dice coloquialmente “patas arriba”. Nada más descender el puente Faidherbe las obras de rehabilitación de la principal plaza, del mismo nombre y que se encuentra enfrente de la Gobernanza, obligan a los vehículos a adentrarse en calles secundarias, con el consiguiente caos circulatorio. En el norte y sur de la isla la imagen es la misma: calles levantadas para la renovación de las instalaciones de saneamiento y el asfaltado. Ante la degradación de buena parte de los edificios de valor patrimonial que se constataba a finales de 2019, este año se ha comenzado la rehabilitación de 16 viviendas privadas que permitirá salvar algunas de las construcciones en riesgo, y que se prevé continuará en los próximos meses.

En paralelo a este lavado de cara, la reflexión sobre los nombres de los espacios públicos, plazas y calles, presente también en otras ciudades del mundo, ha llegado también a Saint Louis, que se cuestiona sobre mantener o quitar los homenajes a figuras de la colonización. El nombre de Gobert Diagne, mítico comunicador de la ciudad, francófilo pero muy apegado a sus vecinos, y fallecido en este fatídico 2020, suena entre los favoritos para lograr un entendimiento en la sustitución de alguna placa. Hasta aquí las noticias de 2020 de Saint Louis. No la perdemos de vista, seguiremos informando.

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