Bruselas planea triplicar los fondos migratorios con el foco en fronteras y retornos
Los Estados no logran enviar de vuelta ni a un 40% de los extranjeros con órdenes de retorno
La migración gana peso en las prioridades presupuestarias de la Unión Europea, con un enfoque más restrictivo que favorable a la acogida. La Comisión Europea propone casi triplicar los fondos dedicados a asuntos migratorios en las próximas cuentas públicas comunitarias (correspondientes al periodo 2021-2027). Aunque la dotación aumenta en todos los capítulos, el foco se sitúa en el control de las fronteras exteriores de la UE y en las expulsiones de quienes no tienen derecho a asilo. La mayoría de Estados comparten estas prioridades.
Europa perderá recursos tras el Brexit, pero la carestía no afectará a las partidas de migración y asilo. Bruselas detalló este martes su propuesta migratoria para los primeros presupuestos tras la salida de Reino Unido, que otorgan a esta partida 34.900 millones de euros para siete años (en el actual periodo tiene asignados 13.000 millones). Se trata de una señal clara de la mayor implicación que busca el Ejecutivo comunitario en un ámbito en el que casi todas las competencias son nacionales.
Frente a las rencillas que genera el debate sobre cómo repartir los demandantes de asilo y cómo gestionar los desembarcos, los 28 socios de la Unión coinciden en una cosa: la necesidad de reforzar las fronteras externas, de forma que las internas se mantengan libres de controles. El comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos, empleó un tono grave para instar a los países a procurar este difícil equilibrio. “Esperemos que prevalezca el espíritu europeo. Si no, estaremos poniendo en peligro todo el proyecto comunitario”, aseguró en conferencia de prensa desde Estrasburgo.
Riesgos para Schengen
Bruselas no se cansa de recordar que ese control exhaustivo de las puertas de entrada a la UE constituye un requisito básico para mantener viva el área de libre circulación interior (Schengen). Varias fuentes diplomáticas alertan de que países como Alemania, que aún recibe un importante flujo de refugiados y migrantes, no dudarán en aplicar chequeos permanentes si no se encuentran soluciones comunes al desafío migratorio.
Con este espíritu, la Comisión propone destinar 21.300 millones a reforzar las fronteras, prácticamente cuatro veces la cantidad actual. Más allá de las cifras económicas, el plan estrella consiste en crear una reserva de 10.000 policías de fronteras asignados a la agencia europea (Frontex) para desplegarlos rápidamente en caso de crisis.
Está por ver que la idea prospere. Algunos Estados (entre ellos España) observan con mucho recelo que policías de otros países se desplacen a controlar los movimientos fronterizos en sus territorios. Austria, en cambio, pide que el esquema esté listo cuanto antes, sin esperar al fin del próximo periodo presupuestario. Los Estados miembros deben aprobar por unanimidad todo el encaje presupuestario, una dura negociación que suele saldarse en la última madrugada.
Otro pilar importante de la política migratoria común consiste en proporcionar fondos a los Estados para que acojan refugiados, los integren y expulsen a los que no logran ese estatus. Bruselas planea destinar 11.300 millones a este capítulo, un 54% más que en el periodo 2014-2020. De esas cantidades, un 30% se dedicará a compromisos de asilo (vivienda o dotación económica), otro 30% a la integración (formación laboral, aprendizaje de idiomas...) y un 40% a los retornos de los considerados migrantes por motivos económicos (y, por tanto, sin derecho a protección).
Las expulsiones, fomentadas por Bruselas como señal para disuadir las llegadas irregulares, son complejas. En la práctica, los Estados no logran enviar de vuelta ni a un 40% de los extranjeros con órdenes de retorno.
Consciente de esas dificultades, el Ejecutivo comunitario pone el acento en los fondos destinados a evitar que lleguen los migrantes, especialmente a través del Mediterráneo. Uno de esos instrumentos es el mecanismo que financia parte de la asistencia que presta Turquía a los 3,5 millones de refugiados sirios que viven en su territorio. Fuentes del Gobierno italiano que no quisieron aparecer con nombre y apellido señalaron el martes a este periódico que Roma no tiene intención de vetar los 3.000 millones adicionales que la UE prometió a Turquía dentro de ese esquema. Cinco diferentes fuentes diplomáticas y comunitarias aseguran sin embargo a este diario, tal y como se publicó el martes, que Italia viene bloqueando ese programa desde hace semanas. Preguntado por esa controversia, el comisario europeo respondió: “Necesitamos dinero para las dos [Grecia e Italia] y lo gastamos en las dos”.
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