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Las potencias nucleares rechazan la propuesta de la ONU contra las armas atómicas

En julio 122 países aprobaron un texto de Naciones Unidas que EE UU, Reino Unido y Francia no firmarán

J. M. ABAD LIÑÁN

La ICAN, la campaña internacional para prohibir las armas nucleares, ganadora del premio Nobel de la Paz fallado este viernes en Oslo, ha hecho de la defensa del reciente Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares su razón de ser. El texto del tratado, aprobado por la ONU el pasado 7 de julio, es el primero contra las armas nucleares multilateral y legalmente vinculante en 20 años, según Naciones Unidas. Se adoptó con el voto a favor de 122 países, uno en contra (Países Bajos) y la única abstención de Singapur. Su objetivo es prohibir un gran número de actividades vinculadas al uso armamentístico de la energía nuclear: desarrollarlas, hacer pruebas con ellas, producirlas, adquirirlas, tenerlas en posesión o almacenarlas. También proscribe que se usen como amenaza.

Previa a la aprobación, dos tercios de los miembros de la ONU, además de la Unión Europea, la Cruz Roja y otras entidades internacionales mantuvieron negociaciones durante meses. Pero para que entre en vigor hay que esperar hasta que pasen 90 días a partir de la fecha en que al menos 50 países lo hayan ratificado. La firma y ratificación a los Estados miembros está abierta desde el pasado día 20 de septiembre. Desde entonces 53 países lo han firmado y solo tres de ellos además lo han ratificado.

El futuro tratado nace con una enorme cojera: de sus negociaciones se ausentaron los países que tienen armas nucleares. Entre ellos Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que el mismo día de la aprobación publicaron una declaración conjunta muy crítica con el acuerdo. "No tenemos intención de firmar, ratificar o formar parte de él jamás", afirmaban en el texto, para añadir: "No habrá cambio en las obligaciones legales de nuestros países al respecto de las armas nucleares". Los firmantes consideraban además que el tratado "ignora" el actual contexto de seguridad en el mundo.

La presidenta de la conferencia de la ONU de la que nació el tratado, la costarricense Elayne Whyte Gómez, recordó el origen del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (en vigor desde 1970, dos años después de su aprobación), que al principio no consiguió muchas adhesiones. Hoy, en cambio, cuenta con la firma de la práctica unanimidad de países del mundo, con la excepción de India, Pakistán, Israel y Sudán del Sur. Corea del Norte, firmante, fue expulsada.

Otros Nobel en contra de las armas

No es la primera vez que los Nobel premian la seguridad nuclear. En 2005, el premio recayó en la Agencia Internacional de la Energía Atómica, "por sus esfuerzos para evitar que la energía nuclear se use con propósitos militares y para garantizar que la energía nuclear con fines pacíficos se utiliza de la manera más segura posible". Además, el comité de los premios ha concedido el galardón a otras organizaciones similares a la premiada ahora, sea por perseguir el uso indebido de la energía nuclear o por prevenir las armas en general. En 1985 lo concedió a la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, en 1995 a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, y en 1997 a la Campaña Internacional para Prohibir las Minas Terrestres.

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Sobre la firma

J. M. ABAD LIÑÁN
Es redactor de la sección de España de EL PAÍS. Antes formó parte del Equipo de Datos y de la sección de Ciencia y Tecnología. Estudió periodismo en las universidades de Sevilla y Roskilde (Dinamarca), periodismo científico en el CSIC y humanidades en la Universidad Lumière Lyon-2 (Francia).

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