Cinco ceros menos traen de cabeza a los venezolanos
Los ciudadanos manifiestan su incertidumbre ante la aplicación de la reconversión monetaria
El oeste de Caracas amaneció este domingo con un aire fantasmal. La inminente entrada en vigor del bolívar soberano, medida estrella del ambicioso plan económico del Gobierno, provocó que más comercios de lo normal estuvieran cerrados. Un cartel colgado en la persiana de una tienda de frutos secos en el municipio de Chacao avisaba de que el local permanecerá clausurado hasta el próximo 28 de agosto. “Estamos reformando el sistema. Actualizándolo a la nueva versión por la reconversión monetaria”, reza el mensaje.
Al bolívar, por orden del Gobierno, se le quitarán cinco ceros. Una medida que crea incertidumbre. La reducción del valor de la divisa en una situación de hiperinflacción ha disparado el temor de la gente.
La preocupación se ha apoderado de Josefa Hernández, una comerciante de 83 años que hace 40 emigró a Venezuela desde Canarias. El domingo iba a abrir su tienda de ropa de mujer en el mercado municipal de Quinta Crespo, uno de los más concurridos de la capital, pero a último minuto se sintió confundida. Decidió mantener cerradas las puertas de su local hasta que la situación “se normalice”.
“Todo el mundo está con la misma causa”, alega Hernández, “no sabemos qué hacer”. La mujer asegura que todos se quedaron “paralizados” cuando habló Maduro. De la reconversión monetaria todavía no sabe qué pensar. “Me siento como todos. Mal. No sé si damos un paso atrás o un paso adelante, pero yo creo que un paso atrás”.
Muchos proveedores han dejado de surtir de mercancía a las tiendas ante la incertidumbre. Entre el domingo y el lunes tampoco había banca electrónica. “Ya existe hiperinflación, pero luego de las medidas anunciadas por el presidente se cree que empeorará la economía”, agrega Héctor García, otro comerciante del centro de la ciudad.
Además de la reconversión monetaria, Maduro hizo otros anuncios, como el aumento del salario mínimo de los trabajadores en 34 veces, lo que lo deja en 180 millones de bolívares, equivalentes a unos 30 dólares mensuales.
En el otro extremo de la ciudad, hay conductores que hacen cola para llenar los depósitos de sus vehículos. Algunas gasolineras se han quedado sin combustible. En los días anteriores, muchas personas se angustiaron al conocer que solo podrán acceder a gasolina a precios regulados aquellos que posean el carnet de la Patria, una medida anunciada por el Gobierno para supuestamente impedir el contrabando de gasolina. O, como dicen los críticos, para obligar a la población a estar alineado con el régimen.
No es la primera vez que los venezolanos se enfrentan a una conversión monetaria. En 2008 se quitaron tres ceros al bolívar. Sin embargo, el escenario parece otro. Esta vez los venezolanos solo tuvieron un mes para adecuarse al nuevo valor y siete días para que los antiguos billetes de baja denominación se consideraran ilegales. Existe la creencia general de que esto acabará por aumentar el valor de bienes y servicios, lo que trae de cabeza a los ciudadanos.
“Con la reconversión vamos rumbo al caos monetario, hacia el colapso del sistema de medios de pago y a la bancarrota de toda la economía”, se aseguraba en un artículo del periódico El Nacional.
Eduardo Rodríguez, un taxista de 30 años, dice que no hay certezas sobre el futuro del país. “Nadie sabe qué pasará. Todos estamos nerviosos, pero tampoco podemos hacer mucho”, explica. Muchos coinciden en que lo mejor es esperar hasta el martes, el día después de la aplicación de la reconversión monetaria, para conocer los resultados de esta medida económica.
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