Macron viaja a Marruecos para cosechar los frutos del apoyo de Francia a la soberanía marroquí sobre el Sáhara
La visita del presidente francés junto a una amplia delegación de ministros y empresarios pretende sellar la reconciliación después de tres años de crisis diplomática
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, vuelve a visitar Marruecos seis años después de haber inaugurado junto al rey Mohamed VI la primera línea ferroviaria de alta velocidad africana, por donde circulan trenes de fabricación francesa. Está previsto que el mandatario sea recibido este lunes en el palacio real de Rabat por el monarca de la dinastía alauí, con quien asistirá a continuación a la ceremonia de firma de varios acuerdos bilaterales. Macron llega acompañado de nueve ministros de su Gobierno, entre ellos los de Defensa e Interior, y por medio centenar de grandes empresarios galos a los tres meses de haber reconocido en una carta a Mohamed VI que el plan de autonomía defendido por Marruecos es la “única solución” para el conflicto del Sáhara Occidental, cuyo futuro contempla “en el marco de la soberanía marroquí”.
Para sellar la reconciliación con Marruecos tras tres años de profunda crisis diplomática, Francia ha ido más lejos que España en su acercamiento a la tesis de Rabat —que se plantó al definirla en 2022 como “la base más seria, realista y creíble” para solucionar el conflicto—, y casi tanto como Estados Unidos, que en 2020 reconoció la soberanía de Rabat sobre el territorio de la antigua colonia española. Naciones Unidas lo califica como “territorio no autónomo” o pendiente de descolonización. El Frente Polisario, respaldado por Argelia y que controla un 20% de su superficie, reclama la independencia del Sáhara Occidental tras un referéndum de autodeterminación.
La visita de Estado de Macron, que se prolongará durante tres días, pone fin al distanciamiento de Francia con Marruecos, antigua potencia colonial, primer país inversor en la economía marroquí, y segundo socio comercial, solo por detrás de España, tras haber duplicado el volumen de intercambios en la última década. La decisión de París de reducir a la mitad en 2021 el número de visados concedidos a ciudadanos marroquíes, en represalia por la negativa de Rabat a aceptar la devolución de migrantes irregulares expulsados, tensó al máximo los lazos diplomáticos. Al año siguiente, la visita oficial del presidente galo a Argelia, rival regional de Marruecos, agravó el desencuentro.
Además, las sospechas de que un teléfono móvil de Macron había sido objeto del espionaje marroquí mediante el programa Pegasus, de fabricación israelí, envenenaron unos vínculos calificados hasta entonces de históricos. Cuando el Gobierno francés anunció hace un año el envío de ayuda humanitaria para las víctimas del terremoto que sacudió el Atlas, las autoridades marroquíes dieron la espalda a la oferta, mientras aceptaban la presencia de los equipos de rescate españoles.
Mundial de Fútbol de 2030
Los mutuos intereses de seguridad y económicos han contribuido a acelerar el proceso de reconciliación hasta culminarlo en el viaje oficial que ahora emprende Macron. El Elíseo, según destaca la prensa marroquí, ha organizado la visita “con la ambición de renovar una asociación estratégica en las décadas venideras”. Francia se ofrece así a “acompañar a Marruecos (...) con la experiencia adquirida en los recientes Juegos Olímpicos de París” en los grandes proyectos de infraestructuras relacionados con el Mundial de Fútbol de 2030, que coorganiza con España y Portugal.
Entre los responsables empresariales que acompañan al presidente francés figuran el de la compañía fabricante de trenes Alstom, que aspira a revalidar su presencia en la nueva línea de alta velocidad Kenitra-Marraquech, de 450 kilómetros, que debe entrar en servicio en 2030. Marruecos tiene en marcha un programa de modernización de sus ferrocarriles mediante la adquisición de 168 trenes, 18 de los cuales serán de alta velocidad, con un presupuesto de más de 14.000 millones de euros. A estos concursos se han presentado también las empresas españolas Talgo y CAF. Otros presidentes y consejeros delegados de grandes corporaciones industriales y de servicios de Francia con presencia en la economía marroquí, como Airbus, TotalEnergies, Veolia o Suez, acompañan también al mandatario.
“Francia va a reafirmar su compromiso con una cuestión esencial [la del Sáhara Occidental] para la seguridad nacional de Marruecos”, anticipó la semana pasada a la prensa una fuente de la presidencia francesa. Está previsto que Macron pronuncie un discurso el martes ante el Parlamento en Rabat, en la misma tribuna donde Mohamed VI le agradeció el pasado día 11 su “apoyo claro” al plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental, cuestión que consideró la “primera causa nacional” del país magrebí.
Un primer paso no político ya adelantado por la diplomacia francesa es la contribución de empresas galas al desarrollo económico del Sáhara Occidental, “en beneficio de la población local y de conformidad con el derecho internacional”. Están ya previstos contratos, por primera vez con inversiones directas y previsible presencia de empleados, como la denominada “autopista eléctrica” para conectar el territorio de la antigua colonia española con la red marroquí.
Contactos ministeriales
Mientras Macron asiste a una cena de Estado ofrecida por el rey, se cita con representantes de la cultura o recibe representantes de la colonia francesa en Marruecos, estimada en 50.000 residentes y con un millar de empresas establecidas, sus ministros mantendrán conversaciones sectoriales. La prensa gala apunta a contactos para una eventual venta de armamento francés a las Fuerzas Armadas marroquíes; la regulación de la “movilidad legal” de trabajadores y el control de la presión migratoria; las medidas contra la sequía en la agricultura, o la potenciación de la enseñanza de la lengua francesa, cuyo uso ha ido quedando relegado entre las generaciones más jóvenes, que han optado por el inglés como idioma preferente, a pesar de que Marruecos sigue siendo el cuarto país con más población francófona, con 13 millones de hablantes.
Después de pasar la página de las desavenencias, y tras el regalo del pasado mes de julio, mediante el giro sobre el Sáhara en plena Fiesta del Trono marroquí, en la que Mohamed VI celebró el 25º aniversario de su llegada al poder, Macron acude a Rabat para hacer valer el incuestionable peso de Francia en Marruecos. Por ello le recordó en su carta de hace tres meses “la permanente posición francesa en favor de la seguridad nacional marroquí (…) en el campo internacional”, en una clara referencia a la condición de su país como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y Estado central de la UE. Francia, que ha venido apoyado formalmente desde 2007 el plan de autonomía marroquí para el Sáhara, sella ahora la reconciliación mediante el reconocimiento implícito de la soberanía marroquí sobre la antigua colonia española para consolidarse como aliado estratégico y socio preferente.
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