Una ONG alerta del riesgo de hambre para otro millón de niños en Yemen
Save the Children teme que el asalto a Hodeida bloquee el acceso de alimentos a través de su puerto
Otro millón de niños corre el riesgo de sufrir hambruna en Yemen si el asalto a Hodeida por parte de la coalición que dirige Arabia Saudí llega a cerrar el puerto, según ha advertido este miércoles Save the Children. La ONG teme que la operación militar, reanudada tras el fracaso de la cita entre los contendientes que Naciones Unidas organizó en Ginebra hace dos semanas, reduzca aún más el abastecimiento de alimentos y carburante a las zonas bajo control rebelde, donde viven dos tercios de los 27 millones de yemeníes. Es la última llamada de atención después de que la ONU alertara de ese peligro.
Tres años y medio de guerra han dejado a 17,8 millones de yemeníes sin saber cuándo van a poder tomar su próxima comida, de ellos 8,4 millones están en riesgo de morir de hambre, según la ONU. La mitad de ellos son niños, lo que supone que de cumplirse los temores de Save the Children sobre un eventual cierre del puerto de Hodeida, se elevarían hasta 5,2 millones los pequeños afectados por la grave inseguridad alimentaria que sufre ese país de la península Arábiga.
“Lo que sucede en Hodeida tiene un impacto directo en los niños y las familias de todo Yemen”, ha declarado Helle Thorning-Schmidt, directora ejecutiva de Save the Children. “Incluso la menor interrupción del abastecimiento de comida, carburante o medicinas a través de este puerto clave puede significar la muerte para cientos de miles de niños malnutridos. Podría incrementar el precio del carburante, y en consecuencia del transporte, hasta tal punto que las familias no puedan permitirse llevar a sus hijos enfermos al hospital”.
De momento, la niña cuya foto ilustra el informe de la ONG ha muerto. Desde que empezó la guerra, 66.000 menores de cinco años mueren anualmente en Yemen por enfermedades prevenibles, según datos de Naciones Unidas.
“El riesgo principal es la malnutrición”, señala a EL PAÍS Meritxell Relaño, la representante de Unicef en Yemen. “Ahora mismo tenemos 2,2 millones de niños desnutridos, 400.000 de ellos con malnutrición severa aguda”, precisa por teléfono. ¿La principal causa? “La guerra, porque dificulta el acceso al agua potable, a comida y a los centros de salud”, resume.
El conflicto desatado cuando los rebeldes Huthi se hicieron con el poder en Saná en otoño de 2014, se agravó a raíz de que Arabia Saudí interviniera en apoyo del presidente legítimo, Abdrabbo Mansur Hadi, en marzo del año siguiente. La guerra ha aniquilado las precarias infraestructuras de la que ya era una de las naciones más pobres del mundo. Pero a pesar de su superioridad militar, Riad y sus aliados no han logrado desalojar a los rebeldes del noroeste del país, donde tienen su feudo y se concentra la mayoría de la población.
Hodeida es el último gran puerto bajo control Huthi. Por sus dársenas entra el 80% de las importaciones, incluida la ayuda humanitaria. La posibilidad de que los combates dañen sus instalaciones u obliguen a cerrarlo alarmó desde que la coalición que encabeza Arabia Saudí lanzó su asalto el pasado junio. La ONU advirtió entonces del riesgo de desencadenar la peor hambruna que se recuerde. El recién nombrado enviado especial para Yemen, Martin Griffiths, logró que se parara la ofensiva para darle tiempo a mediar. Pero sus esfuerzos naufragaron el pasado día 8 cuando la delegación Huthi no pudo acudir a Ginebra (ante su empeño en utilizar el avión para sacar a heridos y la negativa de Riad, que controla el espacio aéreo yemení, a permitirlo).
Desde el inicio de la guerra, el rial yemení ha perdido dos tercios de su valor y los precios han aumentado un 68% de media. “La población está absolutamente desprotegida. Quienes tenían trabajo hace tiempo que lo perdieron, las familias han agotado sus ahorros, vendido propiedades y se han endeudado. El Estado tampoco ofrece servicios”, constata Relaño. Así que aunque haya comida en los mercados, la mayoría no puede pagarla.
“Si el puerto se cierra o se complica la distribución de alimentos, tendremos un problema generalizado”, admite la representante de Unicef, quien describe la actual situación como “desesperada, a pesar de la ayuda de las ONG y las agencias de la ONU”.
El año pasado, el Programa Mundial de Alimentos (PAM) logró duplicar el número de personas a las que atiende en Yemen hasta algo más de siete millones, pero sólo puede ofrecerles una comida al día por falta de fondos. El cierre del puerto de Hodeida aumentaría la población más vulnerable en otros tres millones, la mitad de ellos niños.
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