_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Explicar un camino de reencuentro

En un contexto de polarización, los indultos a los presos del ‘procés’ son una jugada de riesgo solo apta para quien entiende la responsabilidad del Gobierno por encima del interés del partido

Cristina Monge
Oriol Junqueras y Raül Romeva, acompañados de miembros de Esquerra, salen a pie del recinto penitenciario de Lledoners, en enero.
Oriol Junqueras y Raül Romeva, acompañados de miembros de Esquerra, salen a pie del recinto penitenciario de Lledoners, en enero.Albert Garcia
Más información
El Supremo se opone al indulto a los condenados por el ‘procés’ y lo considera una “solución inaceptable”

Es obligación de todo Gobierno intentar resolver los problemas de la sociedad para la que gobierna, y en su pericia está que la elección de lo que hay que hacer para solventar estos asuntos sea comprendido por la ciudadanía.

La cuestión de los indultos a los presos del procés parece estar a punto de decidirse. Es sabido que contará con los informes judiciales en contra y que la oposición cargará contra el Gobierno de coalición si es que éste finalmente se decide a concederlos.

Por su especificidad política estos indultos no son comparables a los más de diez mil concedidos entre 1996 y 2020, ni tienen mucho que ver con otros aplicados a golpistas, acusados de terrorismo o condenados por corrupción. Más que buscar precedentes que difícilmente pueden servir de comparación, se trata de analizar hasta qué punto pueden servir al objetivo de la convivencia. Tiene razón el presidente del Supremo cuando afirma que en este asunto no hay concordia. La pregunta es si estos indultos pueden ayudar a alcanzar dicha concordia. Es decir, si pueden ayudar a iniciar un camino de reencuentro en la sociedad catalana y de esta con el conjunto de España, o por el contrario, pueden debilitar a quien los conceda y enconar más el conflicto.

Un 70% de los catalanes y catalanas se muestra favorable a la medida. Entre los no independentistas, seis de cada diez, también. ¿Y en el resto de España, sería comprendido algo así? El gran reto del Gobierno, si finalmente concede esta medida de gracia, es ser capaz de explicar, al conjunto de la sociedad española, y fundamentalmente fuera de Cataluña, con claridad argumental y toda la pedagogía de que disponga, que está dispuesto a hacer este ejercicio de generosidad e inteligencia política para iniciar un camino de reencuentro, desterrar cualquier asomo de victimismo de los líderes independentistas y dar así un paso trascendental en la solución de uno de los conflictos que más ha agrietado este país en los últimos años. Se trata de desechar de una vez el “cuanto peor, mejor” del que se han valido durante demasiadas ocasiones líderes independentistas y altos responsables del Gobierno de España.

Para ello, tendrá que pactar a muchas bandas ―en el Congreso, en el Govern...―, y sobre todo, sacar el debate a la escena pública con la valentía que requieren las grandes decisiones. Cualquier tentación de orillar el asunto, esperar a que pase pronto sepultado por la próxima noticia de alcance, o hurtar el debate tanto político como social, irá en contra de la disposición a entender la medida por una parte importante de la sociedad española y dejará espacio para los bulos.

En un contexto de polarización como en el que se encuentra inmersa España, los indultos a los presos del procés son una jugada de riesgo solo apta para quien entiende la responsabilidad del Gobierno por encima del interés del partido. Ahora bien, no se trata de inmolarse, sino de gestionar con la valentía de quien exhibe rotundos argumentos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Cristina Monge
Imparte clases de sociología en la Universidad de Zaragoza e investiga los retos de la calidad de la democracia y la gobernanza para la transición ecológica. Analista política en EL PAÍS, es autora, entre otros, de 15M: Un movimiento político para democratizar la sociedad y co-editora de la colección “Más cultura política, más democracia”.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_