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Israel reconoce haber bombardeado un reactor nuclear sirio en 2007

El jefe del Estado Mayor afirma que acabarán con "cualquier instalación que amenace su existencia"

Imagen distribuida por el Ejército israelí que muestra el antes y el después del bombardeo de 2007.
Imagen distribuida por el Ejército israelí que muestra el antes y el después del bombardeo de 2007.AFP

Israel ha confirmado este miércoles que en septiembre de 2007 sus cazas bombardearon un complejo nuclear sirio construido con la colaboración de Corea del Norte en Al Kibar, en la provincia de Deir Ezzor. Desde hace más de una década era un secreto a voces que, a pesar del silencio oficial, la madrugada del 6 de septiembre de aquel año, Israel había llevado a cabo una importante operación militar en territorio sirio. Algunos de los documentos sobre esa operación acaban de ser desclasificados.

Israel y Siria optaron entonces por el silencio pero mantuvieron un clima de tensión que hizo temer el estallido de un nuevo conflicto bélico entre ambos. Siria se limitó a acusar a Israel de haber violado su espacio aéreo y a anunciar que lo denunciaría ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sin embargo nunca admitió que le habían destruido una instalación nuclear que estaba prácticamente finalizada.

Extraoficialmente habían trascendido algunos detalles que apuntaban a que Israel había hecho saltar por los aires el fruto de la cooperación secreta entre el régimen del presidente sirio, Bachar el Asad, y los norcoreanos, pero es ahora, al reconocerlo Israel oficialmente, cuando algunos de los miembros del aparato militar y de inteligencia israelíes implicados en la operación han hablado abiertamente. De sus declaraciones en los medios hebreos se desprende que Israel sospechaba desde hacía años que Siria pretendía desarrollar su propio programa nuclear, pero no había logrado evidencias de ello.

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En marzo de 2007, un golpe de suerte hizo que agentes del Mosad—el servicio de inteligencia exterior israelí— que estaban siguiendo los pasos de Abdul Qadeer Khan —conocido como el padre del programa nuclear paquistaní y cerebro del desarrollo del programa libio— encontrasen en su apartamento en Viena documentación relativa al proyecto sirio. Unas fotos de Qadeer Khan con científicos norcoreanos, así como otros documentos que permanecen clasificados, les proporcionaron las pruebas que necesitaban. Las instalaciones que Siria estaba construyendo en una zona semidesértica en el noreste del país, y que la unidad de inteligencia militar israelí monitorizaba ya vía satélite, eran una copia de la instalación nuclear norcoreana de Yongbyon. “A pesar de la buena sintonía que entonces había entre [el presidente de EE UU, George W.] Bush y [el primer ministro hebreo, Ehud] Olmert, Israel no pudo convencer a Estados Unidos de que destruyera el nuevo complejo sirio”, asegura Ronen Bergman, analista israelí y experto en asuntos militares y de inteligencia.

Por eso Israel decidió poner en marcha por segunda vez en su historia lo que se conoce como Doctrina Begin —llamada así en honor del ex primer ministro israelí, Menagen Begin, que en 1981 dio luz verde al bombardeo de las instalaciones nucleares de Osirak, en Irak—. En una entrevista concedida al diario The Jerusalem Post, el entonces ministro de Defensa, Amir Peretz, reconoce que fue en abril de 2007 cuando tomaron la decisión de diseñar el plan para destruir el reactor nuclear que según los sirios no era más que un complejo militar. Un plan que culminó su sustituto en el cargo, Ehud Barak, que ha negado este miércoles las acusaciones de Olmert de haber retrasado deliberadamente el bombardeo para obtener todo el crédito de la operación.

“Israel no aceptará la construcción de ninguna instalación que amenace su existencia. Ese fue el mensaje en el 81, ese fue el mensaje en 2007 y ese es el mensaje para nuestros enemigos en el futuro”, reconocía en un comunicado el Jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Gadi Eisenkot. Según los documentos hechos públicos, los F-15 y F-16 israelíes habrían lanzado sobre la instalación siria 17 toneladas de bombas en apenas un minuto

Los expertos creen que Israel ha decidido reconocer los hechos precisamente ahora para disuadir a Irán. “Lo que sucedió es la prueba de que cuando se abandona a Israel, reacciona con fuerza extrema. Es un aviso también frente a cualquier intento iraní de desplegar tropas permanentemente en Siria”, dice Bergman. La publicación el próximo mes de un libro escrito en prisión por el ex primer ministro Ehud Olmert también ha disparado las especulaciones sobre si aportará nuevos detalles de la operación hasta ahora mantenida en secreto.

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