La oposición venezolana sigue sin hallar un líder capaz de enfrentarse al populismo de Chávez
Sólo la voluntad de revocar al presidente une a la heterogénea Coordinadora Democrática
La heterogénea coalición contra Hugo Chávez deberá cribar pugnas y ambiciones para encontrar a un líder capaz de batir electoralmente al presidente venezolano, dispuesto a aspirar a la jefatura de la República si pierde el referéndum revocatorio. Políticos de diversas tendencias, organizaciones empresariales y laborales, ex militares, ex guerrilleros, francotiradores y arribistas integran la Coordinadora Democrática.
Las Asambleas Ciudadanas, organizadoras de las manifestaciones, completan un frente antigubernamental ideológicamente contradictorio, pero cohesionado por la aversión a Chávez. Su primer objetivo es enmendar la Constitución si alcanza el poder en unas eventuales elecciones legislativas.
El ex teniente coronel ha demostrado desde su primera victoria en las urnas, en noviembre de 1998, ser un candidato poderoso en campaña. Derrochó labia y retórica de caudillo en la que ahora acaba; sus argumentos y el masivo gasto público en obras sociales penetraron entre la población pobre, mayoría. De perder el referéndum, dijo ante un grupo de empresarios hace pocos días, "sería presidente encargado [el vicepresidente] José Vicente Rangel, y yo agarro mis cuatro peroles [cosas] y me voy para no sé dónde (...), a lo mejor descansaría unos días, pero al mes siguiente ya sería candidato a la presidencia de la República otra vez". La Constitución de 1999 no precisa si puede serlo.
El mensaje de regeneración política y conciliación nacional de la Coordinadora Democrática (CD), nacida en 2001, en cuyo seno también conviven ultras de derecha y de izquierda, no cuajó en los estratos populares, proclives a la ratificación del presidente. No es suficiente reunirse para oponerse a Chávez, según Michael Shifter, analista de Latinoamérica en el Centro de Estudios para el Diálogo Interamericano. Los opositores deben atravesar un proceso de cambio, hacerlo creíble y mostrar que no se vuelve a la antigua forma de hacer política. "¿Todos estos sectores distintos están anclados en el pasado o ha habido un proceso de renovación y autocrítica? Hasta ahora las señales no han sido alentadoras".
Las maquinaciones de algunos sectores son frecuentes y sus notables no abdican de sus aspiraciones presidenciales. El gobernador de Mendoza, Enrique Mendoza, es uno de ellos; otro es el ex candidato presidencial por el derechista Proyecto Venezuela, Henrique Salas Römer, derrotado por Chávez en1998. Henry Ramos Allup espera su oportunidad. Ahora dirige el mayor partido de la CD, el socialdemócrata Acción Democrática (AD), con cinco presidenciales desde 1958, fecha de arranque del bipartidismo imperante durante cuatro decenios. El octogenario ex guerrillero Pompeyo Márquez es citado como presidenciable en un hipotético Gobierno de transición.
AD y el Copei (democracia cristiana) se repartieron Gobierno, instituciones y cargos durante ese periodo. Ahora encabezan la CD junto con una pléyade de formaciones, entre ellas el Movimiento al Socialismo, ideológicamente ajeno a los dos grandes partidos tradicionales. El diputado Julio Borges, del conservador Primero Justicia, y el ex gerente de planificación de la petrolera estatal PDVSA, Juan Fernández, especialmente activo en la huelga petrolera de diciembre del año 2002 y de febrero del año 2003, figuran en la relación de los dirigentes de la CD.
Los dos principales sindicatos de empresarios y obreros: Fedecámaras y la Confederación de Trabajadores de Venezuela integran la amalgama opositora, que en su documento Consenso País prometió modificar la Constitución. Recortaría el poder presidencial, que incluye la posibilidad de disolver la Asamblea Nacional, eliminaría la segunda vuelta y el carácter deliberante a las Fuerzas Armadas, que casi las convertiría en un actor político, y el Parlamento recuperaría las dos cámaras.
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