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Corea del Norte estudia atacar las bases militares de EE UU en Guam

El secretario de Estado estadounidense llama a la calma tras el cruce de amenazas: "Los americanos pueden dormir tranquilos"

Un bombardero despega de la base Anderson, en Guam.Vídeo: Reuters-Quality

Corea del Norte aseguró este miércoles que tiene entre manos un plan para atacar con misiles balísticos las bases estadounidenses en la isla de Guam, un importante enclave militar de Washington en el Pacífico. Esta nueva escalada verbal del régimen liderado por Kim Jong-un se conoce apenas horas después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtiera a Pyongyang de "una furia y un fuego jamás vistos en el mundo" si sigue con sus amenazas.

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La virulencia de la declaración del estadounidense sobre Corea, sin apenas precedentes, ha despertado críticas en la propias filas del Partido Republicano. El secretario de Estado, Rex Tillerson, volvió a ejercer de apagafuegos este miércoles y llamó a la calma. "Los americanos pueden dormir tranquilos por la noche", dijo, descartando cualquier "peligro inminente". Y justificó las palabras de Trump al explicar que lo que había hecho el empresario neoyorquino no era sino "enviar un mensaje contundente, en el lenguaje que Kim Jong-un entiende".

Y ese es el lenguaje, más moderado en formas que el lunes, que Trump volvió a utilizar desde su cuenta de Twitter esta mañana. "Mi primera orden como presidente fue renovar y modernizar nuestro arsenal nuclear. Ahora es más fuerte que nunca", escribió. "Con suerte, nunca tendremos que usarlo, pero no llegará el día en que no seamos la nación más poderosa del mundo", advirtió. Unas horas antes, Pyongyang, había amenazado Guam.

El Ejército norcoreano, según explicó la agencia norcoreana KCNA citando a un portavoz, está "examinando cuidadosamente un plan operativo para un fuego envolvente en torno a Guam con misiles de alcance medio-largo Hwasong-12 con el objetivo de contener las principales bases estratégicas de Estados Unidos en la isla, incluida la Base Aérea de Anderson". El ataque se produciría cuando Kim Jong-un lo ordenara. Los proyectiles Hwasong-12 tienen un alcance estimado de entre 3.500 y 6.000 kilómetros, una distancia suficiente para alcanzar este territorio estadounidense, donde viven unas 160.000 personas.

Rex Tillerson, secretario de Estado de EE UU, asegura que Kim Jong-un no entiende el lenguaje de la diplomacia.Vídeo: REUTERS / REUTERS-QUALITY
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El despacho de KCNA no hace referencia a las últimas palabras de Trump y parece dar respuesta al despliegue reciente de bombarderos estadounidenses B-1B en la península coreana, que han volado desde esta isla en el Pacífico hasta Corea del Sur a modo de demostración de fuerza tras los últimos lanzamientos de misiles por parte de Pyongyang. "En la mañana del 8 de agosto los piratas aéreos de Guam volvieron a aparecer en los cielos del Sur para realizar una alocada maniobra que simula una guerra real", dijo el portavoz. Estos aviones de combate despegaron de la citada base de Anderson.

Corea del Norte ha subido varios tonos sus amenazas verbales contra Estados Unidos desde que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó el sábado una nueva ronda de sanciones económicas contra el país. La resolución obtuvo el respaldo de todos los países, incluidos China y Rusia, y se negoció tras el lanzamiento de dos misiles balísticos de alcance intercontinental durante el mes de julio.

Pyongyang ha amenazado con responder a Estados Unidos con "acciones físicas" por estas sanciones y de "llevar a cabo una guerra sin cuartel" si Washington decidiera optar por un ataque preventivo para frenar el programa de armamento nuclear norcoreano. "El Ejército Popular de Corea está dispuesto y preparado para iniciar un conflicto armado total", dijo el portavoz castrense.

En las últimas semanas y tras varias pruebas de armamento, el régimen del país asiático ha presumido de ser capaz de golpear "cualquier punto" del territorio continental estadounidense. El objetivo de Pyongyang es miniaturizar bombas nucleares para equiparlas a sus misiles de largo alcance, algo que ya habría conseguido, según un informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa citado por The Washington Post. Menos claro está, aunque la propaganda norcoreana así lo proclame, que el país domine la tecnología necesaria para evitar que un proyectil de estas características se desintegre cuando vuelve a entrar en la atmósfera para impactar el objetivo.

Corea del Norte rechaza cualquier negociación que suponga parar o abandonar su programa nuclear o de misiles, al alegar que se trata de una medida disuasoria para hacer frente a la "amenaza constante y política hostil" practicada por Estados Unidos. Este año, varios altos cargos de la administración Trump han repetido que la opción militar "está sobre la mesa" ante el acelerón que se ha registrado de las pruebas de armamento. El uso de la fuerza, sin embargo, es muy poco probable porque Washington necesitaría el visto bueno de sus aliados en la región, Corea del Sur y Japón, y ambos están a tiro del arsenal atómico de Pyongyang.

En este sentido, y durante una conversación telefónica el pasado lunes, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, instó a Trump a descartar cualquier opción militar contra el país vecino. "Corea del Sur no puede permitirse otra guerra", le recordó.

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