Los accidentes de aeronaves militares desatan una polémica en Colombia
Gobierno y uribismo se enzarzan por el motivo de los siniestros y la falta de mantenimiento de los aparatos sobrevuela el debate
En cinco días, entre el último día de julio y el 4 de agosto, 27 miembros de la Fuerza Pública de Colombia murieron en sendos accidentes aéreos. Desde entonces, las especulaciones y las teorías sobre qué ocurrió para que un avión Casa 235 y un helicóptero Black Hawk acabasen estrellados no han cesado. El uribismo, el sector de la oposición crítico con el proceso de paz, asegura, sin aportar pruebas contundentes, que las aeronaves fueron atacadas por la guerrilla de las FARC. El Gobierno lo niega tajantemente y afirma que se trató de dos fatales accidentes, derivados, en su opinión, de las condiciones meteorológicas. El manto de la polarización crónica que vive el país tapa una tercera arista en este debate: la calidad del mantenimiento de las aeronaves.
El asunto ha generado tanta polémica que la semana pasada el tema fue abordado en el Senado. “Altos oficiales de las Fuerzas Armadas confirman en privado derribamiento terrorista del helicóptero. Gobierno los silencia”, aseguró el expresidente y senador Uribe sobre la muerte de 16 militares en una operación contra el clan Úsuga. Uribe aportó documentos con declaraciones de pilotos y expertos y testimonios de vecinos de las zonas que aseguraban que antes de los siniestros se habían producido combates, pero no más pruebas.
El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, y el senador del Partido de la U, socio de Gobierno, Mauricio Lizcano trataron de frenar las arremetidas de Uribe y otros senadores de la bancada del Centro Democrático, siempre con el argumento de que se trató de accidentes y negando cualquier ataque. “Hoy tenemos la situación ilógica de que la especulación se trata como certeza y las hipótesis de la investigaciones disponibles para el Gobierno son una gran mentira”, lamentó Villegas.
Entre tanto, el senador del Polo Democrático Iván Cepeda abrió el abanico de las tesis y trasladó las dudas a la calidad, y la seguridad, de las operaciones de mantenimiento de las aeronaves. Cepeda hizo especial hincapié en que parte de la flota actual de las Fuerzas Armadas está compuesta por aeronaves usadas que han sido modificadas para adecuarlas a las necesidades, aunque no todas contarían con certificación oficial.
“Un proceso de modificación dura años y requiere de miles de horas de ensayo para que se puedan llegar a estándares de confiabilidad, pero acá se hacen ese tipo de cambios sin control y evaluación externa”, criticó Cepeda. Las aeronaves afectadas serán de todo tipo, desde aviones fantasma hasta Black Hawk, pero también Casa o Cessna.
En total, según los datos aportados por Cepeda durante su intervención en el debate, y confirmados por diversos expertos en la materia, desde 2009 se han producido 11 incidentes en los que se vieron involucrados diez aviones y que costaron la vida a tres pilotos. Además, los siniestros de la flota de Black Hawk han dejado 24 muertos. Una veintena más de miembros de las Fuerzas Armadas perdieron la vida otros accidentes.
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