Donald Trump vuela en pedazos los consensos en Oriente Próximo
Netanyahu celebra el apoyo de la Casa Blanca a la soberanía sobre el Golán a apenas tres semanas de las elecciones en Israel
El statu quo, la sacrosanta correlación de fuerzas que ha regido en Tierra Santa durante décadas, parece no significar gran cosa para un magnate inmobiliario acostumbrado a transformar el mapa urbano de Manhattan. De la misma forma que declaró en diciembre de 2017 la disputada Jerusalén como capital de Israel en vísperas de la fiesta hebrea de Januká, el presidente Donald Trump ha anticipado este jueves, en pleno festival de Purim (carnaval judío), que Estados Unidos debe reconocer que los Altos del Golán, territorio sirio ocupado desde 1967, son parte del Estado judío.
También a través de Twitter, el primer ministro Benjamín Netanyahu ha dado por hecho que Trump “acepta plenamente la soberanía israelí” en el actual contexto de una creciente presencia de Irán en Siria para cumplir su amenaza de “destruir Israel”. Mientras los israelíes bailaban disfrazados para conmemorar la tradición del Purim (la victoria del pueblo judío sobre un tirano persa que buscaba su aniquilación), el jefe de Gobierno celebraba el tuit del mandatario estadounidense como un hito histórico.
Trump ha irrumpido en la campaña electoral de Israel a menos de tres semanas de unos reñidos comicios legislativos. Precisamente cuando los sondeos reflejaban el estancamiento del gubernamental partido Likud (conservador) y la ventaja de la alianza centrista Blanco y Azul, liderada por el carismático exgeneral Benny Gantz, el regalo electoral de la Casa Blanca apunta a un vuelco en favor de Netanyahu.
Asfixiado por otro eventual caso de corrupción —cobro de comisiones en la compra de submarinos a Alemania— que se suma a tres acusaciones por fraude y soborno ya formuladas por el fiscal general, el jefe del Ejecutivo necesita el oxígeno de un espaldarazo internacional para encadenar su cuarto triunfo consecutivo en las urnas desde 2009.
El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, le ha visitado en Jerusalén para adelantarle en privado la buena nueva. Ambos han acudido este jueves al Muro de las Lamentaciones, el más santo lugar de culto judío situado en el recinto histórico amurallado. Para la comunidad internacional, forma parte del territorio de Jerusalén Este, ocupado también por Israel desde hace casi 52 años, y donde los palestinos aspiran a instalar la capital de su futuro Estado.
Fragmentación siria
El Gobierno de Netanyahu, reunido por primera vez en la historia en la meseta siria ocupada, proclamó hace tres años que el suelo del Golán, anexionado por Israel en 1981, “seguirá siempre bajo soberanía israelí y, pase lo que pase, la frontera no se moverá”. El primer ministro dio a entender entonces que el vecino país árabe quedará fragmentado tras el conflicto. El Departamento de Estado dejó de considerar la semana pasada al Golán “territorio ocupado” para definirlo como “territorio bajo control” de Israel.
La comunidad internacional —y en particular Rusia, Turquía e Irán, con presencia militar en Siria— defiende la integridad territorial de Siria a pesar de la guerra en la que se desangra desde hace ocho años. El estricto respeto de las fronteras existentes cuando estalló la revuelta contra El Asad, el 15 de marzo de 2011, ha sido uno de los escasos puntos comunes en los que Gobierno y oposición han declarado estar de acuerdo en las negociaciones de paz auspiciadas por Naciones Unidas en Ginebra.
En los 1.200 kilómetros cuadrados de los Altos del Golán viven más de 20.000 colonos israelíes y unos 20.000 miembros de la minoría drusa de origen sirio, de los que solo un 10% han adquirido la nacionalidad israelí y el resto juran lealtad al presidente Bachar el Asad. Durante el último medio siglo de ocupación, los gobernantes de Israel han emprendido varios procesos negociadores con el Gobierno de Damasco para devolver la mayor parte del territorio de la meseta a cambio de un tratado definitivo de paz. Sucesivos primeros ministros israelíes, el último Ehud Olmert en 2008 y con la mediación de Turquía, lo intentaron sin conseguirlo.
Israel y Siria siguen formalmente en guerra. Un armisticio pactado tras la llamada guerra del Yom Kipur de 1973, define la línea de alto el fuego y la zona de separación patrullada por observadores de Naciones Unidas. En los Altos del Golán existen cerca de 40 asentamientos con unos 20.000 colonos judíos. Sus productos agrícolas y sobre todo sus vinos kosher (aprobados por el rabinato) deben llevar ahora una etiqueta de origen como territorio ocupad para poder ser exportados a la UE. Sectores nacionalistas israelíes propugnan la construcción de nuevas colonias en la meseta habitadas por hasta 100.000 Israelíes.
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