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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Enderezar la finanzas públicas

La economía española va bien, pero falta la negociación política de los presupuestos generales

Desde la izquierda, la vicepresidenta María Jesús Montero; la ministra portavoz, Pilar Alegría, y el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, este martes en el Palacio de La Moncloa.
Desde la izquierda, la vicepresidenta María Jesús Montero; la ministra portavoz, Pilar Alegría, y el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, este martes en el Palacio de La Moncloa.Kiko Huesca (EFE)
El País

El Gobierno anunció este martes las grandes cifras de las finanzas públicas para los próximos tres años. En tres apartados: el “cuadro macro”, centrado en el crecimiento esperable de la economía; el “techo de gasto” o límite máximo que las administraciones imponen a sus desembolsos; y la “senda de déficit”, que pauta los objetivos de reducción del desbalance entre ingresos y gastos. Este triángulo configura la urdimbre tanto del presupuesto de 2025 como del plan fiscal trienal que cada socio de la UE debe presentar a la Comisión. Señala así la progresiva reducción del endeudamiento público de los Veintisiete, que se disparó para afrontar la pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación. Es decir, marca la pauta para situar las finanzas públicas en niveles que permitan afrontar con seguridad cualquier turbulencia financiera de los mercados internacionales.

Este martes el Gobierno incrementó la previsión de crecimiento para 2024 cuatro décimas (del 2% al 2,4%) y subió el techo de gasto un 3,2% para 2025. En cuanto a la senda de déficit, el conjunto de las Administraciones tendrá que reducir el agujero presupuestario el año que viene hasta el 2,5% del PIB, frente al 3,6% que se registró el año pasado y el 3% que se prevé alcanzar este. Para 2026, el desfase de las cuentas públicas deberá bajar al 2,1% del PIB. Y al 1,8% en 2027.

La señal más positiva que acompaña estos anuncios es la solidez de la economía española. En ejercicios anteriores afloraron las críticas ante lo que se suponía excesivo optimismo oficial en las perspectivas de crecimiento del PIB, la base que en caso de fallo cuestiona todas las plantas del edificio presupuestario. El extraordinario resultado de la economía española en 2022 y 2023, quintuplicando el de sus principales socios, ha hecho amainar esas reservas.

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Todos los organismos nacionales e internacionales que emiten previsiones sintonizan esta vez con un crecimiento de la economía española para 2024 cercano al 2,4% o el 2,5%, que casi triplicaría el de la eurozona. Precisamente este martes, el FMI mantenía su apuesta por el 2,4% —a la que se sumó el Gobierno— con elogios desacostumbrados, como el de que España constituye “un punto brillante” en la zona euro. El reciente espaldarazo de Bruselas a las proyecciones gubernamentales y excluir a España del temible “procedimiento de déficit excesivo”, que puede desembocar en multas, es el apoyo más relevante.

Si las previsiones se cumplen, la contención de déficit y deuda deberá casar con la continuación de inyecciones que refuercen el Estado del bienestar. Y sin caer en la complacencia: todo dependerá de que el aumento de la productividad, el alza de las inversiones, la actividad del sector exterior y la mejora del mercado laboral estén en concordancia con lo estimado. La economía va bien, ahora falta que la negociación política de los presupuestos generales del Estado, en un escenario de fuerte fragmentación parlamentaria, alcance su aprobación en tiempo y forma.

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