Nicaragua y Venezuela: agujeros negros para la información
Reporteros sin Fronteras señala el deterioro de la libertad de prensa en ambos países
Nicaragua y Venezuela se han convertido en agujeros negros para la libertad de prensa. Víctimas de campañas de acoso, perseguidos y amenazados por los respectivos Gobiernos, por agencias policiales o grupos paramilitares, los informadores independientes son señalados como "periodistas golpistas" o como "sicarios de tinta". "Los medios de comunicación están siendo confiscados y la libertad de prensa, asesinada", certificó este viernes el reportero del diario nicaragüense La Prensa Eddy López durante la presentación del informe anual de Reporteros sin Fronteras (RSF). La corresponsal de este organismo en Venezuela, Elsa Piña, ha recordado que lo que ahora está viviendo Nicaragua, lo llevan sufriendo los periodistas venezolanos desde hace 20 años. "Es un guion que empezó con Chávez y siguió con Maduro, y que se resume en un cerco sistemático, cada vez más refinado, del control de la información".
Tanto López como Piña se encuentran en España dentro de un programa de colaboración para la protección de los periodistas suscrito por RSF y el Ayuntamiento de Madrid. En principio, su estancia se prolongará durante tres meses, un periodo de tiempo tras el cual el futuro se adivina negro. "En Nicaragua me espera la cárcel", pronostica el periodista de La Prensa, diario obligado a cerrar la edición impresa en papel ante los obstáculos gubernamentales para acceder al papel y a repuestos de maquinaria de la imprenta.
Desde que comenzaron las protestas en Nicaragua contra del Gobierno de Daniel Ortega, el 18 abril de 2018, la prensa ha sufrido continuas agresiones. Dos días después de las primeras revueltas, cinco camionetas cargadas de paramilitares prendieron fuego a una emisora de radio con la intención de matar a todos lo que estaban dentro. "Los trabajadores lograron salir por el techo del edificio o agarrados a las antenas. Empezamos a documentar las imágenes y eso no le agradó al Gobierno", recuerda el periodista nicaragüense, vinculado al diario La Prensa desde hace 12 años, que también ha formado parte del equipo de canal de televisión 100% Noticias, intervenido, expulsado de las ondas en diciembre y su propietario, Miguel Mora, detenido.
López, que ha participado este viernes en la presentación del informe anual de RSF, califica de "crítica" la situación de la prensa en Nicaragua. Explica que todos los informadores que daban cobertura periodística a lo que estaba pasando en el país eran amenazados y asediados en las redes sociales. Y, a menudo, vigilados y fotografiados por agentes de la seguridad del Estado. En su caso, le rompieron los cristales del coche, le robaron la cámara de fotos y varios individuos le apuntaron con un arma mientras le transmitían un mensaje intimidatorio: "Deja de seguir informando. Te lo advertimos".
El reportero nicaragüense asegura que para el Estado, la prensa es su enemigo "numero uno", mientras que para el periodismo, ejercer sobre el terreno se ha transformado en una profesión "de alto riesgo". Y también para los medios de comunicación. Carlos Fernando Chamorro, director de El Confidencial tuvo que exiliarse. "Le confiscaron sus propiedades, donde se encontraban los estudios de producción televisiva, la sala de redacción. Entraron sin orden judicial", ha relatado López.
En la clasificación mundial de libertad de prensa, Nicaragua ocupa el puesto 90 mientras que Venezuela se coloca en el 143. Elsa Piña ha explicado que las detenciones y deportaciones de periodistas a cargo del régimen de Maduro se han convertido en algo habitual. Además, el Gobierno controla Internet a través de las empresas de telecomunicaciones y presiona a las televisiones para cortar las retransmisiones de las protestas. RSF constata que los periodistas son objeto de agresiones durante las manifestaciones y de detenciones arbitrarias. Sus equipos de trabajo son a menudo destruidos y entra dentro de la rutina la expulsión de reporteros que no son de agrado de las autoridades.
"Maduro, en el poder desde 2013, se empeña en hacer callar a la prensa independiente y sigue controlando la información. En repetidas ocasiones el presidente ha mencionado una 'guerra mediática' para desacreditar a los medios nacionales e internacionales que critican a su Gobierno", subraya el informe de RSF.
La organización internacional da cuenta de los 65 periodistas asesinados en todo el mundo durante 2018, a los que se suman 13 internautas y cinco colaboradores. Además, fueron encarcelados 171 informadores, 148 internautas y 16 colaboradores. El presidente de la sección española, Alfonso Armada, ha reivindicado el periodismo "fundado en hechos, no en falsedades ni en intoxicaciones" y ha señalado a Trump, Putin y cada vez más dirigentes europeos con pulsiones autoritarias como constructores de "verdades alternativas, verdades útiles a una visión política determinada".
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