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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Defensa europea, defensa española

Apenas días después de que la UE aprobara por unanimidad aumentar el gasto en seguridad, el Congreso exhibe sus discrepancias

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en el Congreso de los Diputados este miércoles.
El País

El Congreso debatió ayer el trascendental momento que vive Europa y evidenció la falta de mimbres para armar un pacto de Estado de defensa cuando más urgente parece: con una guerra a sus puertas que ya dura tres años, la amenaza expansionista de la Rusia invasora de Ucrania y el viraje antieuropeo de la Casa Blanca. Pedro Sánchez se mueve en un complejo equilibrio a tres bandas, esto es, entre los compromisos con los socios de la UE y la OTAN para aumentar el gasto en defensa; la falta, por ahora, de una mayoría para que ese aumento se vote en el Parlamento y la opinión pública menos preocupada de la Unión por las cuestiones de seguridad.

La seguridad europea es uno de los debates nacionales más importantes de este tiempo: más allá de la guerra en Ucrania, afecta al modo de vida que disfrutan los españoles. El presidente del Gobierno dibujó el contexto de lo que —en línea con sus homólogos europeos en trances similares— definió con cierta épica como un momento “fundacional” de Europa. Describió la gravedad del cambio geopolítico que vive el mundo y apeló a la solidaridad del sur ahora que es el norte el directamente amenazado.

Es lo que tocaba ayer. Pero no añadió ninguna concreción al compromiso de elevar el gasto en defensa al 2% del PIB. No aportó cifras ni fórmulas para hacerlo. La única novedad fue el anuncio de un plan futuro para agrupar todo el gasto en esa materia. Es evidente que en el siglo XXI la seguridad desborda lo puramente militar y el presidente citó las amenazas de las guerras híbridas, los ciberataques o el cambio climático. Con todo, en algún momento tendrá que decir claramente a los ciudadanos que habrá que gastar más en armas. Gastar mejor —y reforzando la industria comunitaria y la española— pero también más.

El contexto mundial ha cambiado tanto y Europa afronta con tanta urgencia sus vulnerabilidades en defensa que la situación exige voluntad de llegar a acuerdos transversales, como señaló, acertando también en su despedida del escaño, el portavoz del PNV, Aitor Esteban. Una voluntad que ayer no se vio ni por la parte socialista, ni en el PP, incapaz de superar su insomne batalla para hacer caer a Sánchez a cualquier precio. Incluso en este histórico trance y cuando ambos coinciden en la necesidad de elevar el gasto de defensa, un compromiso que además el Gobierno de Mariano Rajoy asumió en 2014. A su izquierda, los socialistas tienen otros problemas. Todos sus socios son coherentes con sus trayectorias, pero la retórica anti-OTAN y la defensa del pacifismo acrítico lleva dentro una rémora histórica, una lógica de Guerra Fría que lo limita como análisis consecuente de la realidad actual. Es el derecho a ser pacifistas de los ucranios lo que viola cada día Putin. Ignorarlo puede convertirse en una claudicación ante la ley del más fuerte. Algo empieza a moverse, sin embargo, porque el matiz lo puso ERC, pidiendo con nitidez a los partidos de izquierdas que vayan “más allá de sus dogmas”.

Tanto el PP como sus propios socios le han pedido a Sánchez concreción para saber la ruta hasta alcanzar el 2% del PIB en gasto de defensa. “Llevaremos al Parlamento todo lo que tenga que pasar por el Parlamento”, comprometió el presidente, a la espera de cómo se concrete en Bruselas la financiación. Queda pues emplazado a volver al Congreso con planes específicos y, en ausencia de unos Presupuestos Generales del Estado nuevos, del modo de financiarlos. Vivimos tiempos extraordinarios. Necesitamos claridad en medio de la incertidumbre y toda una clase política a la altura del desafío.

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