Preservar la cohesión social, prioridad económica
Las medidas anunciadas por Sánchez en el debate sobre el estado de la nación son tres vías que deberían servir para reducir el impacto de la crisis de precios en la que vivimos
Pedro Sánchez ha iniciado su discurso en el debate sobre el estado de la nación abordando la cuestión que más preocupa a la ciudadanía, que no es otra que las medidas económicas y sociales destinadas a paliar los efectos de la crisis de precios. El presidente ha intentado explicar los motivos de la crisis, que centra en la guerra de Ucrania y en la recuperación pospandémica, y exponer las principales medidas tomadas y por tomar para paliar los perniciosos efectos sociales de la inflación. Así, además de confirmar las medidas ya tomadas, como el mecanismo de control de precios eléctricos, las bonificaciones a los combustibles, las ayudas a los sectores económicos más afectados, y las medidas de apoyo a los más vulnerables, Sánchez ha ampliado el paquete presentado hace unas semanas para anunciar la profundización de algunas de estas medidas: la bonificación total de los abonos de transporte de Renfe, la promoción de medidas de ahorro energético como el fomento del teletrabajo, y un nuevo impulso a las renovables. Con el objetivo de repartir más justamente las cargas de la crisis, se han presentado también el ya anunciado impuesto sobre beneficios extraordinarios de las empresas energéticas y, una de las novedades, un nuevo impuesto extraordinario sobre los beneficios de la banca.
De esta manera, el presidente completa el marco de políticas de respuesta a la crisis, focalizando en tres vías: mitigando el impacto de los precios energéticos, apoyando a los más vulnerables y fomentando el ahorro y la diversificación energética. Tres caminos que deberían servir para reducir el impacto social de la crisis de precios en la que vivimos, reconociendo, además, que la incertidumbre de la situación y su complejidad hacen difícil encontrar soluciones simples y, peor, simplistas.
No ha presentado el presidente medidas dirigidas a la clase media, más allá de las bonificaciones a los combustibles y el transporte, sino que vuelve a llamar a un pacto de rentas que, de momento, parece lejos de hacerse realidad. En definitiva, es difícil presentar un programa económico que, sin incurrir en graves desequilibrios, anule los negativos efectos de la inflación en nuestra economía. Dadas las actuales circunstancias, el objetivo debe ser preservar en la medida de lo posible la cohesión social, porque la alternativa, que sería muy popular para los más acomodados, de bajar impuestos, no solo sería injusta, sino también ineficaz, como ya han señalado todos los organismos internacionales. Veremos si este paquete es suficiente para evitar la quiebra social, algo que ya ocurrió en la crisis de 2008, y que terminó siendo un lastre económico y social durante más de una década.
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