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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mayor ambición en la COP28

La Unión Europea debe impulsar la reducción de emisiones y alianzas con el sur global

Un delegado pasa delante del símbolo de la COP28, durante un encuentro empresarial, el pasado 1 de octubre en Abu Dabi.
Un delegado pasa delante del símbolo de la COP28, durante un encuentro empresarial, el pasado 1 de octubre en Abu Dabi.AMR ALFIKY (REUTERS)
El País

El jueves, día 30, comienza una nueva Cumbre del Clima, la COP28, en el controvertido escenario de Dubái, presidida por Sultán al Jaber, ministro de Tecnología e Innovación de los Emiratos Árabes Unidos y consejero delegado de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi. Los trabajos preparatorios de la cumbre no han sido fáciles, pero el mundo no puede permitirse dar pasos en falso, y los científicos, las entidades sociales, muchas empresas y un buen número de Estados presentes lo saben.

Esta cumbre es el examen de los compromisos adquiridos en París. Tras un balance global del cumplimiento de lo acordado en 2015, es la hora de adquirir nuevos compromisos de mitigación, es decir, de reducción de emisiones. La Unión Europea, cuya delegación encabezará Teresa Ribera al ostentar España la presidencia del Consejo, propondrá un acuerdo global para la reducción y progresiva eliminación del consumo y producción de combustibles fósiles, piedra angular de la descarbonización. Es de prever que los Estados productores de petróleo no lo pondrán fácil e intentarán cuando menos ralentizar estas decisiones, pero no es menos cierto que las principales petroleras del mundo han iniciado planes de diversificación anticipando lo que a todas luces llegará más temprano que tarde, el abandono de estos combustibles.

Entre los asuntos pendientes se encuentra la necesidad de dotar de mayor protagonismo y recursos a las políticas de adaptación en el conjunto del planeta, apoyando de forma especial al sur global, en el que las consecuencias de la crisis se viven de forma más dramática y con menos posibilidades de hacerles frente, así como la financiación de las pérdidas y daños ya causados. Para hacer posible todo esto se requieren acuerdos ambiciosos en materia de financiación que garanticen que las transiciones se hacen con criterios de justicia, tanto entre países como dentro de estos, en cada sector afectado.

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El contexto en el que se va a celebrar la cumbre, pese a las dificultades señaladas por su ubicación en Dubái, contiene elementos que podrían jugar a favor: por un lado, los conflictos activos pueden suponer un incentivo para el desarrollo de energías renovables con menor dependencia de movimientos geopolíticos. Al mismo tiempo, puede ser muy relevante la reciente declaración conjunta entre China y Estados Unidos, publicada hace escasos días, en la que se comprometieron a trabajar más estrechamente para luchar contra el calentamiento global, al que consideran uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo.

En este contexto, que la Unión Europea siga siendo el adalid de una mayor ambición en la reducción de emisiones y la adaptación es clave para garantizar acuerdos sólidos, siempre que lo haga tejiendo alianzas con el sur global y con criterios de transición justa. La presidencia española tiene una profunda responsabilidad.

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