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Anatomía de Twitter
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

35 formas de humillar al ayatolá Jamenei

Twitter y el exilio iraní celebran el concurso de caricaturas del líder religioso organizado por ‘Charlie Hebdo’ para apoyar la revuelta de la juventud en Irán

Ali Jamenei
El ayatolá Ali Jamenei, en Teherán el 26 de noviembre.AP
Carla Mascia

Un día como hoy, poco antes de las 12 de la mañana, hace exactamente ocho años, los hermanos Kouachi irrumpían en la Redacción parisiense de la revista satírica Charlie Hebdo y asesinaban a sangre fría a 12 personas por haber publicado unas caricaturas de Mahoma. A la mayoría de los franceses, acostumbrados a ver a religiosos de toda cepa, e incluso al papa de turno, protagonizar las portadas más escandalosas de la revista, no nos cabía en la cabeza que eso había ocurrido de verdad, en el corazón de París, en pleno siglo XXI. Cabu, Charb o Wolinski ya no volverían a dibujar. Algo había cambiado irremediablemente: nuestra libertad de expresión ya no nos pertenecería del todo como nación, y el riesgo para un humorista de recibir la bala de un kaláshnikov era real. Quizás por eso, descubrir este miércoles en Twitter los resultados del concurso internacional de caricaturas que lanzó la publicación hace un mes en solidaridad con la revuelta de la juventud en Irán me provocó una sensación extraña, mezcla de goce, admiración y temor a que la historia se repita.

Bajo la etiqueta #MullahsGetOut (Fuera los mulás) el concurso consistía en enviar a Charlie la caricatura “más divertida y malvada” del guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, para “ridiculizarlo y devolverlo al basurero de la historia”. Entre los 35 dibujos ganadores —de los 300 que llegaron de medio mundo—, reunidos en una edición especial para el aniversario del atentado, se encuentran desde una viñeta en la que una mujer orina sobre Jamenei hasta otra en la que el religioso lleva un pañuelo en la cabeza que es una vagina o incluso una, al estilo de Reiser, en la que dos mujeres desnudas lo lapidan como si de una partida de petanca se tratara. Una apuesta cuanto menos audaz, tratándose de un fanático de otro siglo que no duda en ahorcar a jóvenes colgándoles de una grúa por el simple hecho de expresar su descontento y que de sentido del humor, intuyo, tiene poco.

La iniciativa, que ha provocado la furia del Gobierno iraní y el cierre del Instituto Francés de Investigación en Irán (IFRI), como contaba en este diario Marc Bassets, ha recibido un fuerte apoyo en Twitter, donde se ve justificada la irreverencia de Charlie frente a la crueldad del régimen y anacrónicas las presiones ejercidas sobre el Estado francés por haber dejado que se insultara al “sagrado” líder. El exilio iraní, muy movilizado en las redes desde el asesinato de Mahsa Amini el pasado septiembre por llevar el velo mal puesto, detonante de la contestación, agradece a la revista su solidaridad: “Muchas gracias por ser nuestra voz y estar a nuestro lado”, escribe Maryam Hosseini. “Gracias. No olvidaremos vuestro apoyo”, tuitea Pantea Peyvandi.

Algunos incluso van más allá y se atreven a etiquetar en sus tuits a la cuenta oficial de Jamenei, seguida por casi un millón de personas y desde la que el ayatolá sigue a 17 cuentas que son casi todas replicas en diferentes idiomas… de la suya. Es una página que el régimen utiliza a diario para exponer su visión oscurantista y retrógrada del islam y donde la mayoría de los tuits van dirigidos contra los homosexuales, las mujeres y la sociedad occidental y su “moral corrompida”. Como cuando escribe que Occidente maltrata y engaña a sus mujeres vendiéndoles el cuento de la liberación femenina para luego pagarles menos que a sus homólogos masculinos, cuando podrían estar tan felices y realizadas en sus casas, ocupándose de lo que es lo suyo de verdad por ley divina.

Acostumbrado a vivir amenazado y teniendo que mantener en secreto la ubicación de la Redacción, el equipo de Charlie Hebdo vuelve a demostrar que sigue de pie, ocho años después de que dos ignorantes llenos de odio se cargaran a sus compañeros y amigos, y dispuesto a defender algo tan frágil como nuestra libertad de expresión, ya sea en Francia o en Irán. No los dejemos solos.


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Sobre la firma

Carla Mascia
Periodista franco-italiana, es editora en la sección de Opinión, donde se encarga de los contenidos digitales y escribe en 'Anatomía de Twitter'. Es licenciada en Estudios Europeos y en Ciencias Políticas por la Sorbona y cursó el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Antes de llegar al diario trabajó como asesora en comunicación política en Francia.

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