El poder se perdona a sí mismo
La razón principal para conceder el indulto es la principal razón por la que el presidente del Gobierno hace las cosas: le ayuda a mantenerse en el poder
En el otoño de 2017, el independentismo catalán dio un golpe institucional contra una democracia liberal. Utilizó las instituciones del Estado contra el Estado, violó la Constitución, el Estatut y las bases de la convivencia, despreció las resoluciones judiciales y los derechos de la oposición, y organizó un referéndum ilegal para declarar a millones de españoles extranjeros en su propio país. Fue siempre ambiguo y negable, un farol y una ocasión histórica. Fracasó. Algunos de sus líderes huyeron de la justicia; otros fueron juzgados y condenados. Muy pocos han reconocido su error. La mayoría dice que volvería a hacerlo.
El Gobierno quiere indultar a los condenados. Francisco Tomás y Valiente escribió en 1993: “Si [...] el recluso ni siquiera solicitó personalmente el indulto y, desde luego, no ha manifestado su arrepentimiento en relación con su conducta delictiva y reincidente y no ha acatado la Constitución contra la cual se rebeló, la denegación del indulto es una consecuencia jurídica lógica y debida”. La Fiscalía y el Tribunal Supremo se han posicionado contra la medida. Uno de los argumentos es que “algunos de los que aspiran al beneficio del derecho de gracia son precisamente líderes políticos de los partidos que, hoy por hoy, garantizan la estabilidad del Gobierno”.
La razón principal para conceder el indulto es la principal razón por la que el presidente del Gobierno hace las cosas: le ayuda a mantenerse en el poder. Luego se buscan otras motivaciones. Así, a la aplicación del Estado de derecho se le llama ánimo de venganza. Lo que le conviene al Gobierno se presenta como el bien del Estado: hacer lo que le beneficia es un acto supremo de responsabilidad; la vida es una tómbola.
Algunos creen que el indulto serviría para tranquilizar los ánimos: “quitaría” un argumento a los secesionistas. Los independentistas han generado gran cantidad de chatarra discursiva, alimentada de soberbia y victimismo, pero nunca han tenido un argumento: es al pretender quitárselo cuando se lo concedes.
Puede que los indultos no tengan los efectos políticos que algunos desean y otros temen. Pero producirían otras consecuencias. Al concederlos, el Gobierno convalidaría la idea de que Cataluña es una comunidad autónoma donde no rige la ley: esa es la gran victoria del nacionalismo. También, 10 años después del 15-M, veríamos el espectáculo obsceno que muestra cómo los poderosos se perdonan a sí mismos. @gascondaniel
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