Esclavas de la prostitución
Si las víctimas mayoritarias no fueran mujeres, jóvenes e inmigrantes, sino varones, maduros y nacionales, el mercado del sexo se hubiera eliminado hace mucho

Prohibir la prostitución es iliberal. También lo es impedir que se conduzca ebrio o se fume dentro de un hospital. Un recorte más, y van ya cientos en lo que llevamos de civilización, de las libertades de unas personas para que otras tengan un mínimo de dignidad. Por ejemplo, que no te agredan física o sexualmente (como les ocurre al 60 o 70% de las prostitutas) hasta el punto de, como comentan algunas, su trabajo es violencia machista “llevada al extremo” o “lo que es violación para otros, es normal para nosotras”. Que no estés expuesta a enfermedades de transmisión sexual, que no te fuercen a ingerir alcohol y drogas y que, en definitiva, no tengas una tasa de mortalidad 40 veces superior a la de la población general, como descubrió uno de los primeros estudios sobre los efectos de la prostitución en la salud mental y física de las mujeres. Estas investigaciones se repiten de país en país y de tiempo en tiempo desde, como mínimo, la Nueva York de 1858, y presentan conclusiones desgarradoras sobre la “profesión” más antigua del mundo.
Pero, casi dos siglos después, pocas naciones han apostado por erradicar esta lacra. Si las víctimas mayoritarias no fueran mujeres, jóvenes e inmigrantes, sino varones, maduros y nacionales, el mercado del sexo se hubiera eliminado hace mucho. Tendríamos incluso una épica y una lírica de su abolición, como sucedió con la explotación laboral en las minas. Pero a novelistas y cantautores les ha interesado menos el silente sufrimiento que provoca la prostitución.
No es tarde si la dicha es buena. Y la proposición de ley del PSOE, apoyada por el PP, y que salió adelante en el Congreso con 232 votos a favor, es un buen paso. Sigue el camino de la peor política contra la prostitución del mundo, excepto todas las demás que se han probado hasta el momento, claro: perseguir la demanda, sancionando a los compradores de sexo. Esta vía, que inició controvertidamente Suecia en 1999, no sólo retiene el consenso político, sino que se va a endurecer todavía más, cambiando multas por penas de cárcel. Al contrario, la legalización de la prostitución, dado que no sustituye, sino que aumenta la trata y explotación de las mujeres, está siendo cuestionada en Alemania.
Poco a poco, empieza a hacer mella la idea de que, aunque haya algún esclavo que quiera seguir siéndolo, lo liberal es abolir la esclavitud. @VictorLapuente
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