Mayor ambición en la COP28
La Unión Europea debe impulsar la reducción de emisiones y alianzas con el sur global
El jueves, día 30, comienza una nueva Cumbre del Clima, la COP28, en el controvertido escenario de Dubái, presidida por Sultán al Jaber, ministro de Tecnología e Innovación de los Emiratos Árabes Unidos y consejero delegado de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi. Los trabajos preparatorios de la cumbre no han sido fáciles, pero el mundo no puede permitirse dar pasos en falso, y los científicos, las entidades sociales, muchas empresas y un buen número de Estados presentes lo saben.
Esta cumbre es el examen de los compromisos adquiridos en París. Tras un balance global del cumplimiento de lo acordado en 2015, es la hora de adquirir nuevos compromisos de mitigación, es decir, de reducción de emisiones. La Unión Europea, cuya delegación encabezará Teresa Ribera al ostentar España la presidencia del Consejo, propondrá un acuerdo global para la reducción y progresiva eliminación del consumo y producción de combustibles fósiles, piedra angular de la descarbonización. Es de prever que los Estados productores de petróleo no lo pondrán fácil e intentarán cuando menos ralentizar estas decisiones, pero no es menos cierto que las principales petroleras del mundo han iniciado planes de diversificación anticipando lo que a todas luces llegará más temprano que tarde, el abandono de estos combustibles.
Entre los asuntos pendientes se encuentra la necesidad de dotar de mayor protagonismo y recursos a las políticas de adaptación en el conjunto del planeta, apoyando de forma especial al sur global, en el que las consecuencias de la crisis se viven de forma más dramática y con menos posibilidades de hacerles frente, así como la financiación de las pérdidas y daños ya causados. Para hacer posible todo esto se requieren acuerdos ambiciosos en materia de financiación que garanticen que las transiciones se hacen con criterios de justicia, tanto entre países como dentro de estos, en cada sector afectado.
El contexto en el que se va a celebrar la cumbre, pese a las dificultades señaladas por su ubicación en Dubái, contiene elementos que podrían jugar a favor: por un lado, los conflictos activos pueden suponer un incentivo para el desarrollo de energías renovables con menor dependencia de movimientos geopolíticos. Al mismo tiempo, puede ser muy relevante la reciente declaración conjunta entre China y Estados Unidos, publicada hace escasos días, en la que se comprometieron a trabajar más estrechamente para luchar contra el calentamiento global, al que consideran uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo.
En este contexto, que la Unión Europea siga siendo el adalid de una mayor ambición en la reducción de emisiones y la adaptación es clave para garantizar acuerdos sólidos, siempre que lo haga tejiendo alianzas con el sur global y con criterios de transición justa. La presidencia española tiene una profunda responsabilidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.