La crisis y la censura de Maduro condenan a ‘El Nacional’ a cerrar su edición impresa
El diario, emblema del periodismo venezolano, solo será accesible a través su web tras 75 años en los kioscos
La crisis económica y los Gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro han asfixiado un emblema del periodismo venezolano. El Nacional, diario de referencia del país sudamericano, ha dejado de circular en pape tras 75 años publicándose. Miguel Henrique Otero, presidente y editor de la cabecera, quiso asumir este revés como una circunstancia transitoria y declaró que el periódico redoblará esfuerzos para impulsar su versión digital.
En 2014 el Ejecutivo de Maduro asumió por completo el monopolio de la concesión del papel para la prensa a través de la denominada Corporación Alfredo Maneiro, convirtiéndola en un eficaz instrumento de censura. Es decir, lo dispensó a los medios alineados con su causa política y lo negó a los rotativos críticos. A ese impedimento se sumó la escasez de divisas y las múltiples distorsiones de la gestión económica actual, que terminaron por decretar la extinción de la edición de uno de los buques insignia de la prensa en Venezuela.
En su editorial de este jueves, titulado Un descanso en el camino, el diario anuncia formalmente que no circulará más en papel y dice aspirar a que la situación sea solo transitoria. “¿Ganan los enemigos de la libertad de expresión, triunfan los corruptos bolivarianos, descansan y duermen tranquilos los militares que se aprovechan de sus posiciones para amasar fortunas y garantizar por décadas sus riquezas familiares? No, nada de eso (…) El Nacional impreso se toma un descanso que no será prolongado ni definitivo”, dicen los editores del periódico.
Cercano a Hugo Chávez en sus primeros años, en los cuales este ni siquiera hablaba de socialismo, El Nacional ha tenido, desde 2001, un tortuoso y accidentado pulso con el Gobierno venezolano. Sus sedes han sido atacadas con lluvias de botellas por simpatizantes chavistas. Sucedió al menos en tres ocasiones, en medio de una impunidad total. Sufrió atentados con artefactos explosivos. Y el cerco tributario llegó a ser feroz: sus propietarios y directivos tienen varias demandas penales y civiles y muchos de sus periodistas han sido golpeados en la calle. Sus propietarios han sido ridiculizados y amenazados en cadenas presidenciales y programaciones del canal estatal, Venezolana de Televisión. Miguel Henrique Otero, su presidente, vive en el exilio en Madrid.
Fundado en 1943 por el escritor y periodista venezolano Miguel Otero Silva, padre de Miguel Henrique, El Nacional logró conservar una saludable equidistancia de las pasiones políticas palaciegas y obtuvo un enorme prestigio en el país durante varias décadas del siglo XX.
Por sus páginas desfiló, en un tiempo en el cual casi toda la región latinoamericana cursaba la oscuridad de las dictaduras militares y la censura, parte de lo más granado del pensamiento y la palabra latinoamericana de los años sesenta, setenta, ochenta e, incluso, de los noventa, incluyendo a Pablo Neruda, Tomás Eloy Martínez, Gabriel García Márquez, Gabriela Mistral, Mario Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza, Alfredo Bryce Echenique, Miguel Ángel Asturias, Juan Carlos Onetti e Isabel Allende; y a los venezolanos Arturo Uslar Pietri, Salvador Garmendia, José Ignacio Cabrujas, Juan Nuño, Ibsen Martínez, Adriano González León, Moisés Naim y Alberto Barrera Tyszka. Su Papel literario, la revista cultural del periódico, dirigida por Juan Liscano, fue pionero en su género en la región.
Ha sido el Gobierno de Maduro, en particular, el que ha emprendido la embestida más letal contra el panorama de medios de comunicación en Venezuela en los últimos cuatro años. En 2014, capitales chavistas de origen desconocido llevaron a cabo, en una confusa maniobra mercantil, la compra de El Universal y Últimas Noticias, otros de los dos grandes periódicos del país. Una operación que fue orquestada por miembros del Gobierno y que modificó por completo la orientación editorial de estas empresas.
La sala de redacción de El Nacional, multitudinaria hasta hace unos años, se ha contraído en un 90%. Un puñado de periodistas comprometidos sigue llevándolo adelante en precarias condiciones salariales. Muchos se han ido del país. Dirigido en este momento por los periodistas Patricia Spadaro y Eduardo Ponte, el periódico estudia dar un salto en su edición digital. Todavía es uno de los portales más visitados de Venezuela. Su versión web también sufre ataques silenciosos para bloquear su señal.
"Esto es un drama, pero es una oportunidad", dice Otero. "Usaremos todas nuestras relaciones, nuestro capital humano, para construir una plataforma digital mucho más moderna, a la altura de las mejores del mundo. A mí me ofrecieron 170 millones de dólares en 2014 para que vendiera el periódico y les dije que no. No vamos a nadar para morir en la orilla, vamos a la batalla. A nosotros nos va a tocar titular el regreso a la democracia y para eso no queda mucho tiempo".
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