El líder del Frente Polisario abandona España y regresa a Argelia
Exteriores asegura que Marruecos ha sido informado de la salida de Brahim Gali desde el aeropuerto de Pamplona
El líder del Frente Polisario, Brahim Gali, ha abandonado España en la madrugada de este miércoles, tras 44 días ingresado en el Hospital San Pedro de Logroño. La decisión del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz de no imponerle medidas cautelares tras tomarle declaración como imputado abrió la puerta a su regreso a Argelia, de la que Exteriores informó a Marruecos. El avión del dirigente saharaui ha despegado a la 1.40 del aeropuerto de Pamplona. Su marcha, sin embargo, no pone fin a la crisis diplomática con Marruecos, una vez evidenciado que la causa de fondo es la posición de España sobre el Sáhara.
Gali abandonó la noche de este martes el hospital riojano donde se encontraba ingresado desde el 18 de abril y se dirigió al aeropuerto de Noáin, a seis kilómetros de Pamplona, para tomar un vuelo de regreso a Argel en un avión civil de fabricación francesa fletado por Argelia.
Fuentes saharauis señalaron que Gali completará su recuperación de la covid-19 en Argelia, una vez que ha superado la fase más crítica de la enfermedad. El líder del Frente Polisario abandona España después de que el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz lo dejara en libertad sin dictar medidas cautelares tras tomarle declaración como imputado.
El Ministerio de Exteriores informó la noche de este martes de que Gali, que “llegó a España en situación crítica y fue acogido por razones humanitarias”, había recibido el alta hospitalaria y tenía previsto volar desde el aeropuerto de Pamplona en un avión civil. Tras recordar que “no tiene restringida su libertad de movimientos”, Exteriores subrayó que el líder del Polisario “portaba la documentación a su nombre con la que entró en España” y que “las autoridades marroquíes, a través de los cauces diplomáticos, han sido informadas de su salida”.
Precisamente, el hecho de que no se le informara de la decisión de acoger a Gali en España fue una de las quejas de las autoridades marroquíes, que en todo momento han insistido en que entró en el país con una identidad falsa, a pesar de que el Gobierno español ha dicho reiteradamente que llevaba un pasaporte diplomático argelino a su nombre.
El lunes, víspera de que Gali declarase telemáticamente ante Pedraz, el Ministerio de Exteriores marroquí ya advirtió, en un extenso y confuso comunicado en el que llegaba a comparar la situación del Sáhara (un territorio pendiente de descolonización, según la ONU) con la de Cataluña, que la presencia en España del líder del Polisario no era la causa de la crisis como había sostenido hasta entonces.
La crisis entre España y Marruecos “no comienza con su llegada, ni terminará con su partida”, advertía, tras situar su origen en unas supuestas “segundas intenciones hostiles respecto al Sahara”, sin aclarar a qué se refería. “Si la crisis no puede terminar sin la comparecencia [judicial] del denominado Gali, no puede resolverse solo con su audiencia”, añadía.
La decisión del juez tiró por tierra cualquier ilusión que se hubiera hecho Rabat sobre una criminalización del líder del Polisario. Pedraz no solo rechazó imponerle medidas cautelares como la prisión provisional o la retirada del pasaporte porque no existe “riesgo de fuga alguno”, sino también porque no hay en las querellas indicios “que avalen la existencia de motivos bastantes para creerle responsable de delito alguno”.
Por la mañana, un avión Gulfstream 2000 despegó de la base de Boufarik, cerca de Argel, rumbo al aeropuerto de Agoncillo, a 14 kilómetros de Logroño, según adelantó El Confidencial. Sin embargo, cuando estaba a la altura de Ibiza, se dio la vuelta. Fuentes diplomáticas explicaron que el avión notificó su plan de vuelo y el aeropuerto riojano informó de que no se daban las condiciones operativas para que pudiera aterrizar.
Exteriores no espera que tras la marcha de Gali se produzca un rápido regreso de la embajadora marroquí en Madrid, Karima Benyaich. En medios diplomáticos se cree que ha quedado inhabilitada tras las durísimas palabras que dirigió desde Rabat contra la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya. Los mismos medios reconocen, no obstante, que a la jefa de la diplomacia española le costará mucho restaurar las relaciones con las autoridades marroquíes, que sostienen que el problema de fondo es “una cuestión de confianza rota”.
“Nada que ocultar”
El Gobierno no cree que Marruecos repita una operación como la que supuso la entrada irregular de al menos 9.000 inmigrantes en 48 horas en Ceuta a mediados de mayo, dada la reacción de la UE. Tocar un asunto tan sensible como el control de las fronteras provocó un cierre de filas del que esta vez no se apartó ni siquiera Francia.
Sin embargo, en Madrid preocupa la situación de los cientos de menores que siguen bloqueados en Ceuta por las trabas de las autoridades marroquíes para que puedan volver.
Los ministerios marroquíes de Exteriores y del Interior aseguraron este martes que el rey Mohamed VI ha dado instrucciones para que se agilice el retorno de los menores, cuyo retraso achacaron a trámites burocráticos, después de que la prensa internacional se hiciera eco de su situación. En cambio, no hicieron ningún comentario sobre la decisión del juez de dejar en libertad a Gali.
El mutismo de Rabat contrastó con la reacción del Polisario, que hasta ahora había guardado silencio en esta crisis. A través de su oficina, el propio Gali reivindicó su decisión de “cooperar” con la justicia española, alegando que no tiene “nada que ocultar” y denunciando las “falsedades, fraudes y sórdidas manipulaciones” que, a su juicio, se esconden tras unas “infundadas acusaciones” que atribuye a los “servicios marroquíes”.
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