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Los mineros vuelven a la lucha 50 años después de la histórica ‘huelgona’

Hace medio siglo, el colectivo minero plantó cara al régimen en una huelga de casi cinco meses Mañana su 'marcha negra' llegará hasta la capital madrileña, tras recorrer 400 kilómetros a pie El miércoles intentarán reunirse con el ministro de Industria para negociar una solución

Mineros asturianos entrando en la Comunidad de Madrid
Mineros asturianos entrando en la Comunidad de MadridS. Barrenechea (EFE)

Mañana llegan a la capital madrileña los más de 150 mineros asturianos y leoneses que han recorrido alrededor de 400 kilómetros a pie para protestar contra la decisión del Gobierno de recortar en un 63% las ayudas que habían sido asignadas al sector hasta 2016. Su marcha negra terminará frente al Ministerio de Industria, donde esperan que les reciba el titular de la cartera, José Manuel Soria, para negociar una solución que no implique lo que ellos consideran la muerte de las cuencas mineras.

Los mineros continuan luchando por la supervivencia de un sector que lleva décadas en crisis

No es la primera vez que este colectivo decide salir a la calle para luchar por la supervivencia de una industria que lleva décadas en crisis. Se cumple ahora medio siglo de aquella huelga de 1962, en la que los mineros asturianos plantaron cara al régimen franquista durante casi cinco meses para protestar contra unas condiciones laborales y salariales miserables. Lo que empezó el 7 de abril de 1962 como una protesta de 25 picadores del grupo Nicolasa terminó uniendo a 20.000 trabajadores mineros de toda Asturias.

Fueron reprimidos por las fuerzas del Régimen, pero en ciertos aspectos, la huelgona tuvo éxito. “Se logró que el Gobierno mandara al ministro José Solís Ruiz a negociar con los mineros. Se consiguió que subieran 75 pesetas la tonelada de carbón extraída por cada minero, que los que estábamos en la cárcel saliéramos y que no hubiera más despidos”, explica el asturiano Vicente Gutiérrez Solís, un minero de 79 años ya jubilado que lo vivió en propia carne.

Vicente Gutiérrez Solis, exminero asturiano
Vicente Gutiérrez Solis, exminero asturianoR. L.

El 4 de mayo de 1962, el Gobierno declaró el estado de excepción en Asturias y en el País Vasco y suspendió los derechos fundamentales de los mineros. “No podíamos reunirnos más de dos porque venían los municipales a darnos palos. Hubo detenciones, despidos, torturas en la cárcel, vejaciones... A mí me daban con una verga de ternero y a otros compañeros les hacían arrodillarse encima de garbanzos toda la noche o les metían agujas en las uñas”, ilustra Gutiérrez Solís. Este langreano pasó varias temporadas en prisión debido a su afiliación al Partido Comunista y a su participación en las huelgas. “Podían entrar en tu casa a las tres de la mañana y te detenían o te deportaban. Y encima nos juzgaba un tribunal militar”, explica Gutiérrez. Esa primavera, él y 125 mineros más fueron deportados a las provincias más deprimidas de España y no pudieron regresar a Asturias hasta el 30 de noviembre de 1963.

Otro ex-minero de 72 años, que prefiere no ser identificado, entró a trabajar en la mina de La Riera, en el Viso, a los 20 años y se unió a la protesta cuando estalló dos años después. Los mineros reclamaban unos sindicatos libres que defendieran los derechos de los obreros, ya que en aquella época las únicas organizaciones sindicales legales que existían eran los ‘sindicatos verticales’, controlados por el Régimen. Sin embargo, él se muestra decepcionado con el resultado: “CCOO y UGT cogieron el poder y ya no lo soltaron. Adoptaron una actitud de ordeno-y-mando”.

Los sindicatos tuvieron unos años de oro, pero no supieron utilizar los fondos europeos.

Este minero cuenta que en 1979 se convocó otra huelga de trabajadores en contra de esas dos fuerzas sindicales y que los que participaron en ella tuvieron represalias: “A los que entendíamos lo que habían hecho nos pusieron una raya y ya no promocionamos nunca más”. Él trabajó en las minas durante 30 años y permaneció 20 en la misma categoría. “Primero era rojo, luego facha”, ironiza. “Tuvieron unos años de oro en los que cobraron fondos mineros, pero no supieron aprovecharlos. O sí, para sus bolsillos”, comenta en alusión a las ayudas que el sector recibió en los años 90 y que gestionaron los sindicatos. “El tiempo me ha dado la razón, porque no ha habido ninguna reconversión en Asturias”, concluye con un deje de tristeza.

Ahora, la mala gestión de los fondos europeos por parte de Gobierno y sindicatos es una queja recurrente en la región asturiana. La hija de Evaristo, un minero prejubilado resume así la situación: “No han sabido invertir el dinero recibido de los fondos europeos. Se han gastado muchísima pasta en instalaciones que no se usan o que incluso aún no han sido inauguradas. Estoy de acuerdo en que parte de los fondos se utilicen para indemnizar a todas las familias que se queden en la calle, pero deberían haberse preocupado por crear empleo en las zonas donde se van a cerrar las minas. Creo que la solución pasaría por diversificar la industria, apostar por nuevas tecnologías, en investigación e innovación”.

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