El coronavirus deja sin comida a los niños mendigos de Senegal
El confinamiento parcial, las prohibiciones y el toque de queda complican el sustento de unos 50.000 talibés, alumnos de las escuelas coránicas. Sin gente en las calles, no hay limosna
En la ciudad senegalesa de Saint Louis lo normal es no dar un paso sin tropezarte con un niño vestido con harapos que pide unas monedas para comer. Son los niños talibés, pequeños aprendices del Corán que mendigan en las calles para sobrevivir o para escapar al castigo de su maestro. Sin embargo, desde hace tres días todo ha cambiado. Las medidas adoptadas por el Gobierno para tratar de contener el avance del coronavirus y el miedo que comienza a extenderse entre la población han metido a la gente en sus casas, sobre todo por las tardes antes del toque de queda nocturno, lo que ha provocado que miles de menores tengan serios problemas para conseguir alimento suficiente tres veces al día, sobre todo para la cena. Sin gente en la calle no hay limosna.
“La situación es explosiva”, asegura Issa Kouyaté, director de la ONG La Casa de la Estación. “Estamos viendo cómo estos niños se están quedando sin alimentos o solo pueden hacer una comida al mediodía debido a la situación que estamos viviendo”. En la ciudad de Saint Louis hay unos 9.000 talibés repartidos por decenas de escuelas coránicas o daaras. En algunas de ellas, los niños reciben un trato digno pese a todas las dificultades, pero en la mayoría son obligados a mendigar. Sin embargo, con la decisión de quedarse en casa y el toque de queda a partir de las ocho de la tarde, las cosas se les han puesto muy cuesta arriba para cenar.
Ante esta situación, unas 200 familias del sur del país, de zonas como Sine Saloum y Kaolack, han reclamado el regreso de sus hijos a casa, pero la prohibición de viajar entre regiones establecida por el Gobierno impide esta maniobra. Están atrapados. “Hemos acudido al Ministerio de la Familia pero nos han pedido que presentemos un informe caso por caso. Nadie ayuda a estos niños”, se queja Kouyaté con amargura, “muchos tienen que guardar un poco de lo que consiguen al mediodía para poder cenar. Están sufriendo lo indecible estos días”. La Casa de la Estación ha conseguido 1.000 dólares de la ONG Global Giving, pero esta cantidad solo les da para comenzar.
Luego está el problema de la falta de higiene. Miles de estos pequeños viven en condiciones insalubres, sin un techo donde cobijarse o en cabañas improvisadas, padecen de sarna y otras enfermedades y no tienen acceso a agua potable. Desde hace diez días, algunas asociaciones que trabajan con los talibés, como Keur Talibé Ndar, han puesto en marcha una campaña de sensibilización sobre el virus, el lavado de manos y la limpieza de las escuelas coránicas, así como el reparto de geles alcohólicos, lejía y jabón, con la colaboración de los maestros o marabúes. “Hay muchos niños que tienen problemas de asma”, advierten desde este colectivo.
Si el virus toca a uno de ellos esto va a ser una catástrofe por la forma en la que viven, en la que duermen, por las condiciones en las que se encuentran Modou Samb, responsable de Keur Talibé Ndar
El problema se extiende por todo el país, donde se estima que hay unos 100.000 talibés de los que la mitad están obligados a mendigar para comer. La falta de higiene en la que viven estos niños y su constante deambular por las calles les convierten no solo en uno de los colectivos más vulnerables y amenazado frente al virus, sino en potenciales transmisores del mismo. En Dakar, la asociación Ayudemos a los Talibés ha pedido a los marabúes el confinamiento de los pequeños durante semanas y ha repartido kits higiénicos y productos desinfectantes por las daaras.
En Tambacounda, el comité regional de gestión de epidemias ha conseguido la donación de alimentos procedentes de empresas para repartir en las escuelas coránicas. “Desde que cuenten con esos víveres no se tolerará la presencia de talibés en las calles de la ciudad”, dijo el prefecto Oumar Mamadou Balde. En Kaffrine también han ordenado el confinamiento en las daaras de aquellos niños que no puedan regresar a sus casas con sus familias, normalmente en otras regiones del país.
Senegal cuenta con 162 casos positivos de coronavirus, uno de los cuales fue detectado en la ciudad de Saint Louis
En Saint Louis, sin embargo, no es tan fácil. Modou Samb, responsable de Keur Talibé Ndar, propugna también que los niños se puedan quedar todo el día en las daaras que reúnan condiciones, pero para ello deben tener garantizada su alimentación. Y esto por ahora no ocurre, así que salen por las mañanas a pedir, aunque la Policía ha prohibido su presencia en estaciones de transporte y mercados. “Los talibés son muy vulnerables. Si el virus toca a uno de ellos esto va a ser una catástrofe por la forma en la que viven, en la que duermen, por las condiciones en las que se encuentran. Toda la ayuda que están recibiendo es de las asociaciones que seguimos abiertas y de los vecinos, nadie más está haciendo nada por ellos, es terrible”, añade.
Por ahora, Senegal cuenta con 162 casos positivos de coronavirus, uno de los cuales fue detectado en la ciudad de Saint Louis y además mediante transmisión comunitaria. A raíz de ello, unas 40 personas que estuvieron en contacto con ese primer caso han sido confinadas en dos hoteles situados a las afueras de la ciudad. El presidente, Macky Sall, decretó esta semana el estado de emergencia, un toque de queda de ocho de la tarde a seis de la mañana y la prohibición de todo acto público, incluidos los religiosos, y de los viajes entre regiones. Asimismo, anunció el desbloqueo de unos 76 millones de euros para ayuda alimentaria de urgencia. La pregunta que se hacen en Saint Louis es si algo de ello llegará a los talibés.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.