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Por qué es importante (y ahorra conflictos) que los niños elijan cómo quieren vestirse

A partir de los tres o cuatro años, los padres y madres deben facilitar a sus hijos que elijan su propia ropa para que alcancen una mayor autonomía e independencia

Niño se viste solo
Elegir la ropa es una de las formas que tienen los niños de expresar su autonomía y reivindicarse como diferentes de sus progenitores.SouthWorks (Getty Images/iStockphoto)

Es habitual escuchar a primera hora de la mañana cómo padres y madres les cuentan a otros tantos que se concentran en la entrada de la escuela lo complicado que les resulta salir puntuales por las mañanas debido a los conflictos que surgen cuando los pequeños, con tres o cuatro años, tienen que empezar a vestirse para ir al colegio. Un momento del día que, lejos de desarrollarse tranquila y sosegadamente, se convierte en un tira y afloja por ambas partes para conseguir incluir en la elección final las faldas, pantalones, jerséis o camisetas escogidos por cada uno de ellos para la jornada escolar. Una negociación en la que siempre hay un claro vencedor… Y no son los padres.

Elegir la ropa es una de las formas que tienen niños y niñas de expresar su autonomía y reivindicarse como sujetos diferenciados de sus progenitores, con gustos y deseos propios. “El deseo de autoafirmación de los hijos aparece muy temprano, ya a los nueve meses surgen los primeros esbozos del ‘no’ y el bebé empieza a comunicar la negativa a algo. Ya no le parece bien todo lo que se le ofrece. La autoafirmación coincide con la necesidad de sentir que tienen control sobre su realidad y elegir la ropa es una forma de autoafirmación”, sostiene Elena Pérez Llorente, psicóloga clínica de Primera Infancia (0-4 años) en el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús.

En ese desarrollo evolutivo que los seres humanos transitan hasta la madurez se incluye la adquisición de habilidades que permitan incrementar la autonomía e independencia frente a los progenitores, lo que implica que, desde muy pequeños, interactúen con el entorno e intenten ejercer el control sobre él. “No es de extrañar que a partir de esas edades, o incluso antes, quieran tomar decisiones acerca de la ropa que se ponen, lo que comen y las actividades que hacen”, apunta por su parte Anu Harutyunyan, psicóloga de Onelife Center.

Una situación, la de convertirse en individuos más autónomos, que, según los expertos, resulta beneficioso en estas edades tempranas y en cuya adquisición los padres y madres poseen un papel importante facilitándoles que tomen decisiones que les aproximen aún más a esa autonomía. “Desde los dos o tres años se les puede dar a elegir entre varias prendas de ropa preseleccionadas por los padres. No es de extrañar que siempre elijan prendas con algún dibujo o de algún color en particular y, si esto no supone un problema, es crucial que le demos la libertad de llevar la prenda elegida para fortalecer su autoestima”, explica Harutyunyan. De hecho, gestos como que elijan la ropa, llevarla a lavar o poner o recoger la mesa potencian la independencia de los niños en estas edades tempranas. Un hecho que, según Pérez Llorente, es fundamental respetar y en el que hay que tener presente cómo se sienten los niños, además de tener claro que eso no es incompatible con poner límites.

Las personas son seres sociales, y desde muy pequeños el entorno tiene un papel muy importante a la hora de moldear nuestro estilo y actitudes. “Los niños pequeños suelen buscar la validación del entorno en todo lo que hacen”, mantiene la psicóloga. “Si un niño nos enseña orgulloso su camiseta con el dibujo de un dinosaurio, le felicitamos por haberla elegido y le decimos lo bonita que es, aunque siempre elija la misma camiseta”, continúa la experta. Los entornos que más influyen a estas edades, en general, y según explica, son el familiar y el escolar, siendo el más relevante este último.

Hay que conseguir que la elección de la ropa no se convierta en una batalla para ver quién consigue el control de la situación: “Primero, porque la lógica infantil va a ganar siempre en la lucha por el control, y, segundo, porque en estas edades hay que elegir las batallas en lo que a autoafirmación y terquedad se refiere”, sostiene Pérez Llorente. “Los padres deben ofrecer dos o tres alternativas para que sus hijos o hijas puedan elegir y sientan que tienen algo de control sobre su realidad. Así, ven que lo que sienten y piensan es válido y digno de ser escuchado”, continúa.

Para evitar entrar en bucle frente al enroscamiento de los más pequeños, Harutyunyan recomienda a los padres validar las elecciones de los hijos y mostrarles apoyo, aunque no sean las mismas que los padres y madres tomarían. “Lo importante es que los niños sientan desde muy pequeños el apoyo de sus padres en la toma de decisiones”, recuerda.

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