Muere Enrique Mendoza, dirigente opositor venezolano
Gobernador y alcalde reelecto, fue responsable nacional de la Coordinadora Democrática, el primer ensayo unitario de la oposición venezolana para enfrentar al chavismo entre 2002 y 2004
Enrique Mendoza D’Ascoli, dirigente político de la oposición venezolana, dos veces electo alcalde y dos veces gobernador, parlamentario y activista comunitario, ha fallecido esta semana a los 77 años de edad, víctima de complicaciones con una leucemia.
Mendoza es recordado, sobre todo, por ser el principal articulador político y electoral de la Coordinadora Democrática, el primer experimento unitario creado por la oposición venezolana para enfrentar como un bloque al chavismo en el año 2003, y uno de sus dirigentes fundamentales durante el período 1999-2004.
Enrique Mendoza nació en Caracas y desde sus años juveniles fue militante del partido socialcristiano Copei, uno de los dos que sostuviera el régimen democrático de 1958-1999. La densa y empobrecida barriada de chabolas Petare, ubicada en el municipio Sucre, al este de la capital, fue su campo natural de trabajo y articulación. Cursó estudios de derecho en la Universidad Central de Venezuela y los abandonó para dedicarse de lleno a la actividad política.
Concejal en los años 80, Mendoza iba a ser el primer alcalde electo del municipio Sucre, en 1989, logrando la reelección en 1992 con un amplio mandato popular. En 1995 se presenta a la gobernación del estado Miranda, cercano a Caracas, una de las plazas más importantes del mapa electoral del país y obtiene otro resonante triunfo.
Conocido por su enorme capacidad de trabajo, Mendoza se dedicó de lleno en estos años a atender entuertos comunitarios y ambiciosas gestiones en el campo de la salud y la educación, que progresivamente lo fueron convirtiendo en un personaje popular y conocido a nivel nacional. Como gobernador, logró la reelección durante dos mandatos constitucionales adicionales, consolidando un sólido piso electoral hasta 2003.
La proyección nacional que tenía la gestión de Enrique Mendoza en el estado Miranda corría en forma opuesta al debilitamiento de su partido, Copei, y también del sistema democrático-representativo que lo sostenía, que estaba siendo cañoneado sin clemencia por los medios de comunicación social de entonces y el emergente liderazgo de Hugo Chávez como candidato presidencial en 1998.
En aquel entonces, Mendoza fue uno de los artífices de la fallida candidatura de Irene Sáez, ex reina de belleza que gerenció exitosamente la alcaldía de Chacao, en las zonas acomodadas de Caracas, en los años 90, y que inicialmente atrajo las simpatías populares producto de la decadencia de los partidos tradicionales. El apoyo a Sáez concretó la debacle definitiva del demócrata-cristiano Copei.
Con Chávez ya en el poder en 1999, el arraigo popular de las corrientes antichavistas en Venezuela, que abarcaba cerca del 40 por ciento del electorado, se fue desplazando de los partidos tradicionales –Acción Democrática y Copei, a liderazgos emergentes y gobernadores electos que fueron el resultado del proyecto de federalización política desarrollado desde 1989.
El incuestionable éxito político y administrativo logrado por Mendoza como alcalde de Sucre y gobernador de Miranda lo fueron convirtiendo paulatinamente en un decisor fundamental en el antichavismo, a pesar del fracaso del proyecto de Irene Sáez. En manos de Mendoza, el estado Miranda se convirtió en un bastión de la oposición.
Con la llegada de Chávez al poder, el ambiente político se recalienta y se consolida la polarización como hábitat. Desde finales de 2001 toma cuerpo un vigoroso movimiento de partidos, empresarios y activistas civiles decidido a sacar al Comandante del poder.
En este tumultuoso proceso de manifestaciones diarias a favor y en contra de la revolución bolivariana, Mendoza sigue expandiendo su influencia y asumiendo responsabilidades, ahora como responsable nacional de la Coordinadora Democrática, el primer ensayo unitario de la oposición, una desperdigada y disfuncional instancia integrada por toda suerte de asociaciones civiles, empresarios y partidos políticos.
El dirigente encabezó la mayoría de las multitudinarias marchas que pedían la renuncia a Hugo Chávez en 2002, y estuvo involucrado en el cierre de la estatal Venezolana de Televisión durante los sucesos del 11 de abril de aquel año, en los cuales Chávez fue brevemente sacado del poder. Se le inició en un proceso legal y su causa fue amnistiada por decreto del propio Chávez en 2007.
La victoria de Hugo Chávez en el referéndum revocatorio de 2004, en el cual el chavismo y la oposición midieron fuerzas para zanjar aquella crisis, supuso el descalabro definitivo de la Coordinadora Democrática y la caída de Mendoza, a quien se le recriminó la responsabilidad del fracaso de la estrategia electoral y el desorden interno de aquellas instancias superpuestas. Mendoza prometió entonces presentar pruebas del fraude orquestado por el chavismo en la consulta, cosa que jamás hizo.
Desde entonces, el dirigente socialcristiano vivió un prolongado ocaso público del cual no se pudo recuperar. Actores más jóvenes de la oposición, como Carlos Ocariz y Henrique Capriles, conquistaron las simpatías de las comarcas que antes dominaba. Quedó electo parlamentario en las elecciones de 2010, pero tuvo una pasantía discreta. Intentó regresar a la alcaldía de Sucre en 2017, pero esta vez fue derrotado por el chavismo.
Su deceso ha sido lamentado por toda la sociedad democrática nacional. Mendoza murió en medio de estrecheces económicas y dificultades para enfrentar su enfermedad.
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