Así operan las disidencias de las FARC en Colombia
Alias Guacho, señalado por el asesinato de tres periodistas en la frontera con Ecuador, encabeza una de las dieciocho facciones que se mantienen en armas
El grueso de los excombatientes de las FARC, la guerrilla colombiana ya desarmada y convertida en partido político por cuenta del acuerdo de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos, transitan hacia la legalidad. Pero no su totalidad. Entre los desafíos de seguridad que enfrenta el Estado en medio de la implementación del pacto sobresalen las crecientes acciones de las disidencias. Por cuenta de la facción liderada por Walter Patricio Artizala, alias Guacho, incluso se han desbordado al vecino Ecuador, conmocionado por el asesinato de tres ecuatorianos secuestrados en la frontera.
La Fundación Ideas para la Paz (FIP) publicó este domingo una radiografía sobre “las trayectorias y dinámicas territoriales de las disidencias de las FARC”. El exhaustivo estudio les atribuye a estas estructuras armadas capacidad para “desestabilizar las condiciones de seguridad en ámbitos rurales y urbanos, dinamizar economías criminales e influir negativamente en la implementación de los acuerdos”, así como sabotear los esfuerzos para la construcción de paz “o los anhelos de quienes sí dejaron las armas”.
El Gobierno vincula las disidencias principalmente al narcotráfico y la minería ilegal. Pero la FIP advierte que, como ha ocurrido en otros países con conflictos armados, sus motivaciones no siempre son exclusivamente económicas, y pueden primar otras como las políticas e ideológicas: “Los cambios de liderazgos, los temores e incertidumbres sobre los avances de la implementación, las medidas de reincorporación y las garantías de seguridad, también han influido en el surgimiento de las disidencias”.
Los cálculos sobre la dimensión de este archipiélago de grupos varían. El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, ha calculado unos 1.100 hombres en armas, menos del 15% de lo que eran las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), mientras la FIP estima la cifra entre 1.200 y 1.400 hombres.
En aumento
El fenómeno se inició cuando una parte del Frente 1, una de las estructuras más representativas de las FARC cuyos orígenes se remontan a 1965, publicó a mediados de 2016 un comunicado en el que se apartaba del proceso de paz, al que tildó como una “traición”. El Frente 1 opera en tres departamentos del sureste del país: Vaupés, Guaviare y Meta. El anuncio provocó que la dirigencia de las FARC, que para entonces finalizaba los detalles de cuatro años de negociación en La Habana, expulsara a cinco mandos que desafiaron la tradicional verticalidad de la organización, entre ellos Gentil Duarte, al que habían enviado para intentar poner orden.
Desde entonces, otras facciones disidentes, que se suman a varios grupos armados que intentan ocupar el espacio abandonado por los rebeldes, han surgido en distintas regiones. Entre ellas la liderada en el departamento de Nariño por Guacho, responsable de los tres asesinatos en la frontera con Ecuador. El 5 % de los ataques de las disidencias han ocurrido en territorio ecuatoriano.
En varias regiones las disidencias ponen en riesgo las garantías de seguridad para los exguerrilleros y sus familiares contempladas en los acuerdos. "De un solo grupo (Frente 1), hemos pasado a entre 16 y 18 estructuras, las cuales agruparían aproximadamente 1.200 integrantes con algún tipo de presencia en diferentes zonas de 13 departamentos”, de los 32 que componen Colombia, advierte el informe.
En los últimos 21 meses se han atribuido a las disidencias 147 acciones como enfrentamientos, emboscadas y activación de artefactos explosivos. También son responsables de reclutamiento y desplazamiento forzados. Y la tendencia va en aumento. En lo que va de este año, se han registrado al menos 46 acciones, 38 más que las ocurridas en el mismo periodo de 2017, alerta la FIP.
Los liderazgos importan
El informe destaca, entre otros, a tres mandos de la extinta guerrilla que ahora lideran las estructuras más activas en distintas regiones. “No es posible equiparar las disidencias de las FARC comandadas por ‘Iván Mordisco’ en Guaviare, Vaupés y Guainía, con las que encabeza ‘Gentil Duarte’ en el Meta, ni menos con las que encabeza ‘Guacho’ en Nariño”.
Los liderazgos más políticos y con mando militar se proyectan de manera similar en disidencia, como ocurre con Gentil Duarte, mientras los mandos cuyas funciones en la insurgencia se limitaron a conseguir recursos y manejar las finanzas tienden a degradarse y criminalizarse.
- Gentil Duarte. Miguel Santanilla Botanche, alias Gentil Duarte, fue comandante de las FARC desde finales de los años 90 y sus excompañeros le reconocen capacidades políticas y militares. En su caso existe una fuerte presión social para que se mantenga en armas, apunta el informe, relacionada con el temor al avance de otros grupos criminales. Encabeza la disidencia del Frente 7, con más de 400 hombres. Viajó a La Habana durante las negociaciones, y su salida del proceso de paz es motivo de controversias. Lo enviaron para evitar que Iván Mordisco se apartara de la guerrilla, pero terminó sumándose a las disidencias.
- Iván Mordisco. Néstor Gregorio Vera Fernández, alias Iván Mordisco, perteneció durante más de 25 años a las FARC, y se destacó como uno de sus mandos más disciplinados. “Es reconocido como dogmático, radical y por haberse quedado en la “primera formación”, sin adaptarse a los cambios de la guerra y siempre en desacuerdo con la salida o negociación política”, según la FIP, que le atribuye un proceso de “degradación criminal”. Al mando de la disidencia del Frente 1, con menos de 200 hombres, lo distingue una actitud abiertamente hostil a los acuerdos y hacia quienes los promueven. También su oposición a los programas de sustitución de cultivos ilícitos, además de una marcada violencia y desconfianza hacia la población civil, particularmente las comunidades indígenas.
- Guacho. De origen ecuatoriano según algunas versiones, Walter Patricio Artizala, mejor conocido como Guacho, tiene conocimientos en explosivos y conexiones con el narcotráfico. Se ha convertido en el azote de la frontera con Ecuador, donde ha perpetrado acciones armadas que van desde cochesbomba hasta el asesinato del equipo del diario El Comercio. En su decisión de entrar en disidencia en Nariño, el departamento con más hectáreas sembradas de coca en Colombia, además de la presión de narcotraficantes de la zona, también pesó la falta de garantías de seguridad y la presencia de otros grupos armados, explica la FIP. Con agresivas campañas de reclutamiento, lidera el autodenominado Frente Olivier Sinisterra, que ha incorporado integrantes de otros grupos armados y cuenta con entre 450 y 500 hombres. Esta estructura, dependiente de narcotraficantes y emisarios de carteles internacionales, se opone abiertamente a los planes de sustitución y erradicación.
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