Limpiarse en la ropa y otras manías de los hijos que ponen de los nervios a padres y madres
Todos los progenitores tienen una lista con las cosas que detestan de sus niños y niñas, llegando incluso a esconderse o irse para no gritar
En Instagram o en conversaciones con otros padres, padres y madres muestran la parte más maravillosa de la crianza, porque la tiene y porque siempre es mejor compartir lo bueno, que para sembrar odio y desazón ya está Twitter. Pero incluso así, todos los progenitores tienen una lista secreta de manías de sus hijos que les sacan de quicio, pequeñas tonterías que, repetidas día a día, acaban por ponerles los ojos en blanco, les hacen soltar algún grito o encerrarse a mirar el móvil en el lavabo como cámara de descompresión.
Aunque de normal se las guardan para ellos, creo que les relajará ver que muchos pasan por lo mismo.
Estas son las mías:
- Que a la hora de comer se olviden de la existencia de las servilletas y se limpien con una manga o en su camiseta, en especial si es ropa clara y la mancha se quedará a vivir ahí para siempre.
- Que, como consecuencia de esto, además se limpien en mis pantalones, con especial intensidad y asiduidad si son claros.
- Que si usan servilleta lo compensen con la opción de apoyarse en todas las paredes para convertir nuestra casa en una Atapuerca particular. El mito dice que con una esponja de fregar platos un poco mojada esas manchas desaparecen, pero nuestro museo particular dice lo contrario.
- Que nunca se acaben un plátano y que las familias tengan restos en distinto estado de putrefacción en la nevera, debajo del cochecito o en alguna mochila.
- Que dejen las luces encendidas. Siempre. Y todas. Y que cuando se les pida apagarlas su técnica rupestre implique golpear los interruptores con fuerza de luchador de la WWF.
- Que sean incapaces de hacer una comida entera sentados en la mesa, sin levantarse 36 veces para ir al lavabo, jugar a 15 cosas o hacer el IVA trimestral.
- Que no calculen bien lo que se van a comer y siempre manoseen o chupen la comida para dejarla después en el plato. Todo padre se ha acabado varios plátanos a medio pudrir, pero los restos chupados y fríos de una cena ya hay que tener valor…
- Que cada vez que estoy en el lavabo acudan todos como si se tratara de una reunión de junta, pero, en cambio, cuando los llamas a comer tarden mucho rato.
- Que nunca quieran irse de casa de las amigas a la hora que los padres van a buscarles (hora ya pactada para evitar dramas) y que, después, acaben todos los críos enfadados por la separación, después de haber estado juntos todo el día… (y normalmente vayan a verse al día siguiente).
- Que no quieran contar nada de cómo les ha ido el día y justo cuando les acompañas a la cama, y lo único que quieres es que se duerman y dormir, empiecen con un monólogo de media hora que no lo aguantarían ni en un programa de testimonios.
Estas son mis manías actuales, pequeños peajes ridículos en un día a día lleno de amor… y de lavadoras de la ropa que me han manchado al limpiarse conmigo.
¿Cuáles son las que os ponen de los nervios a vosotros?
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