China condena a muerte a un canadiense por tráfico de drogas
La sentencia eleva drásticamente la disputa entre Pekín y Ottawa a raíz del arresto de una directiva de Huawei
Un tribunal chino ha condenado este lunes a muerte al ciudadano canadiense Robert Lloyd Schellenberg, de 36 años, por tráfico de drogas. La dura sentencia supone una drástica escalada en la disputa diplomática y judicial entre Pekín y Ottawa comenzada con la detención en Canadá de Meng Wanzhou, la directora financiera del gigante de las telecomunicaciones chino Huawei.
Schellenberg, operario en empresas petroleras canadienses, había sido detenido en China en 2014 durante un largo viaje por Asia, y acusado de intentar transportar droga desde este país hacia Australia. En noviembre de 2018 fue finalmente juzgado y condenado a 15 años de prisión por posesión de estupefacientes. Apeló, asegurando que era inocente. La apelación coincidió con la detención de Meng en Vancouver en diciembre, a petición de Estados Unidos que acusa a la ejecutiva e hija del presidente del gigante chino, Ren Zhengfei, por actos fraudulentos para incumplir las sanciones de EE UU contra Irán.
Tras la detención de Meng, a la que un tribunal de Vancouver concedió la libertad condicional a la espera de que se decida sobre la orden de extradición estadounidense, Pekín detuvo a dos ciudadanos canadienses. El analista y exdiplomático Michael Kovrig y el empresario Michael Spavor están ambos acusados de actividades que perjudican la seguridad nacional china, en lo que funcionarios chinos han admitido que se trata de una maniobra de represalia.
La situación de Schellenberg parece también ser consecuencia directa de la pugna entre China y Canadá. Aunque su primer juicio tardó cuatro años en decidirse, su vista de apelación de un solo día se programó inmediatamente después de la detención de Meng, en diciembre. En aquella vista, los magistrados ordenaron que se volviera a juzgar al sospechoso en la corte del primer juicio, al considerar la primera sentencia demasiado leve. Y en este nuevo juicio, este lunes en el tribunal de apelaciones de Dalian (noroeste de China), los jueces aceptaron el argumento de los fiscales de que la sentencia inicial había sido demasiado leve y que nuevos indicios prueban que el canadiense es un “miembro clave de una banda internacional de narcotráfico”.
El operario petrolero puede apelar de nuevo, para lo que cuenta ahora con un plazo de diez días. Schellenberg asegura que no es un traficante ni consumidor de drogas y que es un mero chivo expiatorio.
El tráfico de drogas en China puede acarrear la pena de muerte. Entre 2009 y 2015, un total de 19 extranjeros recibieron esa condena por ese tipo de delitos, aunque en la mayoría de los casos los tribunales optan por aplazar la ejecución de la sentencia dos años; si en ese plazo el reo demuestra buen comportamiento, la pena se conmuta por cadena perpetua.
"Es muy preocupante para nosotros como Gobierno, así como debería serlo para todos nuestros amigos y aliados internacionales, que China haya decidido arbitrariamente aplicar la pena de muerte en casos como este, de un canadiense", ha dicho este lunes en una conferencia de prensa el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
“El caso parece reforzar el mensaje, previamente sugerido por las detenciones de los canadienses Michael Kovrig y Michael Spavor, de que China percibe la retención de rehenes humanos como un modo aceptable de practicar la diplomacia”, sostenía el viernes pasado, antes del juicio, el profesor de Derecho en la Universidad George Washington y especialista en China Don Clarke, en el blog “Lawfare”.
Por su parte, la tía de Schellenberg, Lauri Nelson-Jones, había declarado al diario canadiense The Globe and Mail que China está utilizando a su sobrino “como un peón” en su disputa con Ottawa.
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