_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un nuevo ciclo, pero en Colombia

La cuestión es si gobernabilidad se conquista con repartija burocrática o con liderazgo

Diana Calderón

Sin duda la acumulación de poder en una sola persona provoca desequilibrios al interior de cualquier gobierno. Y es posible que la hasta hace unas horas ministra de la presidencia de Colombia María Lorena Gutiérrez lo hubiera acumulado, pero no porque lo buscara. En buena hora lo hizo. Alguien tenía que ocuparse de liderar reformas, cuidar lo público e incluso controlar los apetitos burocráticos de quienes estaban acostumbrados a ser saciados.

Desconozco si su renuncia dejó heridas en la Casa de Nariño. Si la forma o el tono no gustaron. Curioso cuando de forma y tono quienes celebran su salida son expertos. Pero el tema de fondo es otro. Es la gobernabilidad que se conquista con repartija burocrática o milimetría partidista o con liderazgo y política, que es muy distinto.

La crisis interna que se desató o mejor se visibilizó en el gobierno luego de la conformación de una terna por parte del Presidente para que la Corte Suprema elija al próximo fiscal, no es otra cosa que la realidad del ejercicio del poder en nuestro país.

Y esa realidad se puede leer a través de los nombres de los elegidos en la terna: Néstor Humberto Martínez, candidato de los afectos del vicepresidente Germán Vargas Lleras que aspira a suceder a Santos recorriendo el país por todas las vías, carreteras y medios posibles para su fin.

Se trata de una gran jurista que se la jugó por el presidente Santos en su campaña de la reelección. Ha sido ex ministro de Justicia de un gobierno cuestionado como el de Ernesto Samper; y de otro no menos regular como el de Andrés Pastrana. Pero de la incapacidad de sus anteriores jefes él no tiene la culpa. Es hábil y estudioso y es además socio de la firma DLA Piper, abogado de uno de los empresarios más prósperos del país, Luis Carlos Sarmiento, quien a su vez es dueño del periódico El Tiempo y del 27% de la banca, según Asobancaria. Para sus críticos, Martínez tendría conflictos de intereses para desempeñarse como fiscal y para su grupo de amigos, varios de ellos activos periodistas del círculo del vicepresidente, es el hombre idóneo para el cargo.

Yesid Reyes, saliente ministro de justicia, también entró a la terna mostrando otra realidad del país y de los partidos. Liberal, hijo del inmolado presidente de la Corte Suprema durante la toma y retoma del Palacio de Justicia por parte del M-19 con apoyo del narcotráfico. Tiene fama de litigante serio. Su paso por el ministerio aún está por evaluar. Le ganó la inclusión en la terna a otro liberal, al fiscal encargado Jorge Perdomo a quien un sector del partido apoyaba visibilizando la atomización de opiniones en esa colectividad sin Dios ni Ley, con una jefatura en manos de los más disímiles integrantes, cada uno buscando la misma acumulación de poder que le critican al partido del vicepresidente, que sí la está obteniendo.

Newsletter

El análisis de la actualidad y las mejores historias de Colombia, cada semana en su buzón
RECÍBALA

Mónica Cifuentes, penalista que ya trabajó en la Fiscalía que ahora aspira a dirigir, entró primero por competente, pero también por la cuota femenina. Por ahora la única sin intereses políticos conocidos, que devolvería la independencia a la rama judicial pues el saliente fiscal Eduardo Montealegre se la quitó. Al punto que en represalia porque su candidato a fiscal no fue ternado, dicen que acaba de rechazar la embajada con la que iba a hacer reconocido, por no decir premiado, en Alemania.

Cada uno de los ternados terminó por mostrar la realidad de la política interna en la Casa de Nariño y el Congreso colombianos, al punto que Santos anunció el fin de un ciclo y el comienzo de otro. Ojalá ese nuevo ciclo, no en la Habana sino en Colombia, no se construya sobre la base del chantaje. Me refiero a que no puede ser usado el gabinete para solucionar los problemas que generó la decisión de conformar la terna.

En los cambios que introduzca el presidente en su equipo sería deseable que amplíe la participación a otras fuerzas políticas, que los elegidos sean conocedores de los temas para los cuales son designados. Que lo emblemático de sus nombres no se imponga sobre sus competencias como ocurre con el recién nombrado Alan Jara en la Unidad de Víctimas, o como el nuevo ministro de Minas, impuesto por otro ministro del Partido Conservador, al que también reconocen cada tanto para equilibrar la repartija.

Y sigo…o a Roy Barreras, presidente de la U, otro partido sin líder que incluso funciona en instalaciones sin luz ni agua, designado hace unos días para que vaya a La Habana, a convencer más rápido a las FARC de firmar el acuerdo de paz. No dudo de las capacidades de Roy para la interlocución pero ampliar las vocerías es contrario a las necesidades de la discreción.

Enfrentamientos verbales, aspiraciones y agendas propias, todo eso es parte de la política. Lo que hace el vicepresidente Vargas Lleras es política. ¿Es que acaso no es para eso que están en esas posiciones? Lo que hacen todos es política. Y el presidente lo sabe. Por eso el que no puede dejar de hacer política es Santos. Y mucho menos dejar de gobernar con libertad, sin que lo secuestren sus propios amigos y enemigos al interior del gobierno, cambiando un poco sus anillos de confianza donde cada día se cocina como en las cocinas, los platos poco digeribles para la opinión.

*Diana Calderon es directora de informativos y de @hora20 de Caracol Radio Colombia. Twitter @dianacalderonf

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_