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Carlos Holmes Trujillo: “Se necesita más ayuda y solidaridad ante la migración venezolana”

El canciller de Colombia defiende que Duque está cumpliendo el "mandato" de los electores en relación con el proceso de paz

Francesco Manetto
El ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo.
El ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo. DIANA SÁNCHEZ (Getty Images)

Carlos Holmes Trujillo (Cartago, 1951) lleva casi un año, desde que asumió el cargo como ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, tratando de concienciar a las principales instancias internacionales sobre el alcance de la emergencia migratoria venezolana. Según Naciones Unidas, los que se fueron en busca de oportunidades ya superan los cuatro millones. Al menos 1,3 millones se radicaron en el país vecino. El veterano político del Centro Democrático, crítico con los acuerdos con las FARC alcanzados por el expresidente Juan Manuel Santos, es uno de los pesos pesados del Gobierno de Iván Duque. Atendió a EL PAÍS durante la asamblea de la Organización de los Estados Americanos (OEA) celebrada la semana pasada en Medellín.

Pregunta. La oposición acusa al Gobierno de no tener suficiente voluntad política en la aplicación de los acuerdos de paz, mientras casi cada día hay noticias sobre asesinatos de líderes sociales.

Respuesta. La política del presidente Duque es implementar los acuerdos con reformas hacia adelante mediante consensos y mecanismos institucionales. ¿Por qué está poniendo en marcha esa política? Porque ese fue el mandato que recibió de los colombianos cuando fue elegido. Esa política además ha tenido el apoyo del pueblo colombiano en distintas oportunidades. Es lo que tiene que hacer el presidente y es lo que está haciendo, cumpliendo con ese mandato.

P. Pero Duque presentó una reforma a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que no fue avalada por el Congreso.

R. Cuando el presidente Duque presentó unas objeciones a seis artículos de una ley estatutaria de la JEP, es decir, una ley procedimental, lo que buscó fue un mayor debate en el Congreso a efectos de mayores consensos. El presidente de la República tiene la facultad desde 1821 de objetar leyes que llegan a su escritorio por razones de inconstitucionalidad o de inconveniencia. Es un juicio político que hace el presidente mediante el cual se devuelven los proyectos al Congreso para que este los estudie y tome las determinaciones del caso. Si aceptan las objeciones hacen parte de la ley. Si las rechaza las devuelve para que el presidente firme la ley. Es decir, el camino institucional es totalmente seguro. 

P. ¿Y piensa el Gobierno plantear la reforma por otro camino?

R. Ya este episodio está cerrado. El gran problema que se presenta en este tipo de debates en Colombia es que no se ha logrado superar la vieja, inexistente y dañina división entre los amigos de la paz y enemigos de la paz. Le repito que el mandato que la política que está implementando el presidente Duque es un mandato de la Constitución colombiana y según la Constitución el pueblo es titular de la soberanía.

P. Recientemente la Cancillería envió a algunas embajadas una nota en la que se plantean restricciones para visitar los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación de los exguerrilleros. ¿Qué buscaba?

R. No hay país más abierto que Colombia al escrutinio internacional, al acompañamiento, al diálogo, a analizar con la comunidad internacional todo lo que tiene que ver con nuestras realidades internas. En ese caso la nota buscaba una mejor coordinación. Tuvo una lectura equivocada, pero lo fundamental es señalar que la nota tuvo el propósito de establecer una mejor coordinación para esas visitas, porque el Estado tiene responsabilidad en materia de acompañamiento de los miembros de la comunidad internacional. Lo consideramos como un malentendido superado.

P. Hace días hizo referencia a una supuesta campaña de desprestigio contra Duque. ¿A qué se refiere exactamente?

R. Lo hice dentro del marco de la explicación a la opinión pública nacional de los objetivos de los viajes que ha hecho el presidente Duque, porque está poniendo en marcha un diplomacia presidencial que es fundamental en el mundo contemporáneo, globalizado y competitivo. Todos los presidentes hacen diplomacia presidencial y Colombia requiere hacer diplomacia presidencial porque focaliza los diálogos entre los Estados y agiliza las decisiones que deben tomarse. Pero hay algunos interesados en mostrar internacionalmente que está incumpliendo con los acuerdos, cosa que es falsa. Lo que se está haciendo es cumpliendo con un mandato.  

P. Su Gobierno planea volver a la aspersión contra los cultivos de coca. ¿Les preocupa el próximo balance de la ONU?

R. El Gobierno recibió una herencia maldita, 208.000 hectáreas de cultivos ilícitos. Desde el principio se dio la tarea de hacerle frente a es realidad desafiante para nuestro país y afortunadamente se están produciendo resultados positivos como acaba de evidenciarse con las cifras que se acaban de conocer por parte de EE UU. El Gobierno va a seguir trabajando con la misma intensidad. Es muy importante declarar que Colombia ha regresado a los escenarios multilaterales a pedir que se revitalice el principio de responsabilidad compartida y el enfoque integral equilibrado. Colombia sigue creyendo que esta es una responsabilidad común y compartida y en segundo lugar creemos que la forma eficaz de combatir ese problema mundial es mediante la acción de cada nación según el eslabón que tenga en su territorio: producción, transformación, lavado de activos, tránsito, demanda creciente, contrabando de armas.

P. ¿Y el glifosato?

R. El debate no es sobre un herbicida, el debate es sobre el problema mundial de la droga. Y para combatir eficazmente el problema mundial de la droga se requiere acudir a todas las herramientas. En el caso de Colombia, la Corte Constitucional definió unos protocolos que el Gobierno está dedicado de manera estricta a cumplir para efecto de que se reanude la aspersión aérea con el cumplimiento pleno de esos requisitos. 

P. Uno de los ejes centrales de la cumbre de la OEA es la crisis de Venezuela y una migración regional sin precedentes. ¿Cuáles son las perspectivas?

R. La causa del fenómeno migratorio de Venezuela es el deterioro de la situación en ese país. El deterioro de la situación consecuencia de la tiranía, del mal manejo de la economía y la crisis humanitaria que eso ha generado. La solución estructural al fenómeno migratorio es el cambio en Venezuela y lograr que vuelva a vivir en democracia. Mientras las circunstancias son como las que son, hoy Colombia va a seguir actuando con criterio humanitario, solidario y con sentimiento de gratitud histórica. Los escenarios que tenemos son todos preocupantes y desafiantes. Ya tenemos millón y medio de venezolanos en Colombia. El siguiente escenario es que ese número pase a 1,8 y si se presenta una situación catastrófica en Venezuela el escenario que se ha previsto podría indicar la presencia en Colombia de entre 3 y 3, 5 millones de venezolanos. Agradecemos la cooperación internacional, pero aprovecho para hacer un llamado. Se necesitan más ayudas, más presencia, una mayor solidaridad en términos concretos porque el fenómeno sigue creciendo, eso exige más recursos y los que Colombia tiene son insuficientes.

P. Ustedes han apostado por el cerco diplomático. ¿Qué expectativas tiene?

R. Nosotros creemos que las dictaduras nunca se caen de la noche a la mañana. Se caen históricamente a raíz de la creación de las condiciones que dan lugar que un día cualquiera se presenta un episodio que es el que desencadena el desenlace final. Lo que se ha venido haciendo es avanzar en la creación de esas condiciones. Cada día que pasa se crea una nueva condición. Y vamos a seguir trabajando en esa dirección, contribuyendo a la fortaleza de las fuerzas democráticas de manera política y diplomática e incrementando las acciones internacionales como se verá en los próximos días.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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