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Los lazos económicos y la seguridad marcan el apoyo de Francia al plan marroquí para el Sáhara Occidental

La alineación de Francia con las tesis de Rabat sobre el conflicto saharaui desencadena una crisis con Argelia similar a la que afrontó España al aceptar la propuesta de Mohamed VI

Emmanuel Macron junto al rey Mohammed VI
El presidente francés, Emmanuel Macron, junto al rey Mohammed VI de Marruecos, en París el 10 de abril de 2018.Chesnot (Getty Images)

La decisión de Francia de alinearse con las tesis de Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental ha abierto una crisis con Argelia. Las relaciones entre Rabat y París son estrechas desde hace décadas. En una carta al rey Mohamed VI, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó a finales de julio que el plan de autonomía marroquí constituye “la única base” para la resolución del conflicto. Según varios expertos, la seguridad y las mayores oportunidades de negocio en Marruecos están entre las razones destacadas que explican el giro dado por Francia, recibido con hostilidad por Argelia, que alberga en su territorio desde hace cinco décadas campos de refugiados en los que viven 173.000 saharauis.

“Macron intentó un acercamiento a Argel, pero la cosa no acabó de funcionar y eso le dejó un sabor de boca amargo. Francia necesita al menos tener una buena relación con alguno de los dos países”, explica Khadija Mohsen-Finan, catedrática de relaciones internacionales en la Universidad París 1 Panteón-Sorbona y buena conocedora de la política exterior francesa en el Magreb. De hecho, Macron apostó fuerte por mejorar las relaciones con Argelia en su campaña presidencial de 2017, y luego con una histórica visita a Argel en 2022. “La implementación de los acuerdos no fue fácil, y Macron se cansó de las constantes demandas de Argel”, añade Mohsen-Finan.

La forma en la que se produjo el proceso de descolonización marcó las relaciones de París con las antiguas colonias magrebíes: en Marruecos, hubo un pacto con las élites del país; en Argelia, una sangrienta guerra que provocó heridas que todavía supuran. De ahí, que los diversos inquilinos del Palacio del Elíseo siempre se hayan sentido más cercanos a la monarquía alauí, y con el tiempo hayan dado un velado apoyo a la idea de la autonomía saharaui bajo control de Rabat hasta reconocer ahora su soberanía sobre el Sáhara Occidental, como ya hizo España en 2022 y la Administración del expresidente estadounidense Donald Trump en 2020.

Según Irene Fernández-Molina, profesora de la Universidad de Exeter (Reino Unido), las consideraciones geoestratégicas y de seguridad pesaron especialmente en el cálculo de Macron en un momento de debilidad francesa en el norte de África. “Los golpes de Estado en Malí, Burkina Faso y Níger han llevado a la expulsión de Francia [del Sahel] a nivel militar, y han afectado también a sus intereses económicos. Esto puede haber llevado [a Macron] a intentar amarrar sus relaciones con los socios tradicionales y más fiables, como Marruecos”, apunta la investigadora especializada en el país magrebí.

Más allá del contexto convulso en el Sahel, atenazado por los grupos yihadistas, la dimensión interna de la seguridad ha tenido un peso claro. “Para Francia, era muy importante que los Juegos Olímpicos fueran un éxito, y no hubiera ningún incidente de seguridad. Y para ello necesitaba contar con la plena colaboración de los servicios de inteligencia marroquíes”, señala Fernández-Molina. En ese contexto, las relaciones entre ambos países se habían deteriorado a partir de 2021 por diversos choques, entre ellos, el que produjo el hackeo del teléfono del presidente francés presuntamente a manos de la inteligencia marroquí, y la reducción de los visados a ciudadanos marroquíes concedidos por París. Como ya sucedió en el caso de España, el apoyo al plan marroquí para el Sáhara ha cerrado estas crisis.

Las consideraciones económicas también han sido claves en la decisión francesa. “Hay importantes empresas francesas que ya están presentes en el Sáhara Occidental, una región rica en recursos naturales que explota Marruecos. Era importante que estuvieran en sintonía con la posición del país”, asevera Mohsen-Finan.

Días después de la publicación de la carta de Macron a Mohamed VI se supo que la compañía francesa Egis ganó la adjudicación de un contrato por valor de 1.400 millones de euros para la construcción de un tramo de la alta velocidad marroquí entre Kenitra y Marrakech. Marruecos constituye un mercado más prometedor que Argelia, un país que durante décadas mantuvo un sistema de inspiración socialista y que todavía mantiene políticas muy proteccionistas.

Para Francia, Marruecos siempre ha sido su primer socio comercial en la región. Mientras el valor de las exportaciones francesas a Marruecos superó los 6.000 millones euros el año pasado, el balance en Argelia apenas superó los 4.000 millones. El desequilibrio es todavía mayor si se compara el volumen de las inversiones directas, siendo Francia el primero en Marruecos, con un flujo que representa casi el 25% del total de inversiones extranjeras desde 2015.

Argel, que rompió relaciones diplomáticas con Marruecos en 2021, respalda la postura del Frente Polisario, que defiende la celebración de un referéndum de autodeterminación para alcanzar la independencia. Como era previsible, el cambio de la posición oficial de Francia sobre el Sáhara ha suscitado una reacción airada por parte de Argel, que ha retirado a su embajador de París, una medida sin precedentes. “Esto no ha sido una llamada a consultas. Es una degradación de la representación diplomática. Es un primer paso que será seguido de otros”, declaró en una rueda de prensa el ministro de Exteriores argelino, Ahmed Attaf. “Hay una expresión simple para designar el valor jurídico de este reconocimiento [de Francia]. Se trata de un regalo de alguien que no lo posee, a alguien que no lo merece”, remachó el jefe de la diplomacia argelina.

“Creo que se aplicará a Francia el mismo castigo que a España. Habrá trabas a sus intereses económicos, pero sin un reconocimiento público. Pero, además, se congelarán los acuerdos de colaboración firmados en 2022 en varios ámbitos, incluido el de la seguridad”, sostiene un observador político argelino. Con el bloqueo de las exportaciones españolas por parte del régimen argelino tras la adopción de las tesis marroquíes en el Sáhara Occidental por parte de Pedro Sánchez, estas pasaron de un valor de casi 1.900 millones de euros en 2021, a poco más de 300 millones en 2023. No obstante, el ministro de Comercio, Tayeb Zituni, anunció recientemente que su país está abierto a “avances” en la normalización de las relaciones comerciales con España.

“El ataque de rabia, con el tiempo, pasará, al igual que con España. Los intereses entre Argelia y Francia son demasiado importantes”, augura Mohsen-Finan. Mientras tanto, el Frente Polisario se ve obligado a asistir como espectador a la partida de ajedrez entre potencias regionales que se juega en el tablero saharaui.

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