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España toma partido por Marruecos en el conflicto del Sáhara

Rabat da por cerrada la crisis después de que Sánchez calificara la propuesta de autonomía marroquí como la “más seria, realista y creíble” para resolver el conflicto

En la foto, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (segundo desde la izquierda), junto al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska (a su derecha), durante una reunión en 2018 con el rey Mohamed VI de Marruecos en el Palacio Real de Rabat.Foto: EFE | Vídeo: EPV

Marruecos da por cerrada su crisis diplomática con España, que se ha prolongado durante 10 meses, después de que el Gobierno español haya abandonado su tradicional postura de neutralidad en el conflicto del Sáhara y haya tomado partido por Rabat, al considerar su propuesta de autonomía “como la base más seria, realista y creíble para la resolución del contencioso” en la excolonia española. Sánchez viajará a Marruecos, aun sin determinar la fecha, según ha comunicado la Presidencia del Gobierno este viernes.

El cambio de posición se plasma en una misiva dirigida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al rey Mohamed VI, que ha hecho pública el Gabinete Real de Marruecos. Según el texto, España “reconoce la importancia que tiene la cuestión del Sáhara para Marruecos” y “considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este contencioso”. El presidente destaca, además, “los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable” al conflicto que se prolonga desde hace 47 años.

Esta carta supone un cambio de la postura tradicional del Gobierno español, que hasta ahora había apostado por “una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable, en el marco de Naciones Unidas”, sin decantarse por la autonomía marroquí ni por la independencia saharaui y abriendo la puerta a una salida diferente al referéndum de autodeterminación, siempre que fuera acordada por las partes.

Al contrario de lo que sucedió cuando Marruecos y Alemania cerraron su crisis diplomática, en febrero, no existe un comunicado conjunto de los dos países, sino un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rabat y otro del Gobierno español. Fuentes gubernamentales sostienen que España ha obtenido garantías de que no se repetirán “acciones unilaterales”, como la entrada irregular de más de 10.000 inmigrantes en Ceuta, los días 17 y 18 de mayo de 2021, o la extensión de la zona económia exclusiva marroquí hasta aguas de Canarias; de que se respetará “la integridad territorial” de España, incluidas las dos ciudades autónomas del norte de África; y que Marruecos cooperará “en la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y el Atlántico”. Sin embargo, estos compromisos figuran en el comunicado del Gobierno español, pero no en el del Ministerio de Exteriores marroquí. Fuentes gubernamentales aseguraron que todos ellos han sido asumidos por Rabat, aunque no los haya plasmado por escrito y que “este es solo el principio de un proceso” en el que habrá que ir llevando a la práctica lo acordado, en la confianza de cada parte cumpla aquello que ha acordado.

En su comunicado, Rabat se limita a “apreciar altamente las posiciones positivas y los compromisos constructivos de España sobre la cuestión del Sáhara marroquí contenidos” en la misiva de Sánchez a Mohamed VI y anuncia una visita a Marruecos del ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, “a finales de este mes de marzo y antes del mes de Ramadán”, que comienza el 2 de abril. Será el primer viaje del jefe de la diplomacia española al país vecino desde que tomó posesión de la cartera, el 13 de julio. “Una visita del presidente del Gobierno español al Reino de Marruecos será igualmente programada posteriormente”, añade Rabat. Se espera que la visita de Albares a Rabat coincida con el regreso a Madrid de la embajadora marroquí, Karima Benyaich, llamada a consultas en mayo.

En una rueda de prensa en Barcelona, a última hora de la tarde de este viernes, Albares ha restado importancia a que no haya un comunicado conjunto con Marruecos, asegurando que “cada país decide lo que tiene que hacer. Lo importante es si estamos de acuerdo en el espíritu”. El ministro de Exteriores, que ha anunciado una próxima comparecencia a petición propia en el Congreso, ha informado de que ha hablado este viernes con la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, el presidente de Canarias y los de Ceuta y Melilla. Ha minimizado las diferencias con Podemos, subrayando que “los matices entre los ministros o entre socios del Gobierno son normales incluso en gobiernos monocolores”, y ha subrayado que la invasión de Ucrania hace especialmente oportuno cerrar crisis pendientes. “Hay unidad total en el seno del Gobierno en que hay que defender los intereses de los españoles en momentos tan convulsos, los intereses de los canarios, melillenses, ceutíes o andaluces”, ha apostillado.

El ministro no ha querido revelar si ha hablado con su homólogo argelino, Ramtane Lamamra, pero ha subrayado que Argel es “un socio fiable” y la relación estratégica con dicho país “está llamada a perdurar en el tiempo”, informa Clara Blanchar. Fuentes gubernamentales han confirmado a EL PAÍS que Argelia, principal suministrador de gas a España, ha sido informada con antelación del cambio de posición de España sobre el Sáhara.

El comunicado marroquí añade que “los términos” del mensaje de Sánchez “permiten prever una hoja de ruta clara y ambiciosa con el fin de inscribir durablemente la asociación bilateral en el marco de los nuevos parámetros y bases destacados en el discurso” de Mohamed VI del 20 de agosto. El rey de Marruecos llamó en ese discurso a “inaugurar una nueva etapa inédita en las relaciones entre los dos países, sobre la base de la confianza, la transparencia, el respeto mutuo y la honra de los compromisos”.

“Una nueva relación”

“Hoy iniciamos una nueva etapa de la relación con Marruecos basada en el respeto mutuo, el cumplimiento de los acuerdos, la ausencia de acciones unilaterales y la transparencia y comunicación permanente. Esta nueva etapa se desarrollará en una hoja de ruta clara y ambiciosa. Todo ello para garantizar la estabilidad, la soberanía, la integridad territorial y la prosperidad de nuestros dos países”, señala por su parte el Gobierno español.

Como si se tratara de un comunicado conjunto con Marruecos y no unilateral de La Moncloa, el texto añade en plural: “Reiteramos nuestra determinación para afrontar juntos los desafíos comunes, especialmente la cooperación en la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y en el Atlántico, actuando siempre con espíritu de total cooperación, y restablecer la plena normalidad en la circulación de personas y bienes, en beneficio de nuestros pueblos”.

La carta de Sánchez va más allá de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del 29 de octubre, en la que se “toma nota” de la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara, presentada en abril de 2007, y se acogen “con beneplácito los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos por hacer avanzar el proceso hacia una solución” del conflicto, pero sin mostrar preferencia por la misma, como hace España.

Con su cambio de posición, España se alinea con Francia, principal aliado de Marruecos en el conflicto del Sáhara, ya que ningún otro país europeo ha ido tan lejos. El 16 de febrero, los ministros de Exteriores germano y marroquí, Annalena Baerbock y Nasser Burita, pusieron fin a más de un año de crisis diplomática y anunciaron el regreso de la embajadora marroquí a Berlín. En el comunicado conjunto no se hacía ninguna alusión al contencioso del Sáhara. No obstante, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, había remitido previamente una carta a Mohamed VI (hecha pública también por Marruecos) en la que calificaba la propuesta de autonomía para la excolonia española de “esfuerzo serio y creíble” y “buena base” para llegar a un acuerdo, términos muy similares a los de la resolución de la ONU.

La Administración Biden no ha confirmado la soberanía marroquí del Sahara, que reconoció el 10 de diciembre de 2020 el entonces presidente saliente de los Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, el martes de la semana pasada, la secretaria de Estado adjunta de Estados Unidos, Wendy Sherman, suscribió un comunicado conjunto con el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Burita, según el cual: “Estados Unidos continúa viendo el Plan de Autonomía de Marruecos [para el Sahara Occidental] como un enfoque serio, creíble y realista, y una aproximación que puede potencialmente satisfacer las aspiraciones de los pueblos de la región”. Sherman se reunió con Albares en Madrid antes de viajar a Rabat.

El Frente Polisario, tercero en discordia, no ha tardado en reaccionar. El presidente Pedro Sánchez ha sucumbido “ante la presión y el chantaje” de Marruecos al avalar su plan de autonomía para el Sáhara Occidental como “peaje” para retomar las dañadas relaciones políticas y diplomáticas entre ambos países, según el delegado del Polisario en España, Abdulah Arabi. En declaraciones a Europa Press, Arabi ha asegurado que el Gobierno español lleva años intentando “agradar constantemente a Marruecos”, jugando con una “ambigüedad” que, en su opinión, no le corresponde como “potencia administradora” de un territorio pendiente de descolonización.

Para el delegado del Polisario, el hecho de que España reconozca ahora el plan de autonomía marroquí como la mejor opción para resolver el conflicto para resolver el conflicto pone en evidencia la “hipocresía” del Gobierno cuando habla de “defender la legalidad internacional”. Para Arabi, el plan de Rabat “es una opción, pero no es la solución”, y ha reivindicado la necesidad de convocar un referéndum que contemple la autodeterminación. “La solución debe basarse en la elección del pueblo saharaui”, ha recalcado, antes de añadir que España “tiene una responsabilidad política y jurídica” sobre su excolonia y pronunciarse como lo ha hecho este viernes, “se contradice enormemente con su responsabilidad”.

Meses de negociaciones

La carta del presidente español a Mohamed VI es producto de meses de negociaciones entre los dos gobiernos. El único contacto directo entre autoridades de ambos países se produjo el 18 de febrero, cuando Pedro Sánchez se reunió en Bruselas con el ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, aprovechando la cumbre entre la UE y la Unión Africana. A principios de marzo, en la recta final de las negociaciones, dos grupos de 2.500 y 1.200 inmigrantes intentaron saltar la valla de Melilla, de los que casi 900 lo consiguieron, un hecho que Albares calificó de “muy preocupante” y que fuentes gubernamentales interpretaron como una última presión de Rabat.

Con los dos comunicados de este viernes se cierra una crisis diplomática que comenzó con la llegada a España el 18 de abril del año pasado del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, para ser atendido de una grave afección de la covid-19 en un hospital de Logroño; tuvo su momento álgido con la entrada irregular de más 10.000 marroquíes en Ceuta el 17 y 18 de mayo y culminó con la llamada a consultas de su embajadora en Madrid, hace ya 10 meses.

Según la Casa Real marroquí, Sánchez también subraya en su misiva que los “dos países están indisolublemente unidos por afectos, historia, geografía, intereses y una amistad compartida” y se muestra “convencido de que los destinos de los dos pueblos también lo son” y que “la prosperidad de Marruecos está ligada a la de España, y viceversa”.

“Nuestro objetivo es construir una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo y los acuerdos firmados por ambas partes y absteniéndose de cualquier actuación unilateral, estando a la altura de la importancia de todo lo que compartimos”, añade el presidente.

En este contexto, “España actuará con la absoluta transparencia que corresponde a un gran amigo y aliado”. “Les aseguro que España siempre cumplirá sus compromisos y su palabra”, subraya Sánchez.

Además, el jefe del Gobierno reitera en su misiva la “determinación para afrontar juntos los retos comunes, en particular la cooperación para la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y el Atlántico, actuando siempre en un espíritu de plena cooperación”. “Todas estas actuaciones se realizarán con el objetivo de garantizar la estabilidad y la integridad territorial de los dos países”, concluye.

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