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El FMI mejora su previsión para la eurozona, pero alerta sobre la inflación y el proteccionismo

El organismo eleva ligeramente, del 0,8% al 0,9%, la estimación de crecimiento del PIB en 2024 del área del euro, y mantiene en el 2,4% el pronóstico para España

FMI
La directora del FMI, Kristalina Georgieva, en abril en Washington.SHAWN THEW (EFE)
Laura Delle Femmine

Ligera mejora en las previsiones de crecimiento de una zona euro que avanza a trompicones. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha elevado en una décima su estimación para este año, del 0,8% al 0,9%, una revisión al alza que justifica con el buen desempeño del sector servicios, un mejor comportamiento de lo esperado de las exportaciones y la fortaleza del consumo interno impulsada por las subidas salariales, a la vez que se han suavizado las condiciones de financiación gracias a la reciente relajación de la política monetaria. De cara a 2025, el pronóstico se mantiene invariado en el 1,5%. Así lo desglosa el organismo multilateral en la actualización de su informe Perspectivas económicas mundiales, publicado este martes, en el que alerta sobre nuevos riesgos en el corto plazo a escala global: la ralentización generalizada del proceso desinflacionario y la amenaza de un nuevo brote proteccionista aupado por el superciclo electoral de este año.

“El impulso de la desinflación global se está desacelerando, lo que indica que hay obstáculos por el camino”, señala el documento, que mantiene prácticamente idéntica la previsión de crecimiento de la economía global en el 3,2% para este año y en el 3,3% para el que viene, en línea con sus anteriores estimaciones de abril —tampoco varía el pronóstico para España, del 2,4%, el mismo del Gobierno—. Sin embargo, ha habido cambios en la composición de este crecimiento. Si las expectativas para la eurozona mejoran, al igual que para China, empeoran levemente para EE UU —una revisión a la baja de una décima, del 2,7% al 2,6%— y Japón —del 0,9% al 0,7%—. Ambas economías han tenido un arranque de año por debajo de lo esperado.

Si en el desempeño del gigante norteamericano ha impactado la moderación del consumo y una contribución negativa del comercio, la fortaleza de los servicios ha liderado la mejora en Europa y el consumo interno ha beneficiado la actividad en China. “Estos acontecimientos han reducido las divergencias de producción entre las economías, a medida que los factores cíclicos se desvanecen y la actividad se alinea mejor con su potencial”, contextualiza el informe.

Pese al escenario de convergencia, hay riesgos a corto plazo que han ganado protagonismo. Uno por encima de todos: la inflación, que empezó escalar con inusitada fuerza tras la invasión rusa de Ucrania y desencadenó la respuesta contundente de los bancos centrales por todo el globo, se resiste a ser domada del todo. La inflación de los servicios se ha enquistado y es el elemento que más está frenando el avance de la desinflación, a la vez que se esperan unos precios más elevados de las materias primas. El sector servicios sufre presiones tanto en la fijación de los precios como de los sueldos, al ser intensivo en mano de obra.

La normalización se empezaría a vislumbrar en 2025 con un “enfriamiento gradual” de las subidas salariales y una reducción esperada de los precios de la energía. Se espera que la inflación siga siendo más alta en las economías emergentes y en desarrollo. Este bloque, según el FMI, crecerá un 4,4% tanto este año como en 2025, porcentajes que en ambos casos suponen una mejora de una décima con respecto a los pronósticos de abril.

El hecho de que los precios estén bajando a un ritmo más moderado también complica la normalización de la política monetaria con todas las consecuencias que ello conlleva para el endeudamiento público y privado y la inversión. “Los riesgos al alza para la inflación han aumentado, lo que aumenta la perspectiva de tasas de interés más altas durante más tiempo, en el contexto de la escalada de las tensiones comerciales y la mayor incertidumbre política”, resume el documento.

El FMI recalca que la escalada de las tensiones comerciales podría aumentar aún más los riesgos a corto plazo para la inflación, al causar un posible incremento en el coste de los bienes importados a lo largo de la cadena de suministro. El superciclo electoral de este año, con el foco puesto sobre todo en los comicios de noviembre en EE UU y el posible regreso de Donald Trump, abre la puerta a que se produzcan cambios importantes en la política económica global. “Los aranceles comerciales, junto con una intensificación de las políticas industriales en todo el mundo, pueden generar efectos indirectos transfronterizos perjudiciales, así como desencadenar represalias, lo que da lugar a una costosa carrera hacia el abismo”, alerta el informe.

Política monetaria prudente

El informe sugiere que, en los países donde se han materializado riesgos al alza para la inflación, se evite aplicar políticas monetarias expansivas demasiado pronto y no se descarten mayores ajustes. También pide prudencia en aquellas economías en las que los precios están aflojando, e insta a avanzar en el proceso de ajuste presupuestario. “La flexibilización de la política monetaria debería realizarse de manera gradual, lo que al mismo tiempo brindaría margen para que se produzca la consolidación fiscal necesaria”. Asimismo, recomienda que las economías emergentes y en desarrollo sigan usando la política monetaria para mantener la inflación cerca de la meta y empleen las reservas extranjeras con prudencia ante posibles salidas de capitales en el futuro.

“Dejando de lado los desafíos de corto plazo, las autoridades deben actuar ahora para revitalizar las perspectivas de crecimiento a medio plazo, que están en declive”, concluye el informe. El FMI recomienda dar un mayor impulso a la oferta laboral, sobre todo a través de una mejor integración de mujeres e inmigrantes, para frenar las presiones demográficas, y reducir las políticas comerciales orientadas hacia el interior, inadecuadas para hacer frente a desafíos globales como el cambio climático. “Esas políticas también suelen ser inadecuadas para abordar los problemas internos, ya que aumentan las presiones fiscales y corren el riesgo de generar más distorsiones, como la mala asignación de recursos. Por lo tanto, todos los países deberían reducir el uso de medidas que distorsionan el comercio y esforzarse en cambio por fortalecer el sistema de comercio multilateral”, recomienda el fondo.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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