Merkel se somete al primer examen electoral a su política migratoria
La participación registrada, superior a los anteriores comicios, puede perjudicar a los populistas de AfD
Uno de cada cinco alemanes está llamado este domingo a elegir su Parlamento regional. Pero estas elecciones, que en principio deberían girar en torno a cuestiones locales, han sido absorbidas por el asunto que monopoliza el debate público del país: los refugiados. Los ciudadanos de tres Estados juzgarán por primera vez la gestión de la crisis de la canciller Angela Merkel. Las encuestas anticipan un castigo a los dos partidos gobernantes y el ascenso de los populistas antiinmigración. Pese a todo, es poco probable que Merkel vaya a cambiar su política.
La participación en esta elecciones, a las que están llamados unos 17 millones de votantes —una quinta parte de la población de Alemania— aumentó en dos de los tres Estados en comparación con los anteriores comicios. A las 11 de la mañana, la participación en Sajonia-Anhalt era de un 25% (un 5% más que en 2011) y en Renania-Palatinado se registró una participación de en torno al 40% (incluyendo el voto por correo), lo que supone un aumento del 9% respecto a 2011. Los analistas consideran que una alta participación podría perjudicar a los populistas de AfD, ya que su electorado está muy movilizado. Se prevé que los sondeos a pie de urna se den a conocer sobre las 18h.
El panorama político en los länder en juego es muy distinto, pero los tres comparten algunos rasgos comunes. La llegada de un millón de solicitantes de asilo el año pasado pasará factura a los partidos que gobiernan en Berlín, a los democristianos de Merkel y, más aún, a los socialdemócratas del SPD. Y la formación populista de derechas Alternativa para Alemania (AfD) crecerá hasta infligir al SPD la humillación de superarlo en votos en Sajonia-Anhalt y pisarle los talones en el muy importante Estado de Baden-Wurtemberg.
Merkel se ha implicado a fondo en la campaña. Y ello a pesar de que los tres candidatos de su partido se iban distanciando de sus recetas para superar la crisis de refugiados a medida que su popularidad caía en las encuestas. Hace unos meses, parecía casi seguro el triunfo de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado. Este domingo, sin embargo, parece más probable que el primero siga en manos de Los Verdes —un duro golpe en una región que tradicionalmente había sido un feudo democristiano—, y la batalla por el segundo está muy igualada. Si la CDU no llega al Gobierno en ninguno de estos dos Estados, el descontento de las bases y los cargos medios con la jefa del partido amenaza con crecer.
Y, sin embargo, Merkel tiene poco margen para maniobrar. “Hay situaciones en la vida, como la del pasado otoño, en las que uno no puede pararse y mantener largos debates sobre principios”, aseguró ayer Merkel en el último acto de campaña. Trataba así de defenderse reivindicando su controvertida decisión de llevar a Alemania a las miles de personas que se agolpaban en Budapest, un paso que fue tan criticado como halagado. Sus defensores arguyen que con esta decisión, la jefa del Gobierno alemán dio una muestra de humanidad y de liderazgo moral. Los críticos le acusan de haber actuado sin tener en cuenta al resto de la UE y de haber agudizado la crisis con una especie de efecto llamada.
AfD, en la mitad de Parlamentos regionales
Si las encuestas no andan muy desencaminadas, el partido populista de derechas Alternativa para Alemania (AfD) confirmará este domingo su implantación nacional. Observado en sus orígenes como un fenómeno destinado a triunfar solo en el este del país, AfD está a punto de conquistar tres nuevos Parlamentos regionales, dos en el oeste y uno oriental.
Con este paso, la formación que lidera Frauke Petry estará presente ya en ocho de los 16 länder y en el Parlamento Europeo. El partido que defiende una línea dura contra la inmigración y aumentar las ayudas sociales a los ciudadanos alemanes a costa de los refugiados se prepara así para las elecciones nacionales de 2017. Si logra su objetivo de entrar en el Bundestag —algo garantizado con los niveles de apoyo actuales— sería la primera entrada en el Parlamento desde los años sesenta de un partido a la derecha de la familia democristiana.
“Se ha repetido que estas elecciones son como un plebiscito. Pero no creo que sus resultados vayan a determinar la política de Merkel. Incluso si fueran muy malos, ella podría objetar que los candidatos victoriosos en Baden-Wurtemberg y en Renania-Palatinado [un verde y una socialdemócrata] han respaldado con más energía su política que los de la CDU”, explica Daniela Vates, articulista en diarios como el Berliner Zeitung.
Quizás estas elecciones no vayan a determinar la marcha del Gobierno, pero sí servirán como toma de temperatura a una población cada vez más dividida entre los que dan la bienvenida a los recién llegados, los que muestran actitudes xenófobas y una mayoría que se sitúa entre ambos grupos.
Los comicios servirán también para testar el estado de ánimo en los dos grandes partidos y sus posibilidades para las elecciones nacionales de 2017. “La CDU está muy dividida entre el sector que considera que acoger a los refugiados es una obligación humanitaria y los que piensan que hay que dar marcha atrás y mostrar una cara más dura. Y estas elecciones influirán en este debate; y en la decisión de Merkel para presentarse a un cuarto mandato en 2017”, asegura Stefan Kornelius, responsable de internacional del Süddeutsche Zeitung y gran conocedor de lo que ocurre en la Cancillería.
Descienden las llegadas
Merkel llega a las elecciones en unos días en los que la crisis de refugiados parece haber dado un bandazo. La cumbre europea del pasado lunes propuso, a iniciativa de Berlín, la idea de devolver de Grecia a Turquía a los solicitantes de asilo, a cambio de unos contingentes que viajarían directamente de Turquía a la UE. Volvía a aparecer la idea de que Alemania impulsaba una decisión europea al dictado de sus intereses de política interna. Y, algo quizás más inmediato para el alemán medio, los comicios coinciden con un respiro en los flujos de llegadas. Este descenso obedece al cierre de la ruta de los Balcanes, que se decidió en contra de la voluntad de Merkel.
Los efectos de las elecciones para Sigmar Gabriel, líder del SPD y vicecanciller, pueden ser aún más directos que para Merkel. Los socialdemócratas tratan de revertir una tendencia que parece catastrófica. Gabriel ha desmentido que vaya a dimitir si los resultados son tan malos como apuntan las encuestas. Pero tras ser reelegido presidente del partido con una gran oposición interna, un nuevo golpe electoral complicaría sus posibilidades para presentarse en 2017 como candidato a canciller.
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